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Universidad de las Artes. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 13/12/2021 | 08:44 pm
Unas 44 hectáreas del reparto Cubanacán ocupaban los terrenos destinados a la práctica del golf en el exclusivo Country Club de La Habana.
Al decir de la Doctora en Ciencias del Arte, Hortensia Peramo, allí se cumplían los tres principios discriminatorios de la sociedad cubana capitalista: la discriminación por clase, origen y raza. Por eso no todos tenían acceso al Country Club, ni siquiera el dictador Fulgencio Batista.
El sueño de la ciudad de las artes
Cuentan que cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz visitó el lugar se quedó extasiado con la belleza de aquel lugar paradisiaco.
Una idea le vino a la mente: era el sitio ideal para fundar la ciudad donde se formarían los futuros artistas de la Revolución.
Con ese fin llamó a la arquitecta Selma Díaz Llera, comprometida con la arquitectura social. Ella, a su vez, convocó a su colega Ricardo Porro, quien sumó a dos italianos: Vittorio Garatti y Roberto Gottardi.
Los tres tenían la misión de erigir en Cuba la escuela de arte más bella del mundo: una obra moderna y de carácter simbólico en cuya concepción se integraban la naturaleza circundante y la accidentada topografía de la zona, atravesada por el río Quibú.
El camagüeyano Porro fue el encargado de proyectar las escuelas de Artes Plásticas y Danza Moderna, concluidas en 2009. El veneciano Gottardi imaginó cada detalle de la Facultad de Artes Escénicas, y Garatti realizó los diseños de las escuelas de Ballet y Música.
Según entendidos en la materia, en el vanguardista proyecto arquitectónico prevalece como material la bóveda catalana o tabicada, que armoniza con los elementos estructurales y funcionales de manera orgánica y se relaciona con el diseño a nivel compositivo y técnico.
Todo se fue haciendo sobre la marcha, recordó en un encuentro con estudiantes la historiadora del arte, crítica y curadora Hortensia Peramo.
En el área del comedor los arquitectos realizaban sus proyectos; los albañiles levantaban los muros y el maestro al frente de las obras consultaba in situ a los artistas para resolver de inmediato cualquier problema constructivo.
Otra vida para la universidad de las artes
Hoy coexisten en el mismo escenario de Cubanacán algunos centros educativos del nivel medio de la enseñanza artística con la Universidad de las Artes, institución fundada en 1976, con el nombre de Instituto Superior de Arte (ISA).
Como parte de las celebraciones por el aniversario 45 de ese recinto universitario y dentro de la Jornada de la Cultura Italiana en Cuba tuvo lugar la presentación del proyecto de colaboración internacional ¡Qué no baje el telón!, que tiene entre sus objetivos devolverle el esplendor a la Facultad de Arte Teatral.
Anfiteatro sin concluir. Foto: Abel Rojas Barallobre
En el Aula Magna del ISA, José Ernesto Nováez, rector de ese centro de altos estudios, calificó de transgresor el proyecto concebido en los años 60, que trasladó la belleza de la arquitectura milenaria italiana y la adaptó a las tradiciones constructivas cubanas.
Italia tiene con el ISA una larga historia de colaboración, señaló Roberto Vellano, embajador de esa nación europea en Cuba.
Agregó que Gottardi fue un gran arquitecto, muy comprometido con la Mayor de las Antillas, y que para su país es un honor contribuir al rescate del teatro, una de las formas más antiguas y más nobles de las artes escénicas.
Pasillos exteriores de la Facultad de Arte Teatral. Foto: Abel Rojas Barallobre
Por su parte, Ada Llanes Marrero, directora de Colaboración Internacional del Ministerio de Cultura (Mincult), explicó que el proyecto, financiado por la Oficina Italiana de Cooperación para el Desarrollo, tiene como ejes fundamentales potenciar el trabajo comunitario, así como la conservación, gestión y puesta en valor del patrimonio cultural del ISA.
Otros objetivos son fortalecer el sistema inversionista y la transferencia de conocimientos desde la Universidad de Florencia hacia Cuba, las investigaciones científicas y la firma de convenios internacionales.
En tanto, el Plan de Gestión y Conservación de las Escuelas Nacionales de Arte, presentado por el profesor Davide Del Curto, del Politécnico de Milán, contempla también la reducción del impacto energético e hidráulico.
Una escuela creativa
Nuevos aires se respiran en el ISA gracias a la labor desarrollada por Paola Larghi, representante en Cuba del Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP, por sus siglas en italiano).
Mediante el proyecto Habana CreActiva se ha realizado un mapeo de los potenciales culturales del municipio de Playa con vistas a convertir el Consejo Popular Buenavista en un Distrito Cultural, una de las líneas estratégicas para el desarrollo económico y social del país.
Fachada de la Facultad de Arte Teatral. Foto: Abel Rojas Barallobre
Desde el CISP se ve el ISA como territorio fértil para la experimentación. El área de la residencia estudiantil devendrá zona creativa a través de emprendimientos culturales relacionados con la música electrónica y los audiovisuales.
Al rescate de la facultad de arte teatral
Yanet Feliciano, directora de Relaciones Internacionales del ISA, señaló que en septiembre de 2019 se inició el trabajo de asistencia técnica de la Universidad de Florencia en aras de rehabilitar la Facultad de Arte Teatral.
A través del proyecto ¡Que no baje el telón!, que contará con el apoyo de varias instituciones cubanas, se pretende conectar a todas las áreas de la Universidad.
Las obras constructivas serán asumidas por la empresa Atrio, del Mincult. Con estas se buscará no solo mejorar la oferta educativa, sino también diseñar áreas funcionales para todas las especialidades que se estudian en la escuela, incluido el diseño escénico.
El arquitecto italiano Alessandro Merlo confiesa que ha sido un trabajo duro. Ya se han completado las pruebas de los materiales que se emplearán y se han impartido seis cursos de capacitación a los profesionales encargados de la restauración de los 14 bloques que conforman la Facultad.
Para ello se procedió al análisis y levantamiento digital del patrimonio del territorio y a la confección de una maqueta en 3D.
El proyecto está casi listo y ya lo debemos entregar para que se inicien las obras de acuerdo con el cronograma de ejecución, concluyó.
Un performance en la escuela de Gottardi
Para algunos fue la primera vez entre esos muros, donde se han formado varias generaciones de teatristas cubanos. Para otros, el reencuentro con la escuela proyectada por Gottardi les trajo una mezcla de alegrías, añoranzas y nostalgias. Es que hace cerca de una década la Facultad dejó de radicar físicamente en ese inmueble.
Los salones del Castillo de Elsinor volvieron a vibrar con el estreno del performance Gran glassé, concebido por Giulia Zacchini y dirigido por Alexis Díaz de Villegas. Foto: Abel Rojas Barallobre
Ahora volvió a cobrar vida el legendario Castillo de Elsinor, donde se presentó el volumen ¡Que se levante el telón!, antología de textos sobre el nuevo teatro italiano y cubano, a cargo de Osvaldo Cano, crítico, profesor y ex decano de esa Facultad, y Alessandra Basile, al frente del proyecto.
Presentación del libro ¡Qué se levante el telón!, a cargo de Osvaldo Cano, crítico, profesor y ex decano de esa Facultad. Foto: Abel Rojas Barallobre
La antología recoge 12 textos: seis de autores italianos y seis cubanos, representativos de la escena teatral contemporánea en ambas naciones.
Es que la colaboración con la Embajada de Italia vislumbra también la realización de actividades relacionadas con el mundo de la escena teatral.
Por eso durante una semana la dramaturga italiana Giulia Zacchini y el actor, director escénico y profesor Alexis Díaz de Villegas impartieron un taller a estudiantes de Teatro y músicos egresados de la Universidad, cuyos resultados se concretaron en el performance Gran glassé, que le devolvió el alma y la espiritualidad a la Escuela de Artes Dramáticas.
