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Historias de casi todo el mundo compiten por el Oscar

Tres filmes latinoamericanos compiten con cintas de todo el orbe en la categoría Mejor película internacional

Autor:

Joel del Río

Siete embajadoras europeas (Francia, Bosnia-Herzegovina, República Checa, Rumanía, Rusia, Noruega y Dinamarca), tres asiáticas (Irán, Taiwán y Hong Kong), tres latinoamericanas (Chile, Guatemala y México) y dos africanas (Túnez y Costa de Marfil) completan la lista de 15 posibles aspirantes al Óscar en la categoría ahora llamada Mejor película internacional, y antes conocida como Mejor película de habla no inglesa, entre las cuales se elegirán las cinco finalistas que se darán a conocer el 15 de marzo y competirán por un solo premio, a entregarse en una gala anunciada para el 25 de abril.

De las cinematografías europeas, tradicionalmente nominadas, este año figura solo la francesa (que ha ganado nueve veces y ha sido nominada en 40 ocasiones): la ópera prima de Filippo Meneghetti titulada Entre nosotras, sobre dos mujeres mayores (interpretadas de maravilla por Barbara Sukowa y Martine Chevallier) que son vecinas y también protagonistas de una compleja historia de amor, pues han sido amantes durante décadas. A los galos se les viene negando el triunfo desde 1992, cuando ganaron con Indochina. Desde entonces solo amenazan y tiran a dar en la diana cuando lograron que fueran nominadas algunas de sus mejores películas más recientes: Amelie, El coro, La clase, Un profeta, Mustang y Los miserables, esta última en 2019, entre otras.

Otra historia de amor entre adultos mayores cuenta Esperanza, el filme noruego sobre un hombre y una mujer cuya prolongada vida en pareja se ve afectada por el cáncer cerebral que le diagnostican a ella. Sin embargo, resultará difícil para la filmografía francesa y noruega alzarse vencedores por la presencia en competencia del consagrado danés Thomas Vinterberg, uno de los más talentosos propulsores del otrora célebre movimiento Dogma 95, cuyo filme, Otra ronda, ya optó por el Globo de Oro y ha conquistado los mayores reconocimientos del cine europeo. El protagonista es un aburrido y mal amado profesor, quien se suma a una cuadrilla de colegas decididos a poner en práctica la teoría sobre mantener una mínima tasa de alcoholemia en el cuerpo para mejor sociabilizar, y reactivar la vida profesional y afectiva.

Un matiz más social, e incluso político, ostentan las cuatro películas procedentes de Europa oriental: Quo Vadis, Aida?, de Jasmila Žbanić, se ambienta en julio de 1995, cuando Aida, una traductora de la ONU, intenta salvar a su familia poco antes de que ocurra la masacre de Srebrenica, durante la guerra bosnia. La rusa Queridos compañeros, del veterano y varias veces célebre Andrei Konchalovski, es un drama histórico sobre una madre que busca desesperadamente a su hija en medio de acontecimientos violentos ocurridos en 1962.

Colectivo es un documental rumano dirigido, escrito, producido y editado por Alexander Nanau, quien escoge como personajes centrales a un grupo de periodistas-investigadores que cada día se disponen a descubrir casos de fraude, corrupción y mala administración en la salud pública. También lidia con la medicina y la curación, pero en retrospectiva, la checa Charlatán, nuevo filme de la respetada cineasta polaca Agnieska Holland, quien le rinde homenaje al curandero Jan Mikolášek, quien logró sanar, a mediados del siglo XX, a centenares de personas inspirado por su intuición y por sus conocimientos de Botánica.

Distinguida localmente como el mejor filme de Hong Kong, Mejores días cuenta una historia romántica y criminal entre dos jóvenes desencantados: una muchacha que padece abuso escolar y un matón callejero, cuyas vidas cambian desde el momento en que se conocen. Y sobre juventud, o niñez, extraviada habla también la iraní Los niños del sol, nuevo hito en la filmografía de Majid Majidi, maestro reconocido a nivel mundial, sobre todo por sus películas protagonizadas por infantes (Niños del cielo, El color del paraíso). Personajes similares participan en Sol, producción de Taiwán sobre dos adolescentes ladrones que le cortan la mano a su víctima durante un asalto, lo cual desencadena una larga trama que abarca varios años y la posibilidad de redención, estilo Crimen y Castigo.

De una filmografía prácticamente desconocida, tanto en Cuba como en Estados Unidos, la de Túnez, proviene El hombre que vendió su piel. Es una cinta de amor desesperado sobre los novios Sam y Abeer, separados por la guerra en Siria: él busca refugio en Líbano mientras que ella es llevada a Bélgica. En el intento por llegar a Bruselas, Sam aceptará tatuarse en la espalda una visa y ser exhibido en un museo como una obra de arte viviente. Otro joven atormentado descubriremos asimismo en La noche de los reyes, coproducción entre Costa de Marfil y Francia, dirigida por Philippe Lacôte, y que cuenta cómo un carterista novato, enviado a la prisión de Abidján, se ve precisado de echarles mano a sus habilidades narrativas para apelar a la sensibilidad de los prisioneros y sobrevivir.

Las tres producciones latinoamericanas preseleccionadas para el Oscar estuvieron en la selección del premio Goya en la categoría de Mejor Película Iberoamericana. Igualmente prenominada en el apartado de Documental, por moverse de manera tan poderosa y definitiva en la zona testimonial, realista y sociológica, la chilena El agente topo recurre a ciertos elementos del cine de espionaje, y es que uno de los principales personajes, Rómulo, investigador privado, contrata a Sergio, un viudo de 83 años, para que se infiltre en un hogar de ancianos y así poder ayudar a una residente, cuya hija sospecha que su madre está siendo sometida a maltratos diversos.

Tomada en consideración para el Globo de Oro como mejor película extranjera y listada por la BBC entre las producciones de habla hispana más destacadas de todos los tiempos, la guatemalteca La llorona se sitúa como uno de los filmes claves dentro del auge reciente del cine de horror latinoamericano, caracterizado por sus acotaciones simbólicas fuertemente relacionadas con el contexto social y doméstico, cultural y sicológico. Jayro Bustamante compensa los elementos legendarios con el horror verídico del genocidio ocurrido a principios de la década de los 80, cuando los sucesivos gobiernos aniquilaron los movimientos sociales e indígenas a través de masacres y desapariciones.

De Fernando Frías, quien la escribió y rodó, la mexicana Ya no estoy aquí se ambienta al nordeste del país, en las montañas de Monterrey, donde vive un joven (interpretado por el músico Juan Daniel García) apasionado por la cumbia y líder de una banda Los Terkos, que se ve obligado a emigrar a Estados Unidos luego de ser amenazado de muerte. La trama de este musical nada evasivo se sumerge en una realidad marcada por la desigualdad, la violencia y la emigración, al tiempo que verifica la fusión cultural entre la cumbia colombiana y la sonoridad de los ritmos tex-mex.

Dentro de estas 15, entre las favoritas parecen estar las representantes de Rusia, México, Irán y Dinamarca. Este último país ha triunfado en tres ocasiones (El festín de Babette, Pelle El Conquistador, En un mundo mejor), de 12 veces que estuvo en la disputa. El aval de los rusos no es tan cuantioso. Se han llevado el Oscar en cuatro ocasiones: por la superproducción Guerra y Paz, la minimalista Dersu Uzala, la melodramática Moscú no cree en lágrimas y por Quemados por el sol, de Nikita Mijalkov, que concursó en 1994 cuando Tomás Gutiérrez Alea, Mirtha Ibarra y Jorge Perugorría representaron a Cuba en Hollywood con Fresa y chocolate.

En 2018 México se llevó todas las palmas con Roma (que también convenció en otras categorías). Antes había estado bien cerca de conseguir la estatuilla gracias a Biutiful, El laberinto del fauno, El crimen del Padre Amaro y Amores perros, por solo hablar de las más recientes. El país azteca ganó esa sola vez con la película de Alfonso Cuarón, pero aspiró al éxito en nueve oportunidades, aunque ha enviado 53 filmes a consideración de los académicos. Irán salió vencedor en 2016 y 2011 por El vendedor y Una separación, ambas firmadas por Asghar Farhadi.

Hasta aquí hablamos de los triunfos posibles para las propuestas de lo que algunos llaman «el resto del mundo». Sobre el cine anglosajón, principalmente norteamericano, en competencia, informaremos cuando se den a conocer las nominaciones.

La película de Jasmila Bani se ambienta en julio de 1995.

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