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Como lector no sigo de largo ante un título de Ambrosio Fornet. Le reconozco la hondura de sus pisadas, no las físicas, que desaparecen bajo otro calzado o la lluvia arrastra, sino las marcas que deja en su andar por la crítica y el ensayo. Precisamente, Huellas en el tiempo propone una muestra del quehacer de este escritor, nacido en 1932, y que ante su obra, numerable y numerosa, no requiere de más especificaciones.
Con el número 58 de Cuadernos Casa, este libro reciente de Fornet reúne ensayos y algún artículo ensayístico. Su honradez, que lo exalta, nos advierte que antes insertó estos textos en otros títulos, cuyas referencias bibliográficas cita al final de este volumen.
¿Necesitará repetir lo ya publicado?, pregunto un tanto retóricamente. Por supuesto, la respuesta es obvia. El autor lo aclara en la nota que previene a quien leyere. Y explica que ha creído pertinente aceptar una nueva edición de ciertos textos, porque el lector de hoy, con respecto a los de hace 20 o 30 años, pondrá otra mirada.
Desde hace tiempo reconozco que leer o releer a Ambrosio Fornet equivale a una especie de reciclaje literario y cultural. Para otros, también lo sé, se convertirá en un hallazgo. En poco más de 200 páginas el ensayista reflexiona sobre aspectos de la literatura cubana, y también sobre lo político ligado a lo literario: valga citar a Literatura y diáspora.
Pero, antes que se me acaben las líneas, recomiendo leer también a Fornet para transitar por una prosa benigna, diáfana, sin que importe topar alguna vez con aquel o este términos propios de la teoría literaria. Lo presuntuoso no le es afín. Afín le resulta eludir los «agujeros negros». Supongo que no le interese parecer un crítico. Lo es mediante la sabiduría que se solidariza con el lector sin rebajar lo que le entrega.
Pero tal vez más le plazca que lo identifiquen como ensayista, escritor que, con la cultura y el estilo, se atreve a quitar la corteza de la fruta para descubrirnos la masa y la semilla.
