El año de todos los sueños sirve para cualquier lector. A mí, que cuento la misma edad de Germán Sánchez Otero, el autor, me ha servido para evocar tiempos solidarios de mi generación. Pero este testimonio novelado beneficia más a los lectores que no habían nacido en 1961. Conocerán de primera mano una hazaña que no pueden imaginar y que las lecciones de historia les ofrecen en perfiles muy anchos.
Publicado en 2011, por Ediciones La memoria, del Centro Pablo de la Torriente Brau, este libro se basa en los recuerdos de madurez de uno de los adolescentes que en 1961 protagonizaron la misión más humana e inmediata del programa revolucionario en aquel momento: la campaña de alfabetización. Más que memorias, este libro articula un testimonio novelado, novelado por quien, además de tener capacidad literaria, participó de la gran tarea de enseñar a leer y escribir a más de un millón de cubanos.
Germán Sánchez Otero estampó en este libro páginas tan vivaces y creíbles que reproducen la mirada y la voz de aquel muchacho que, residente en La Habana y con prejuicios habaneros, vence sus temores y falsas percepciones sobre el ámbito desconocido de las serranías.
En El año de todos los sueños, pues, se destacan indisolublemente ligadas, la campaña de alfabetización, la peripecia bélica y la vida cotidiana de los primeros tiempos tras el triunfo de la Revolución. Tiempos en que la sociedad cubana empezaba a ponerse al derecho, dando derechos que nunca antes tuvieron las clases dominadas por la incultura, el desempleo, la explotación…
Todo ese prontuario histórico se inserta en este libro, distinguido por la naturalidad de su estilo. Deja Germán Sánchez Otero que el recuerdo se beneficie, sin forzarlo, con el saber, para ofrecer un testimonio que será recordado junto con aquella época… Aquella época cuando muchachos, hembras y varones, crecieron ante sí mismos y dentro de la historia, conducidos por la solidaridad.