Yvonne Raveles, presidenta de la Fundación Dobrú, y Nancy Morejón, Premio Nacional de Literatura de Cuba y amiga del escritor, develaron el busto dedicado al Poeta Nacional de Suriname. Autor: Yander Zamora Publicado: 21/09/2017 | 05:52 pm
SANTIAGO DE CUBA.— Los cómplices vientos del mar Caribe arrastraron los restos del Diablo, que ardió ante el regocijo de los artífices del XXXIV Festival del Caribe, quienes desde los ámbitos de la bahía santiaguera auguraron el éxito de la próxima edición de uno de los eventos culturales de mayor convocatoria internacional del país.
Poco antes de la Quema del Diablo, desde el céntrico Parque Céspedes partió hasta el paseo de La Alameda el Desfile del Fuego, en peregrinación compacta del pueblo junto a las delegaciones invitadas, como evidencia de la comunión de culturas y tradiciones que unen a las naciones caribeñas.
En el 2015 la Fiesta del Fuego reverenciará el medio milenio de la fundación de la villa de Santiago de Cuba y tendrá a la Mancomunidad de Las Bahamas como país invitado.
Al respecto, el ministro de Juventud, Deportes y Cultura de Las Bahamas, Honorable Doctor Daniel Johnson, resaltó a la prensa acreditada el honor que significa para su país esta invitación y recalcó la admiración y respeto que profesan los bahameses por la cultura cubana.
Otro momento destacado en la jornada de cierre fue la develación de un busto de Robin «Dobrú» Raveles (1935-1983), poeta nacional de Suriname, ante la presencia de familiares del escritor, autoridades santiagueras y surinameses, e integrantes de otras comitivas asistentes a la festividad caribeña.
La escultura inicia una tradición de ubicar en el céntrico parque de Ferreiro una efigie como tributo a figuras prominentes de la región, en lo que se conocerá desde ahora como el Parque temático de los Próceres y los Héroes del Caribe, plausible iniciativa de la Casa del Caribe y el Gobierno local.
Obra del escultor y pintor surinamés Edwin de Vries, este es el primer busto que se le dedica a «Dobrú», hecho que significó Yvonne Raveles, viuda y presidenta de la Fundación que perpetúa la obra y el pensamiento del escritor y político surinamés, gran amigo de Cuba y figura clave en el movimiento nacionalista caribeño.
Desde el pasado 3 de julio esta urbe se convirtió en la capital cultural de la región, donde confluyeron investigadores, académicos, folcloristas y autoridades políticas en una celebración de todas las artes y manifestaciones autóctonas de la espiritualidad mediante talleres, coloquios, exposiciones de artes plásticas y galas en diferentes escenarios de la ciudad.