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Tocando las puertas

Un proyecto sociocultural de honda inspiración martiana lleva arte y amor a cada rincón del municipio de Yateras, en Guantánamo

Autor:

Yisel Reyes Laffita

Guantánamo.— En Monteverde, una comunidad montuna cuyo acceso es más molesto que difícil, nació un proyecto sociocultural de honda inspiración martiana, que lleva arte y amor a cada rincón del municipio de Yateras, en Guantánamo.

El amor toca tu puerta, nombre que lo identifica, emplea entre las disímiles formas de alegrar la vida de las personas, una mezcla perfecta de música, danza, artes plásticas, artesanía y humor.

Conformado por 30 jóvenes, este es uno de los 13 proyectos a los que han dado vida allí los instructores de arte de la Brigada José Martí, en esta ocasión para unir de cuerpo y alma a los vecinos de esa intramontana comunidad, con varios problemas sociales no resueltos.

«El propósito inicial era lograr que sus habitantes se dieran cuenta de que juntos podíamos resolver algunas de esas dificultades, con recursos que teníamos en nuestras propias manos y, a la vez, rescatar la vida sociocultural de Monteverde», explica Isael Peña, coordinador del proyecto.

Sin embargo, desde su surgimiento, hace cinco años, la idea se consolida y extiende, y hoy sus resultados son evidentes en el rescate de numerosas tradiciones culturales, y en la paulatina recuperación económica del asentamiento también.

«Una de nuestras principales tareas es visitar a aquellos habitantes que no pueden llegar hasta los locales o áreas donde habitualmente realizamos nuestras actividades, ya sea por incapacidad física o por la lejanía de sus hogares. A ellos les tocamos las puertas y les mostramos lo que hacemos, de manera que hasta los enfermos participan», dice orgulloso Isael.

Por eso, Cristina Pérez González, enferma de tiroides e inspiradora del proyecto, no pudo retener las lágrimas cuando por segunda ocasión, sus integrantes la sorprendieron en su casa.

«Es una terapia musical ideal la que ella recibe cuando vienen, la estimulan y alegran mucho… Después que se van se queda más relajada y hasta cambia el espíritu», asegura el esposo de Cristina, Evaristo Azahares Columbié, jubilado de la Empresa Alimentaria de Yateras.

De igual manera, El amor toca tu puerta consiguió, por ejemplo, traer de vuelta al Festival del berro. «No los propusimos y lo logramos, asegura Isael. Tanto es así que contamos con el espacio Sabor campesino, donde nos hemos propuesto rescatar y darle el justo valor a tradiciones de la comunidad, como la elaboración de platos típicos, los juegos al estilo de Arrancarle la cabeza al pato, corridas de cintas, el palo encebado, y competencias de caldoseros, entre otras».

Pero el influjo de El amor toca… sobrepasa lo cultural y se extiende a otros ámbitos: «Acá en Monteverde ya terminamos el teatro y trabajamos en la reconstrucción del Círculo Social y de un puente que impedía el acceso a la comunidad, al tiempo que prevemos reanimar la tienda y el punto de acopio, todo ello con esfuerzo propio y la decisiva participación de los pobladores.

«Esas acciones han contribuido no solo al embellecimiento de Monteverde y de otras comunidades yateranas, sino también a que la gente tenga un mayor sentido de pertenencia, sea más consciente y aporte como mejor pueda en ese imperativo de hacer más productivas las montañas», enfatiza el joven brigadista.

«Un ejemplo del elevado humanismo y de la solidaridad que distingue a los habitantes de estas zonas es la manera como colaboran cuando llegamos a actuar a estos asentamientos, nos ofrecen sus casas para alojarnos y alimentarnos, se esfuerzan al máximo porque nos sintamos bien y se muestran muy interesados.

«Entre las fortalezas del proyecto está el hecho de que lo integra al menos un instructor de arte de cada Consejo Popular, lo que, además de permitir una retroalimentación, posibilita un diagnóstico más ajustado a la realidad sobre lo que le gusta y necesita la gente de las comunidades».

El proyecto extiende su cultural esencia a otros asentamientos, con especial atención a los más pequeños. «Esta es una de las vías que utilizamos para que El amor... perdure. De ahí que recibe el apoyo de los instructores de arte ubicados en las escuelas primarias, donde también realizan acciones similares a las nuestras.

«Cuando alguno de nosotros por una determinada razón nos ausentamos, los mismos niños asumen nuestros roles: visitan las casas más intrincadas, actúan para los enfermos… Es como si la experiencia se estuviera convirtiendo en una arraigada tradición», dice Isael con un orgullo que no esconde.

Entre esos seguidores se halla Yosvani Echevarría Gámez, de 11 años de edad, quien cursa el sexto grado en la escuela Américo Cesar Deslís Hernández. «Lo que hacemos es algo muy bueno, porque aprendemos a tratar con amor a las personas y las animamos para que sigan adelante», reconoce este pequeño que devino cantante y bongosero del grupo Melodía del futuro.

Pero no solo el pequeño Yosvani se suma a este respetado proyecto que conquistó el premio Escaramujo, la distinción que otorga la Brigada José Martí para reconocer los mejores resultados de la labor artístico-pedagógica de sus miembros. También lo hace Nueva generación, una de las agrupaciones encargadas de mantener con robusta salud al changüí en el municipio y que integran músicos aficionados.

«Decidimos insertarnos al proyecto, sobre todo para salvaguardar bailes tradicionales, tanto de aquí, cuna del  changüí; como de Baracoa (nengón y kiribá), Imías (guanajá), o de Las Tunas (Caballito al trote). Gracias a él hemos elevado nuestro nivel cultural y nos sentimos más útiles a la sociedad», afirma Eliécer Carnel Rojas, director del grupo.

Por esa y otras razones, El amor toca tu puerta, ostenta, además, el primer y segundo lugar en un taller promovido por el proyecto Cuba-España: Soberanía alimentaria y desarrollo local. Y es que lo que comenzó tocando las puertas de algunos, hoy tiene, por suerte, abiertas las de muchas viviendas y las de no pocos corazones.

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