Esta vez se imprimieron clásicos de la cultura universal. Autor: Fernando Medina Fernández Publicado: 21/09/2017 | 05:18 pm
Por vez primera la XXI Feria Internacional del Libro permite leer con las manos. Obras impresas en sistema braille para lectores invidentes salieron a la luz durante el evento literario, y hasta este 31 de marzo llegan a las áreas especiales de lectura para ciegos de todo el país, en ocasión de celebrarse el Día del Libro cubano.
Auspiciado por la Asociación Nacional del Ciego (ANCI), la organización no gubernamental Handicap Internacional y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el proyecto priorizó en esta ocasión textos de poesía y cuentos para niños y jóvenes, mayoritariamente.
«Publicamos 12 títulos con 200 ejemplares cada uno. Cinco de los autores son ciegos y dos de ellos presentaron sus libros en La Cabaña. Existen además 15 CD que conforman 57 obras en audiolibros con 300 copias», dice Karina González, funcionaria de Relaciones Públicas de la ANCI.
La Editorial Iris —cuya imprenta da vida a la revista Faro, el boletín de la ANCI y los libros de las bibliotecas y áreas especiales de lectura para ciegos— entregó esta vez clásicos de la cultura universal como La flecha negra, de Emilio Salgari; El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher; y El alquimista, de Pablo Coelho, entre otros.
Los asociados adquirieron estas propuestas gratuitamente. Además, para quienes no visitaron La Cabaña, todas las áreas especiales de cada provincia, la Biblioteca Nacional José Martí y la del Centro Cultural de la ANCI recibieron un módulo de la colección.
Unos 775 libros y 916 audiolibros fueron distribuidos durante la cita habanera de la Feria. Entre los más solicitados estuvieron Sastre de sueños, Poesía mágica y Magia del color, todos de escritores invidentes, y también los audiolibros Al compás de la paz, Las mil y una noches y Selección de obras para jóvenes.
«La ANCI llegó a la XXI Feria para quedarse», afirma el doctor José Blanch Ferrer, presidente de esa organización, al tiempo que resaltó la contribución de esta experiencia al trabajo cultural con los invidentes y la importancia de extenderla al resto del país.
De sastres y de sueños
Cinco escritores invidentes reparten su magia literaria entre el resto de la población ciega. Ada Mirta Bonfil, Yesenia Smith, Gilda Guimeras, José Miguel Ramos y Mario Ernesto Romero son los autores que entregaron el encanto de cada una de sus historias en la cita del libro.
José Miguel Ramos escribe hace más de 30 años en los talleres literarios del Ministerio de Cultura y de la ANCI. «Llevé a la Feria Magia del color, 51 poesías estructuradas en dos partes. Este libro es una muestra de las diversas formas de escribir, y abordé temas como el medio ambiente, el amor universal a las madres y la fantasía en la lectura como motivo de entusiasmo para los niños.
«Lo máximo a lo que puede aspirar un escritor es que sus obras sean presentadas en el evento más representativo de Latinoamérica en el mundo de la literatura. Constituye una oportunidad de intercambio de los lectores ciegos, los que se sienten participantes directos de este suceso».
Entre estos regalos editoriales figura también una selección de cuentos de la escritora artemiseña Gilda Guimeras titulada Es mejor la noche, impresa anteriormente en tinta por el sello editorial Unicornio. Según la autora, este texto para adultos presenta una gran diversidad temática y estilística, y la mayoría de las historias hablan de las féminas en la contemporaneidad.
«La iniciativa es significativa, pues permitirá a los discapacitados avanzar en su plena integración a la sociedad y en esa imagen que debemos ganar en nuestro entorno. Me parece maravillosa la posibilidad de acceder a estos formatos porque fui una lectora voraz cuando la vista me lo permitió».
La licenciada en Psicología Yesenia Smith obsequió Sastre de sueños, dedicado a la poesía infantil, y el audiolibro Al compás de la paz: ejercicios de relajación. «Es una buena ocasión para que los niños invidentes o de baja visión tengan un libro como este para elevar su cultura general integral. Ellos son un público muy crítico, sincero y por demás muy agradecido», expresa la joven.
Al compás…, grabado en su propia voz, contiene tres ejercicios desde el punto de vista práctico con técnicas de relajación, y está diseñado como terapia para aliviar enfermedades, el estrés y la depresión en jóvenes y adultos.
Mario Ernesto Romero entregó su poemario de versos libres Mujeres en dos tiempos, «un canto a la subjetividad y al simbolismo que reconoce el papel femenino en la humanidad.
«Hablo de la participación de las cubanas en la historia como legado para las futuras generaciones. Trato de destacar sus valores y cómo se conectan con las de estos tiempos», asevera el escritor, quien labora en el área especial de lectura para ciegos de la biblioteca Rubén Martínez Villena, en el municipio de La Habana Vieja.
Magia de sueños
Los pasillos del Centro Cultural Recreativo de la ANCI, en la calle 41 entre 80 y 82, huelen inevitablemente a libros. Raúl Martínez, director de la imprenta ubicada aquí, quien ha elaborado desde 1994 más de 70 títulos y diversas publicaciones seriadas, parece el padre de todos ellos.
«A los ciegos nos interesa la literatura antigua y nunca habíamos tenido tanto acceso a la lectura con las manos, una forma que preferimos por la cercanía más personal al texto que en el caso de los libros de audio», confiesa.
«El año pasado nos propusieron participar en la Feria. La idea se emprendió en abril con la revisión de algunos títulos de autores ciegos y también de otros de la literatura universal.
«La impresión de los libros ha sido un proceso difícil como el que nunca habíamos hecho. Estábamos adaptados a hacer tres o cuatro títulos en el año y ahora, en menor tiempo, se hicieron 12, algunos con más de un volumen», refiere orgulloso.
El colectivo de la imprenta, integrado por siete ciegos y seis videntes, tuvo como primera tarea realizar un trabajo de mesa. Luego la edición, redacción y corrección. Muchos de los libros estaban en tinta y hubo que llevarlos al braille, verificarlos con el texto original para comprobar los errores y luego llegar al proceso de impresión y encuadernación.
Marta Herrera, quien laboró en la confección manual de los libros, señala que este acontecimiento ha sido trascendental para que sus compañeros ciegos escritores puedan transmitir sus conocimientos literarios. «Estamos muy contentos por el entusiasmo que hubo en todo el proceso de impresión».
Todos quieren dar su opinión. Maikel Pérez, también encuadernador de la imprenta, apunta: «Nunca se había hecho, y estoy seguro de que tiene mucha aceptación entre los lectores asociados de todos los municipios. Los que no están habituados a leer en braille pudieron adquirir los audiolibros y tener acceso también a la literatura».
«Las personas con ceguera con las que he conversado están muy ilusionadas porque tener los textos en casa todo el tiempo nos ayudaría a superarnos. Estos libros son muy pesados para sacarlos de la biblioteca y llevarlos hasta el hogar», enfatiza animado Julio Vargas, asiduo visitante de la instalación.
En el piso superior del centro nos recibe, en la mayor biblioteca para ciegos del país, Marilín Caballero, su directora y una de las cuatro bibliotecarias invidentes, que también trae su capítulo en esta historia.
«De los fondos de la sala de audición —con más de 600 libros en mp3— se seleccionaron 57 para reproducirse en la Feria en 15 CD. Ismaelillo, El amor en los tiempos del cólera, Decamerón, La historia me absolverá y algunos cuentos de los Hermanos Grimm integraron la lista de los textos privilegiados para esta cita».
La edición se llevó a cabo en el estudio de grabaciones de la ANCI. En la adquisición de los equipos y el soporte cooperó la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), y en la donación de los textos originales la Federación Nacional de Ciegos de Ecuador (FENCE).
Gracias a muchas manos esta Feria Internacional del Libro va siendo diferente. Toda la población ciega y de baja visión del archipiélago puede llevar a casa o tener aun más cerca el tesoro de la literatura. Pequeñas bibliotecas personales comienzan a surgir en los hogares de aquellos que saben mejor que nadie que «lo esencial es invisible a los ojos».