Caricatura de LAZ. Autor: LAZ Publicado: 21/09/2017 | 04:54 pm
Mi querido amigo y coterráneo Frank Padrón me hablaba hace poco de ese disparate que escuchamos constantemente: El protagonista principal. Tiene razón. Claro está, si es protagonista, es el personaje principal de una obra literaria, de una película, incluso, por extensión, el protagonista de un suceso es quien desarrolla la parte principal. Eso me hace pensar en la gente que asegura «desayunar dos veces. Nadie puede hacerlo, porque desayuno significa: alimento que se toma antes que ningún otro. El segundo no es «desayuno»; ya no estabas en ayunas. Por cierto, desayunarse es en sentido figurado, enterarse de una noticia.
«Para decir mentiras y para comer pescado, hay que tener mucho cuidado» es un sabio refrán que todos conocemos. Lo recordé porque hace unos días, se hablaba de partos y de criaturas. Un señor de setenta y pico de años aseguró que cuando él nació, el médico dijo que su «apgar» era de diez. La palabra no está castellanizada aún, no lleva tilde. ¿Por qué la gente será tan embustera? El primer examen de evaluación del recién nacido se publicó en 1953. Del apellido de su creadora, Virginia Apgar, recibió el nombre. Resulta útil porque se le otorgan puntos al bebé, en una escala del 1 al 10, y así se registra su estado en la hoja clínica. No tenía obligación de conocer el dato, pero tampoco debía de haber pretendido engañar a los demás.
Adolecer no es carecer, sino «padecer, tener algún defecto, sufrir de algún mal». No digas: Adolece de una base sólida en su educación. El equipo adolece de buenos jugadores, por eso ha perdido los últimos juegos. Al contrario, lo correcto sería: «Adolece de una base poco sólida, o carece de una base sólida en su educación». «También: El equipo adolece de jugadores poco eficientes, esa es la razón de sus últimas derrotas».