Mike Leigh. Foto: Prensa Latina Cuba ha marcado casi toda la vida de Mike Leigh. El director británico vino a la 30 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano para cumplir un viejo sueño: estar por primera vez en el país que ve como una «luz» para muchas personas en el mundo.
«La Revolución tuvo lugar cuando tenía 16 años, por lo que he hablado de la Isla casi toda mi vida», confiesa a JR Leigh, quien fue homenajeado en el evento cinematográfico habanero, con la proyección de algunos de sus más significativos largometrajes.
Este destacado realizador, nacido en 1943 en Salford, Gran Bretaña, cursó estudios en las escuelas de arte dramático inglesa (Royal Academic of Dramatic Art) y la de cine de Londres. Desde su lente ha mirado la cotidianidad, la cual adereza con dosis de humor y optimismo.
Sus razones para mostrarnos desde la pantalla grande la fe en la humanidad las expresa sin reparos: «Estamos viviendo de manera global momentos difíciles y es muy fácil ser pesimista. Aunque podemos sentarnos y aceptar las cosas como son, hay personas que sí ven la vida de una manera práctica y tratan de buscar algo positivo en ella».
Happy-go-lucky fue la cinta que inauguró la muestra homenaje a Leigh en la capital. Desde esa visión esperanzadora partió Mike para hacer Happy-go-lucky (Happy: un cuento sobre la felicidad), cinta que inauguró la muestra en la capital. «Creo que los maestros son personas con una visión optimista del mundo, porque cuando uno educa a un niño está nutriendo a las nuevas generaciones. La protagonista es una mujer que se rehúsa a ser negativa. Es abierta, cálida, con un gran sentido del humor y que cuida de los demás».
El director afirma que tuvo una acogida generosa entre los cubanos y resultó «muy emocionante que las personas respondan a las películas». Esa satisfacción la palpó en las exhibiciones de Bleak moments, que marcó su debut en el séptimo arte en 1971, La vida es dulce (1990), Indefenso (1993), Topsy-Turvy (1999) y Vera Drake (2004).
Esas historias humanas y realistas contadas por Leigh, vinieron acompañadas de varios lauros en circuitos importantes de Europa y en la Academia de Hollywood. Por Indefenso, un filme que hace una dura crítica a la sociedad británica a partir de la óptica de un desempleado, obtuvo el premio al mejor director en el Festival de Cannes.
Topsy-Turvy, que revive a los populares músicos ingleses del siglo XIX, Gilbert y Sullivan, se ganó los Oscar al mejor maquillaje y dirección artística. Mientras Vera Drake, que trata el tema del aborto, se llevó el León de Oro a la mejor película, en el Festival de Venecia 2004.
La estancia de Mike Leigh en la capital antillana significó un reencuentro con la cinematografía de América Latina, nada desconocida para él. Según cuenta, ha pasado cerca de 40 años viendo cine internacional, por lo que «estoy acostumbrado tanto al séptimo arte como a la literatura de esta región, lo mismo me sucede con los filmes que se hacen aquí».
Viajar a La Habana, ser parte del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y compartir con los cubanos, tienen para el reconocido director inglés solo una expresión: «Estoy muy contento de haber venido, porque a Cuba muchos de nosotros la vemos como una inspiración».