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El coro Nacional de Cuba, que dirige la maestra Digna Guerra, está entre los participantes en Corhabana 2008. Foto: Roberto Suárez
El canto coral regresa a los teatros y escenarios capitalinos durante el Festival Internacional Corhabana 2008 que, desde hoy y hasta el domingo, propicia el intercambio entre agrupaciones del país y del mundo.
El encuentro permite un repaso de la cancionística nacional y universal, y valida el reconocimiento hecho al desarrollo de la manifestación en Cuba, con la celebración en 2007 del festival itinerante América Cantat.
En esta edición de Corhabana participan todos los coros habaneros y se unen Corávila (Ciego de Ávila) y Madrigalista (Santiago de Cuba). A la cita acuden: la Academia Mixta de Coros y el Coro Femenino de la Universidad de Vilnius, Lituania; el Allegro Coral, de Colombia; el Coro Universitario de la Sede de Occidente, de Costa Rica; y la Coral Polifónica de la Gobernación del Estado de Cojedes, Venezuela.
El público podrá apreciar los conciertos en importantes escenarios como el Teatro Auditórium Amadeo Roldán, y en las instituciones del Centro Histórico como el Oratorio San Felipe Neri, la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís y el Palacio de Gobierno.
Para la maestra Digna Guerra, presidenta del Comité Organizador, el evento rinde homenaje a tres agrupaciones que festejan sus cumpleaños: la Schola Cantorum Coralina y el Coro Vocal Leo, con 15 años, y Exaudi con 20.
La también directora del Coro Nacional y de Entrevoces, afirma que «el concierto de apertura de hoy a las 6:00 de la tarde en el teatro Amadeo Roldán, está dedicado al aniversario 60 de CMBF, Radio Musical Nacional, una emisora que tanto ha contribuido a la divulgación del movimiento coral cubano».
—¿El evento tiene vínculos con la música coral del área?
—Corhabana fue, en sus orígenes, un encuentro entre coros cubanos y de Estados Unidos. Nació en 1999. Recuerdo que en la primera edición vinieron 13 coros estadounidenses. Después, en el 2000, nos visitaron alrededor de 10. En 2001 fue decreciendo la cifra a solo siete, hasta que el presidente Bush prohibió que siguieran viajando estas agrupaciones a la Isla. Solamente podían asistir, bajo licencia, algunos grupos de iglesias de la denominación protestante que tenían vínculos con nuestras iglesias y así, a cuentagotas, participaban.
«Se perdió el carácter original de este encuentro, pero surgió Corhabana con un amplio espectro internacional, para que otros coros que quisieran, compartan con los cubanos.
«A partir de ese momento, el evento ha sido bianual —alterna con el Festival Internacional de Coros de Santiago de Cuba—. Es muy importante para nosotros porque constituye un apoyo al programa de desarrollo para la manifestación creado por el Instituto Cubano de la Música (ICM)».
—¿Corhabana centra sus perspectivas solo en las presentaciones?
—No se trata solo de conciertos, dentro del evento se celebran talleres donde están invitados los directores de todos los coros de la nación y de los países asistentes, constituyendo un medio de superación para ellos.
«Las conferencias acontecerán en el Centro Hispanoamericano de Cultura y en la Sala Caturla del teatro Amadeo Roldán. Allí se tratarán temas como Música del Romanticismo, impartido por la profesora María Felicia Pérez; Música Contemporánea, por la maestra Corina Campos; y Música Antigua, por Ubail Zamora, con actuación en vivo de la vocal Sine Nomine».
—¿Qué ha significado para el movimiento coral cubano este último año?
—El América Cantat fue para nosotros una inyección grandísima: en repertorio, maneras de hacer y en intercambios con grupos similares. La mayoría de nuestras agrupaciones estuvieron en el certamen y tuvimos la suerte de contar con grandes maestros al frente de los talleres.
«Hay un salto cualitativo muy notable en los últimos 12 meses. Se nota la mejoría en la elevación en los niveles de calidad en la producción. Además, varios directores estamos asesorando a las agrupaciones de este tipo en las provincias. Y los resultados trascienden en territorios como Santiago de Cuba, Cienfuegos y Ciudad de La Habana».
—¿Resulta apreciable ese trabajo en la discografía?
—Tuvimos una «rachita» que fue muy favorable en cuanto a la situación fonográfica y aprovechamos. Nos metimos allí de conjunto con los Estudios Abdala y la EGREM, con quienes grabamos algunos discos hace varios años atrás. Después hubo una parada y luego el sello Colibrí del ICM ha recuperado esa labor.
«Recientemente acabamos un CD precioso con el Coro de Bayamo. Cuando salga a luz se los recomiendo, pues está muy interesante. El Coro Nacional y Entrevoces terminaron la semana pasada Contemporáneos entre voces. En ese disco están reflejados los autores Francis Poland, John Rutter, Einojuhani Rautavaara y Benjamín Britten; y los compositores nacionales: Beatriz Corona, Roberto Valera, Guido López-Gavilán y Frank Fernández.
«Creo que es un reto para un coro cubano dejar plasmadas obras de este tipo. Son piezas durísimas que nos atrevimos a hacer y ahí van a estar para que conste dentro de nuestra discografía, que se sepa que Cuba es capaz de hacer toda una serie de géneros y estilos.
«Para 2009 esperamos que el Coro de Holguín grabe con Colibrí, mientras Vocal Leo tiene previsto hacerlo este año. Yo pienso que estas propuestas nos van a aportar muchísimo».
—¿Organizar el Corhabana no la limita de su trabajo profesional?
—Dirijo el Coro Nacional desde la década del setenta. Ha sido realmente muy importante en mi carrera porque lo «heredé» de Serafín Pro, quien fue su director fundador. Desde mi comienzo fui introduciendo un repertorio criollo paralelamente con las obras universales. Actualmente está integrado por 42 voces y pensamos ampliar la plantilla a 50 cantores. Por aquí han pasado varias generaciones de intérpretes y siempre tratamos que los más nuevos sean superiores.
«Entrevoces se creó en 1981 en el seno del Coro Nacional. Surgió por mi inquietud de búsqueda de otros sonidos. Hemos participado en muchos festivales y concursos tanto dentro como fuera de la Isla. Ha sido catalogado por los alemanes como de «primera línea». Las dos agrupaciones son muy exigentes. Y eso satisface porque trabajamos para que lo nuestro salga con el nivel y la calidad que el público merece».
