Además de su importante obra sinfónica, Vitier ha compuesto con maestría para el cine, el teatro y la danza. Desde que Sergio Vitier integrara la Orquesta Cubana de Música Moderna, el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC y el Grupo Nuestro Tiempo, se veía su condición de músico excepcional. Guitarrista de profesión, Vitier tuvo entre sus profesores a figuras como Isaac Nicola, Leo Brouwer, Federico Smith, José Ardévol, José Loyola y Roberto Valera, de los cuales supo extraer sabios consejos y depurar aun más su talento.
Ese talento se ha visto reflejado en su discografía, donde sobresalen fonogramas como Homenajes (Premio Egrem 1997), Travesía (Premio Cubadisco 2000), Nuestra Canción (Gran Premio Cubadisco 2001), Del Renacimiento a la Rumba y Aniversario (nominados en Cubadisco 2005), entre otros.
Vitier ha incursionado en el cine, la TV y el teatro cubanos, además de componer también para danza y ballet. A su vez lo ha hecho para la música electroacústica, la creación coral, el teatro musical y, sobre todo, para la música sinfónica y de cámara, a partir de su gran dominio de técnicas contemporáneas de composición y orquestación, así como de su profundo conocimiento de las tradiciones musicales populares cubanas.
Parte de algunas de estas composiciones se escucharon este domingo, en el Teatro Auditórium Amadeo Roldán, en un concierto que sirvió para celebrar su cumpleaños 60, donde músicos cubanos interpretaron obras de las diferentes etapas creativas de Vitier. Javier Zalba, Rolando Luna, Enrique Plá, el dúo Promúsica y la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), dirigida por Enrique Pérez Mesa, brindaron su arte para ofrecer un singular concierto donde se ejecutaron con maestría obras como Destiempos para piano solo, Andante con tambor, La Utopía y Roble de olor, entre otras. Algunas fueron piezas para piano, otras para violín y piano, otras para orquesta de cámara —la cual estuvo dirigida por el propio autor— mientras que la OSN asumió con virtuosismo Desprendimientos y Líricas, ritmos y canción, con la participación de distintos solistas.
Vitier es autor de temas famosos del cine cubano, como el de la película El brigadista, del recientemente desaparecido Octavio Cortázar; y el de Roble de olor, de Rigoberto López, afamadas bandas sonoras por el suave lirismo que emana de un instrumento tan melódico y tímbricamente insuperable como la guitarra, la cual ejecuta de manera brillante.
Su paso por diversos formatos de música popular le dio una complementación musical extraordinaria, que tuvo su cúspide en el nacimiento del grupo ORU, el cual reunió bajo su dirección a músicos pertenecientes a grandes estirpes musicales de nuestro país, para realizar un trabajo de investigación sobre elementos del folclor de raíz africana y española, que, conjugado con la creación autoral propia y de otros compositores contemporáneos, ha conformado un depurado repertorio en la música popular de concierto, modalidad en la que se destaca como uno de sus más brillantes cultores.