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El pasado 20 de enero fuimos testigos de un acontecimiento triste y cargado de tenebrosos augurios neofascistas: la ceremonia de bienvenida a la Casa Blanca a Donald Trump, rodeado de un séquito marcado por las ambiciones, el conservadurismo y el desprecio por los pueblos más allá de sus fronteras. Es una alerta para quienes siempre hemos luchado por ese mundo mejor, que es posible y al que no vamos a renunciar nunca.
Desde el primer día y sin ningún pretexto los odios del nuevo Presidente de Estados Unidos han vuelto a la carga contra Cuba. Algo que ya sabíamos que podía ocurrir, por lo cual no nos asombra.
Como jóvenes que comprendemos el momento histórico no albergamos ni miedo ni espacio para rendiciones. Tenemos muchas cosas que defender, y ninguna fuerza, por poderosa que sea, nos podrá apartar del camino de la Revolución.
El retorno a la fallida política de hostilidad afecta a nuestras familias y, en especial, a los jóvenes que construimos nuestro proyecto de vida en la Isla. La lista es una herramienta más para acabar con la paz, la soberanía y el bienestar de Cuba. Nuestro país no promueve el terrorismo, es víctima.
Las medidas de la nueva administración estadounidense no nos impedirán que sigamos edificando una mejor nación con todos y para el bien de todos. Trump ignora nuestra estirpe, nuestra esencia martiana y fidelista. Por eso, nuestra posición es y será siempre la de defender Cuba.
Ante una mayor agresión, más será nuestra unidad; ante más medidas de asfixia económica y de un recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero, mayor es nuestra creatividad, nuestro compromiso y nuestra decisión para saltar por encima de las dificultades y seguir defendiendo los legítimos sueños de justicia que nos legaron nuestros padres y abuelos.
No nos van a robar la alegría, no nos van a apagar los sueños, no nos van a quitar la soberanía. Ya lo hemos jurado muchas veces: será mejor hundirnos en el mar antes que traicionar la gloria que se ha vivido.
Nuestros pioneros, estudiantes, artistas, intelectuales, trabajadores y combatientes, en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes, declaramos la convicción profunda de que seguiremos adelante, porque ¡Cuba vencerá!
La Habana, 22 de enero de 2025
