Terminal de ómnibus de Sancti Spíritus celebra cinco años de buen trabajo

SANCTI SPÍRITUS.— Cuando Leidy Laura escuchó por el altavoz de la terminal de Ómnibus Nacionales de esta provincia que existía una sala para la lactancia, no dudó en averiguar. Con su pequeño en brazos le bastó preguntar al jefe de turno y de inmediato se vio sentada en uno de sus dos sillones.

Confesó asombrada la joven santiaguera que desconocía de ese servicio en el resto de las terminales del país. Se movía con frecuencia de La Habana hacia su tierra natal y viceversa, y en ningún viaje había estado tan confortable en ese momento tan especial de alimentar a su hijo.

Recuerda la anécdota Anecio Pérez Quintana, administrador de la institución, ubicada en la Carretera Central, vía que divide la zona más antigua de la más joven en la urbe del Yayabo. Cuenta que en la pequeña área hay además una cuna y una cama, para cuidar de los pequeños, mientras llega su turno en la lista de espera.

«Todas las madres que llegan aquí tienen el derecho de solicitar ese servicio. Incluso ha sido utilizado por mujeres con hijos más grandes que han presentado fiebre o se han sentido mal, porque ahí, además de privacidad, hay más condiciones. Y hasta les hemos acercado la asistencia de un médico cuando lo han pedido».

Dicho servicio fue uno de los tantos avales que hace cinco años le confirió a esta terminal el honor de ser la más moderna del país. Hasta el ministro del Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, aplaudió recientemente en su cuenta de Facebook que se mantenga esa iniciativa.

«Aunque es su derecho utilizar cualquier otra área de la instalación para estos fines, allí las madres, padres y niños tienen un espacio más seguro y confortable para la alimentación y el cambio de ropa y pañales. Esa es una buena experiencia de un servicio gratuito en una terminal de tránsito, en la cual no pocos infantes pasan prolongadas esperas para acceder a los ómnibus.

«Es un ejemplo de que desde la gestión y administración de las instalaciones vinculadas a la atención de personas se debe trabajar con empatía para beneficio de estas, a pesar de la compleja situación. Es la voluntad del Ministerio del Transporte e insistiremos en que se materialicen más ejemplos como este», escribió en su muro el directivo.

Atención adecuada a nuestros clientes

Tras siete largos años de proceso constructivo, muchos espirituanos habían perdido las esperanzas de contar con una terminal de Ómnibus Nacionales en consonancia con la modernidad. Hasta que se dio la noticia: una edificación basada en las más modernas tecnologías de diseño para construcciones de ese tipo emergía con todos los brillos en la céntrica intersección de la Carretera Central y la calle Isabel María de Valdivia, de la ciudad del Yayabo.

Nació de un proyecto del Ministerio del Transporte con una inversión superior a los seis millones de pesos. El liderazgo de todo el accionar, desde el movimiento de tierra hasta el último puntillazo, lo asumió un grupo de ingenieros de la unidad empresarial de base Iproyaz, del grupo azucarero Azcuba. Bebió de las propuestas de las terminales en Santiago de Cuba y Holguín, pero la espirituana surgió con su sello desde los cimientos.

Consta de dos pisos y en su interior se tropieza de frente con tres salones: el de la lista de espera, el de las reservaciones de última hora y el de Vía Azul. En total, tiene capacidad para unas 350 personas.

Los pasajeros, y quienes cruzan el umbral, pueden acceder además a servicios de gastronomía y un área comercial destinada a la venta de variados productos y otras prestaciones, además de contar con puntos de correo y de Etecsa, zona wifi, piquera de taxis y un local para la recepción y protección de equipajes, entre otros espacios. El peculiar proyecto mereció Mención especial en el 13er. Salón Nacional de Arquitectura y Urbanismo, realizado de forma virtual.

«Nos mantenemos en constante intercambio con los pasajeros, sobre todo quienes pasan más tiempo por la lista de espera, y siempre les llama la atención la limpieza y el estado de los baños —añadió Pérez Quintana, en el cargo desde hace seis meses—. Eso lo hemos logrado, al igual que en el resto de las áreas, por el sentido de pertenencia del colectivo».

Desde el interior del edificio de grandes ventanales, a semejanza de un aeropuerto, se divisan los 16 andenes, por donde en sus momentos iniciales transitaron unas 150 guaguas diarias, con un flujo de alrededor de 7 000 personas. Hoy, por la reducción del servicio de Ómnibus Nacionales debido a la escasez de combustible, circulan entre 16 y 18 carros. Esto facilita el control de las operaciones, pero aviva muchas inconformidades de quienes desean viajar.

«Es una máxima la atención adecuada a nuestros clientes. En eso sabemos que tenemos que trabajar constantemente. Hemos logrado, por ejemplo, evitar la presencia de personas que deambulan y procuran pernoctar al interior de las terminales. La estancia de los pasajeros debe ser lo más tranquila posible».

Precisamente por tener los oídos en las opiniones de los pasajeros se logró otro de los anhelos de los espirituanos. Aunque esta terminal se concibió con espacio para la lista de espera, con la llegada de la COVID-19 se decidió trasladar ese servicio para el local de la otrora terminal, a unos cuantos kilómetros de distancia, y allí estuvo bastante tiempo, hasta que a principios de 2023 se reinsertó en la terminal «nueva», que cumple cinco años este 22 de febrero.

Celebración con motivaciones

Como no están exentos de altibajos en algunas prestaciones que complementan la misión principal de la instalación y repercuten en su cuidado, el colectivo protagoniza, de cara al aniversario, diversas acciones de mantenimiento, como recuperación de asientos, pintura, reposición de enchapes de mármol en algunas zonas, trabajos de plomería en los baños, colocación de lámparas solares en las áreas del andén y la entrada, entre otras labores.

«A pesar de la limitación de combustible, a nivel de país se ha protegido la programación nacional y, gracias a significativos esfuerzos, hasta este momento no hemos tenido fallos de nuestras rutas por la falta de ese preciado recurso, informa Jorge Luis Rodríguez Ojito, director de la unidad empresarial de base Ómnibus Nacionales Sancti Spíritus.

«Hemos buscado alternativas. Se mantienen todas las salidas hacia La Habana desde seis de los ocho municipios, excepto desde La Sierpe y Taguasco, pero sus pobladores tienen derecho a reservar en las demás existentes. Igualmente, prestamos el servicio desde la cabecera provincial a Santiago de Cuba, Matanzas, Camagüey y Guantánamo, y añoramos retomar el que teníamos a Cienfuegos. Solo esperamos que la compleja situación con el combustible nos lo permita.

«Terminamos el pasado año con más de 3,7 millones de pesos de utilidades, y en enero arrancamos muy bien, con 500 000 pesos. Por lo tanto, podemos decir que además de autofinanciarse, el servicio da utilidades y aporta a la economía del país: no somos una carga para el Estado».

En lo que retorna el agitado movimiento de rutas y pasajeros de otras épocas (por el tránsito constante entre oriente y occidente), el colectivo espirituano trabaja para conservar su confort y limpieza, así como la calidad en los servicios.

«La clave está en el compromiso de nuestros trabajadores, a quienes les exigimos desde el buen porte y aspecto hasta la atención con respeto a cualquier persona que nos visite, porque esta tiene que seguir siendo nuestra tacita de oro», concluyó Pérez Quintana.

Madres, padres y niños tienen un espacio más seguro y confortable para la alimentación y el cambio de ropa y pañales. FOTO: Tomada del perfil de Facebook del ministro Eduardo Rodríguez Dávila.

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