¿Qué secundaria básica queremos? Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 27/01/2024 | 08:42 pm
Sunai, Olivia y Ariadna están en 9no. grado. Aunque ya tienen pensado su camino para continuar estudios —las tres irán al preuniversitario porque quieren llegar a la universidad— por el momento deben terminar con éxito la secundaria básica, donde dicen sentirse a gusto. Su centro escolar es la Felipe Poey, del municipio capitalino de Plaza de la Revolución
«Me gusta la manera en que los profes buscan soluciones para que entendamos las clases, porque no todos los estudiantes captan igual. Nos hacen evaluaciones orales, nos ayudan a tener buenos resultados», destacó Sunai Cuba Rodríguez.
Por su parte, Olivia Vázquez Valdés-Miranda, quien aspira ingresar en el Instituto Preuniversitario Vocacional Vladimir Ilich Lenin —que el próximo 31 de enero cumplirá 50 años de fundado— y seguir el camino de las ciencias, subrayó que con sus iniciativas, los profesores motivan a venir a clases, y atender y, por supuesto, de eso se sacan luego buenos provechos.
«Son muy dedicados, se esfuerzan para que atendamos y aprobemos, son muy buenos maestros, aunque algunos están sobrecargados y tienen que dar clases en muchos grupos», recalcó Ariadna Quiala Montalván.
Al preguntarle a la máster Maidoly Pérez Gámez, directora del centro, sobre la cobertura docente, explicó que cuenta con 27 profesores, con los cuales tiene cubiertas todas las asignaturas. «Tengo jubilados reincorporados, maestros de experiencia y de nuevo ingreso. Hacemos las preparaciones metodológicas concentradas que indica el municipio, y a los más jóvenes les designamos un tutor.
«Creo que tengo buena suerte, porque los que han llegado de las escuelas pedagógicas y de la Universidad de Ciencias Pedagógicas son buenos: no tengo quejas de ninguno. Trabajamos con ellos, los acompañamos, los motivamos, y los resultados se ven en el aula.
«Si valor tuvieron los jóvenes cuando en 1961 fueron a alfabetizar, y el grupo de Los Valientes que en 2003 y 2004 asumieron las aulas, los que estamos trabajando hoy en las escuelas lo hacemos por amor y vocación. Cada uno, en su momento histórico, tiene su mérito.
«Cuando se trata de enseñar, no puede faltar amor por la profesión, una de las tareas más lindas que puede enfrentar un ser humano. En la secundaria vemos el fruto a largo plazo. A veces me los encuentro ya hombres y mujeres, y me dicen “¡Gracias, profe!”.
«Esa efusividad es una de las cosas más lindas que puede vivir un maestro. Si me preguntaras cuál es mi mayor inconformidad con lo logrado en la escuela, sería no contar con más profesores», subrayó.
Las secundarias básicas tienen que atemperarse a los tiempos actuales y a los códigos de los adolescentes que recibe.
Hablar de incomformidades
Ya sabemos que a los jóvenes les caracteriza la sinceridad, y al preguntarles a las tres estudiantes qué no les gusta de su escuela, luego de un intercambio de sonrisas y un silencio cómplice comenzaron a verter opiniones.
«No me agrada cuando tenemos turnos libres y estamos en el aula esperando la próxima clase… Eso a veces motiva indisciplina, y siempre es una pérdida de tiempo. Podría aprovecharse ese rato poniéndonos teleclases u otros materiales audiovisuales en el televisor», sugirió Sunai.
«Yo hasta tengo algunas propuestas —aseguró Olivia—. Sin ánimo de criticar, pero hay profes que nos dan repasos, como Química, y otros no. Es cierto que algunos tienen sobrecarga docente, pero ese tiempo deberíamos ocuparlo en algo útil».
Ariadna se mantenía callada, hizo un pequeño movimiento con la cabeza y afirmó: «Para mí sería bueno desarrollar otras iniciativas fuera del aula, como hacer deportes, alguna competencia entre grupos, juegos, actividades culturales… No nos hace bien estar todo el día en el aula. Eso se podría programar por grupos, en las tardes».
Sunai aclaró que «siempre sería bajo supervisión de algún profesor, pero podríamos hacerlo nosotros mismos, igual que compartir materiales audiovisuales. Alguien en el aula puede escogerlos y nosotros ayudar con esas iniciativas».
Aunque la secundaria básica Felipe Aloy se precia de hacer varias actividades, quizá no logre la frecuencia que reclaman las pioneras. Entre otras virtudes, la directora precisó que el 3er. Perfeccionamiento permite organizar la escuela en correspondencia con su entorno: «El currículo general no varía, pero tenemos uno interno con actividades complementarias, con el objetivo de que la escuela sea el centro cultural de la comunidad.
«Antes era el Palacio de pioneros, la Casa de Cultura… ahora nos vinculamos con el entorno. Tenemos muy cerca la Universidad de La Habana y varias de sus facultades tienen convenios de trabajo con nosotros. Entre ellos hay un círculo de interés con la Facultad de Química, y otro con la Quinta de los Molinos, también aledaña a nosotros, y con el cual abordamos el tema ambiental.
Además, contamos con un grupo de danza a partir de un taller comunitario y mantenemos vínculos con dos complejos deportivos: el Van Troi y El Pontón, donde se han organizado equipos de fútbol y de béisbol 5 y se propician encuentros deportivos con otras instituciones educativas.
«El día de la ciencia, por llevar nuestra escuela el nombre de Felipe Poey, hacemos un gran evento. Ese día cada grado hace presentaciones, invitamos a la familia y a la comunidad en general para que participen… Además, el Movimiento de Pioneros Exploradores genera actividades relacionadas con la Química, la Biología y la Geografía», acotó.
Para Adalberto Revilla Vega, director nacional de la enseñanza Secundaria Básica, la escuela tiene que ajustarse a los tiempos actuales: «El desarrollo de las tecnologías implica cambios en la manera de hacer, pero no varía ese currículo obligatorio formativo, acompañado de otras actividades que complementen la formación que aspiramos para nuestros jóvenes.
«Para ello, subrayó, la preparación continua del docente es fundamental, porque solo con una estrategia educativa eficiente podrá lograrse esa cultura general integral a que se aspira para los adolescentes en los centros escolares, de modo que puedan continuar con éxito sus estudios posteriores».
Un nivel escolar difícil
A nivel internacional el subsistema escolar de la enseñanza media es considerado «complicado y difícil». El estudiante viene de un sistema de clases diferente en la enseñanza primaria, y también la edad de los alumnos influye, pues la adolescencia es etapa de cambios, dudas y definiciones.
Sin embargo, una de las profesoras de la escuela visitada por Juventud Rebelde, Liseidy de la Cruz Martínez, asegura que justamente ese desafío es el que ella disfruta: «Me gradué con 19 años y desde entonces, hace 15 años, estoy en esta escuela.
«Siempre me gustó ser maestra, sobre todo dedicarme a la adolescencia, que es difícil, es un reto, y por eso me gusta. Hay que dar y recibir, tener con ellos mucha conversación, convencer, nada se puede imponer. Están en una edad muy compleja de cambios, quieren ser adultos, pero todavía no lo son.
«El primer eslabón es la familia, que ya en la secundaria no está tan presente en la escuela como en la primaria, y cuando hay problemas en el hogar se reflejan en los estudiantes, en su personalidad», subrayó la profesora.
Además de asumir la secretaría docente del centro, trabajo de alta responsabilidad porque es el horcón de la escuela, De la Cruz imparte la asignatura Educación Cívica, en 9no. grado. «Esa clase ellos la disfrutan —asegura la profesora—. Ahora estamos abordando las nuevas leyes, la Constitución, el Código de las Familias…
«Nos dan sus opiniones, debatimos. Son temas relacionados con la comunidad donde residen: eso les gusta y aprenden. Pero hay que motivarlos, hacerlo de manera que participen; no puede ser esquemático, tiene que ser dinámico», puntualizó.
Ante tales desafíos, muchos aún por lograr en la mayoría de las ESBU, conversar con Margarita McPherson Sayú, especialista en Educación Secundaria Básica, despeja dudas sobre los caminos que es necesario recorrer. Ella afirma que en la formación de los adolescentes lo educativo es fundamental. Por lo tanto, un primer reto para la escuela es el estrecho vínculo entre la instrucción y la educación.
«Porque, como continuidad de la primaria, tiene que afianzarse la formación de valores, los comportamientos, las actitudes éticas y morales, con todo lo relacionado con los sentimientos: desarrollar una personalidad desde el punto de vista de cómo se piensa y ayudarlo a pensar.
«Pero ese proceso no puede estar desligado de una instrucción también profunda. Hay que aportar muchos conocimientos de todos los saberes, y esencialmente los contenidos más contemporáneos, pues esta es la generación que tendrá que llevar adelante todo lo que nos proponemos hoy como país para lograr un desarrollo sostenible», señaló.
Subrayó como otro de los retos que los estudiantes se preparen en conocimientos vinculados con la salud, «pero en el concepto actual de ese término, el enfoque de una sola salud en vínculo con todo lo que nos rodea», argumentó.
Y, por supuesto, como un hito en ese nivel de educación, se refirió a la formación de los profesores. «Es preciso un trabajo metodológico y didáctico que conforme una estructura para asumir una pedagogía contemporánea, lograr que los estudiantes sean realmente educados y que el personal docente tenga una alta calificación, con un fuerte componente investigativo y de innovación.
«Te puedo asegurar, a partir de los años que he trabajado en ese nivel de enseñanza, que muchas cosas cambian con los tiempos, pero esos elementos se mantienen desde la educación tradicional, con la contemporánea y con las perspectivas que tenemos», precisó.
Lograr ese conjunto armónico entre los planes de estudios institucionales y aquellos que genere la propia escuela requerirá de seguir poniendo empeño y corazón por parte de directivos y maestros, para formar generaciones que visualicen su compromiso social con el país.
Una de las más conocidas frases de José Martí sobre la enseñanza dice: «Instruir no es educar; ni la instrucción puede ser un equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque»., En ella se resume ese camino teórico que es preciso construir en la práctica día a día.
Sunai, Olivia y Ariadna coinciden que en las escuelas deben planificarse otras actividades formativas extraclases. FOTOS: Maykel Espinosa Rodríguez.
Prioridad del sistema educativo
«La secundaria básica en Cuba, como sucede en el contexto internacional, es uno de los niveles educativos más complejos, sobre todo por las características sicopedagógicas de la formación de los sujetos en esas edades, y porque en ese ámbito escolar, junto al familiar, se define la continuidad de estudios de los adolescentes», explica Naima Ariatne Trujillo Barreto, ministra de Educación.
«Es una etapa muy compleja en la formación de las personas, por lo que implica el grupo y las exigencias sociales
que agregan a la familia y a la escuela debates en torno a temas como la sexualidad y el embarazo, por ejemplo, que dependen de decisiones de cada ciudadano y deben aplicarse experiencias que lleven a una formación exitosa.
«Por ello es preciso aplicar mucha ciencia en el aula en el tratamiento de esas edades, pues incluso hay ocasiones en que a la familia le resulta difícil abordar ciertos temas. Reconocemos lo difícil de afrontar los conflictos de esas edades.
«También tenemos retos con la formación de nuestros profesores de secundaria básica. Estamos abogando cada vez más porque los egresados de las escuelas pedagógicas continúen estudios superiores y alcance una mayor preparación.
«Nuestro objetivo es ponerlos en posición de éxito para que puedan continuar estudios en la educación técnica profesional o el preuniversitario, y que lo hagan con la suficiente preparación para que triunfen en procesos posteriores, pues la secundaria básica es un espacio intermedio».
—Durante la etapa de la COVID-19, se continuaron las clases utilizando los medios audiovisuales. ¿Qué lugar ocupan en el proceso educativo actual?
—Apostamos por la presencialidad del profesor, aunque no obviamos los medios audiovisuales. Su utilización es una tendencia global y no estamos de espaldas a ello. Sabemos el valor que pueden tener para acompañar el proceso educativo y contamos con excelentes productos elaborados en el país, pero no se puede negar que la relación humana entre el profesor y el alumno es insustituible. Y en la secundaria básica aún más, por las características de esas edades.
Enseñanza en cifras
Antes de 1959, la educación secundaria básica prácticamente no existía en Cuba. Cuando triunfó la Revolución, la cifra de graduados de 6to. grado era inferior a 400 000.
Es a partir de los años 60, con el desarrollo de la campañas de alfabetización y para alcanzar el sexto grado, como parte de las acciones encaminadas para elevar masivamente la escolaridad, que se puede comenzar a hablar de un sistema educativo que incluye la Educación Secundaria Básica con carácter obligatorio, tal y como se establece en la Constitución de la República.
Los estudios de secundaria básica se realizan en dos tipos de centros, urbanos y en el campo, estos últimos con régimen interno.
En el país funcionan 1 006 secundarias, en las que se forman más de 43 468 alumnos. También existen en ese nivel escuelas vocacionales de arte y escuelas de iniciación deportiva. Se cuenta con 40 552 docentes; de ellos, 37 449 se encuentran frente a aulas.
Actualmente agrupa a alumnos comprendidos entre los 12 y 14 años de edad, como promedio. Su objetivo es sentar las bases del desarrollo integral de la personalidad del adolescente, al proporcionar la adquisición de conocimientos básicos y el desarrollo de habilidades propias de la Lengua Materna, la Matemática, las Ciencias Naturales y Sociales y el conocimiento del idioma inglés.
Además contribuye a la educación estética de los alumnos, la formación de una cultura física y al dominio elemental de los principios de la técnica, estrechamente vinculados con la actividad productiva.
Fuente : Mined