Este viernes inició en el país el proceso de balance del Partido Comunista de Cuba, que tuvo su arrancada en el capitalino municipio del Cotorro. Autor: Estudios Revolución Publicado: 05/11/2021 | 09:09 pm
Bajo el precepto de debatir los temas que más se acerquen a las inquietudes de la población y a la vida en los territorios, este viernes inició en el país el proceso de balance del Partido Comunista de Cuba, que tuvo su arrancada en el capitalino municipio del Cotorro, con la presencia del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Este proceso —como parte del cual se celebrarán las asambleas distritales y municipales en el transcurso de los meses de noviembre y diciembre—, tiene dos objetivos esenciales: dar continuidad a la implementación y cumplimiento de las Ideas, Conceptos y Directrices, derivadas del 8vo. Congreso, y elegir a los organismos intermedios de dirección del Partido.
Se trata de continuar perfilando los caminos para avanzar en la solución de los diversos problemas existentes, teniendo como premisa el análisis objetivo, crítico y autocrítico, acorde con las características de cada territorio, y la necesidad de impulsar desde la base el desarrollo de la nación.
En esa cuerda se suscitaron las intervenciones de este viernes durante la Asamblea de Balance del Cotorro, donde se identificaron problemas objetivos y subjetivos que impiden avanzar con mayor celeridad en muchas cuestiones; se compartieron buenas experiencias; y sobre todo, se habló de soluciones y de cómo implementarlas.
Y porque ningún asunto es ajeno al trabajo del Partido, se habló profunda y críticamente acerca de cuánto falta por consolidar en aspectos de funcionamiento y vida interna de la militancia, pero también sobre cuánto puede lograrse desde ella para alcanzar mejores resultados productivos en las importantes empresas que confluyen en ese municipio.
La Empresa Siderúrgica José Martí —conocida como Antillana de Acero, estratégica para el país e inmersa desde hace tres años en un amplio proceso inversionista—, acaparó buena parte de los debates iniciales del encuentro. De cómo accione ahí la militancia dependen en gran medida los resultados que en ella se obtengan.
¿Cómo rinden cuenta los directivos de Antillana de Acero a sus trabajadores del importante proceso inversionista que se realiza? ¿Qué atención se da a los muchachos que comienzan su vida laboral en la empresa? ¿Sienten apoyo los jóvenes para desarrollarse? Fueron algunas interrogantes que planteó el Presidente de la República y que motivaron el debate partidista.
«No solo apoyamos a los jóvenes, confiamos en ellos», aseguró Reinier Guillén Otero, director general de la empresa.
Raúl Palmero Fernández, asesor jurídico de Antillana de Acero y secretario del Comité de la Unión de Jóvenes Comunistas allí, explicó al Primer Secretario del Comité Central del Partido sobre la manera en que se concede participación a los jóvenes en la toma de decisiones de la entidad.
Aquí laboran unos 250 jóvenes, 80 de los cuales son universitarios. Si bien el trabajo que hemos ido consolidando no irradia en todos por igual, valoró, la manera en que se ha logrado irlos sumando a las filas de la organización y vincularlos en cada una de las tareas en que se ha requerido de ellos, nos ha permitido mayor motivación.
Este centro, destacó el Presidente Díaz-Canel, no es solo importante para el municipio, también lo es para el país. De ahí la importancia que concedió a que en él se propicie un ambiente para el debate constante, que permita a los trabajadores aportar con sus criterios.
La rendición de cuentas no es leer un informe y ya, subrayó. «Cuando los dirigentes rendimos cuenta estamos cumpliendo con una obligación», enfatizó.
Acerca del trabajo con los jóvenes, insistió en que resulta vital conocer qué potencialidades tienen cuando llegan a la empresa y cómo se desarrollan, para en función de ello hacerlos sentir útil y aprovechar sus potencialidades.
La preparación —se coincidió durante la Asamblea— no es solo para los jóvenes, tiene que ser igualmente para los cuadros, para los obreros, para todos de manera general y en cualquier escenario. Uno de los mayores retos está en «sacar de la reunión el informe de balance» y seguirlo discutiendo en las organizaciones de base y con el pueblo.
Hacer las cosas mejor
No podemos seguir haciendo las cosas de igual forma si han demostrado que no funcionan, enfatizó Díaz-Canel. En tal sentido, hizo mención no solo al trabajo propio del Partido, sino también a las maneras en que necesitamos cambiar modos de hacer en cuestiones como la producción de alimentos; su diversificación en cada pedacito de tierra que lo permita; y la necesidad de que, sin que las empresas tengan pérdidas, buscar soluciones para que los precios no afecten a la población.
El propósito de cada acción, se coincidió en destacar durante el intercambio, tiene que encaminarse a impulsar el desarrollo, lo cual repercute directamente en la calidad de vida de los habitantes del municipio. De ahí el énfasis puesto en que los diversos actores económicos se acerquen más al barrio para juntos encontrar soluciones a los problemas.
En ese hacer por los barrios, el Presidente de la República compartió un concepto crucial teniendo en cuenta que el Presupuesto ha sido diseñado en función de resolver esencialmente los problemas sociales.
Si el principal tributario de ese Presupuesto es el pueblo, dijo, quien mejor puede controlarlo es justamente el pueblo. Tenemos que cambiar la manera de participación popular en el control del Presupuesto y encontrar la forma de que la población lo conozca y lo discuta, acotó.
Lograr transparencia, que la gente sepa lo que se está haciendo y participe —subrayó— esa es la mejor manera de controlar. Son temas sobre los cuales también tenemos que meditar desde el Partido, consideró.
En tal sentido, el miembro del Buró Político y secretario de Organización y Política de Cuadros del Comité Central, Roberto Morales Ojeda, reiteró la necesidad de lograr desde el Partido, desde las organizaciones de base, que las reuniones del núcleo se parezcan al radio de acción del núcleo, para que en ellas se discutan los verdaderos problemas que los afectan.
Esta Asamblea, dijo, tiene que convertirse en un momento de análisis y reflexión que nos lleve a hacer mejor las cosas, a un mayor vínculo con los jóvenes, a revisar el papel de la militancia en los centros laborales y también donde reside.
Aprovechar las enseñanzas de la Asamblea
Tras concluir el debate, Tamara Garrido González, quien fuera ratificada como Primera Secretaria del Comité Municipal del Partido en el Cotorro, enfatizó en la importancia de aprovechar las enseñanzas de la Asamblea. Tenemos que salir de aquí —aseveró– a implementar todo en nuestras estructuras, en el barrio, en las instituciones y así resolver los problemas que hemos identificado.
Este proceso de balance, aseveró el Secretario de Organización y Política de Cuadros, no culmina hoy. Es un momento de proyección, que si bien da continuidad al trabajo que durante los últimos años se ha realizado en el Cotorro, sirve de antesala a la reunión que se debe desarrollar con todos los militantes, para discutir franca y profundamente los temas que aquí han sido objeto de análisis y pueden ser implementados en todos los lugares.
Tras la selección de los 145 integrantes del Pleno municipal del Partido y la posterior elección del Buró, la miembro del Buró Provincial en la capital, Yuniasky Crespo Baquero, destacó la trascendencia de asumir cada una de las intervenciones como una continuidad del 8vo. Congreso del Partido. Esta Asamblea —dijo— es una muestra de la continuidad del Congreso.
«La responsabilidad del Partido transita, en primer lugar por contar en cada espacio con una organización fuerte, atemperada a los momentos que vivimos, capaz de contar entre sus filas con la vanguardia de los revolucionarios, el mejor obrero de su fábrica, el mejor maestro, el médico o el científico ejemplar y que de entre ellos se forme el secretario general del núcleo», evaluó.
El reto está —subrayó— en que cuando se hable del Partido se identifique por ser el interlocutor del pueblo, quien lo escuche y lo acompañe; interprete sus aspiraciones y sea, por esa confianza y ejemplaridad, capaz de impulsar el esfuerzo colectivo en función de la sociedad socialista, democrática, próspera y sostenible a que aspiramos.