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MEDIA LUNA, Granma.— Por primera vez en la historia estudiantes de escuelas pedagógicas de Granma realizan una caminata desde Alegría de Pío hasta Cinco Palmas, en homenaje al 64 aniversario del reencuentro de Fidel y Raúl en ese último paraje de las serranías.
Tradicionalmente ese recorrido, de unos 65 kilómetros, lo realizaban pioneros del territorio, pero esta vez, en honor al 50 cumpleaños de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, lo protagonizan 50 futuros maestros.
El periplo comenzó este 16 de diciembre en el sitio donde se produjo el bautismo de fuego del entonces naciente Ejército Rebelde, un hecho que provocó la dispersión de los 82 expedicionarios del Granma en 28 pequeños grupos.
En su ruta, los jóvenes llegarán hasta El Plátano, lugar donde vivía en 1956 el actual Comandante de la Revolución Guillermo García Frías, uno de los primeros campesinos en incorporarse a la guerrilla que luchó en las montañas contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Herman Moya Castillo, funcionario del comité provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas, explicó que los seleccionados para esta histórica ruta son alumnos de las escuelas Rubén Bravo (Bayamo) y Blas Roca Calderío (Manzanillo), y fueron escogidos atendiendo a su excelente trayectoria estudiantil.
Los muchachos y muchachas llegarán a Cinco Palmas el día 17 y una jornada después participarán, en ese intrincado lugar perteneciente al municipio de Media Luna, en el tradicional acto que recuerda el abrazo de los hermanos de sangre e ideas.
El grupo de Fidel, Faustino Pérez y Universo Sánchez, tocó Cinco Palmas el 16 de diciembre de 1956, luego de 11 agotadoras jornadas de marcha entre montes y cañaverales desde Alegría de Pío, durante las cuales recibieron un gran apoyo de los campesinos.
En tanto, la agrupación de Raúl, Ciro Redondo, René Rodríguez, Efigenio Ameijeiras y Armando Rodríguez llegó dos días después, también burlando el cerco del ejército batistiano, tras una marcha no menos tortuosa, en la que contaron con la colaboración espontánea o previamente organizada del campesinado de la zona.
Al reencontrarse, Fidel, al ver que se habían juntado ocho hombres y siete fusiles, exclamó con optimismo: «¡Ahora sí ganamos la guerra!».
