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Cienfuegos.— El primer laboratorio fuera de la capital cubana para la aplicación del método Neuropoint quedó inaugurado en la sede pedagógica Conrado Benítez, de la Universidad de Cienfuegos, por su creador e investigador Orlando Terré Camacho, presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial y de la Organización Mundial de Educación, Estimulación y Desarrollo Infantil.
«Considerar el amor en enlace perfecto con la ciencia y la construcción del saber lleva implícito muchos conocimientos, de ahí que este laboratorio abra un espacio de ayuda para la mejoría de los potenciales de inteligencia de los infantes en edades tempranas», declaró Terré Camacho.
A través de estrategias y técnicas de avanzada, el centro examina el secuencial neurosicológico y del desarrollo infantil y avanza hacia los procesos de corrección y compensación de las estructuras. «Se trata de cómo ver el área potencial de los menores y cómo desarrollarla —indicó—, para que después ocurra el tránsito hacia esa escuela que pretende ser inclusiva».
En ocasión del aniversario 56 de la educación especial en la Mayor de las Antillas, el estudioso la definió como «una especialidad sensible dentro del ejercicio pedagógico, que presupone un espacio de amor y ciencia», estas últimas, líneas medulares del Neuropoint.
La metodología «beneficia a familias, niños y niñas con necesidades específicas en su desarrollo, tributa a la investigación científica y apertura de espacios para la enseñanza», dijo el padre de este procedimiento, que también se inserta en los planes de estudio de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona y en la sede cienfueguera, dentro de la materia Neurodesarrollo Infantil.
Laboratorios de este tipo funcionan en unos 15 países de Iberoamérica, como Argentina, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y otros de habla hispana, además de Brasil. En Cuba radican en el Centro Internacional de Salud La Pradera, la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona y el recién iniciado en esta provincia.
Estudios realizados en tales instalaciones evidencian la vinculación a la vida cotidiana de estos niños, jóvenes y adolescentes como una posibilidad real a través del «desarrollo de habilidades sociales que les permitan, de alguna manera, participar en un ejercicio de prácticas democráticas libres, que en el caso de Cuba sigue siendo un hecho».
