Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Los 120 años de una usurpación

El mayor sueño guantanamero es disponer un día del área que ocupa ese enclave, para contribuir a desarrollar la economía de la provincia y del país

Autor:

Luis Hernández Serrano

En 2018 se recordarán los 120 años del despojo de la Bahía de Guantánamo para convertirla en base militar norteamericana, por lo que es importante que nuestro pueblo, y sobre todo la juventud, conozcan la saga de violaciones y atrocidades que se han perpetrado desde ese territorio, manifestó el Historiador de la Ciudad del Guaso, José Sánchez Guerra, en la Casa del Alba Cultural, durante la presentación de la revista Entre Ríos, del Gobierno de esa provincia.

Sánchez Guerra refirió que el mayor sueño guantanamero es disponer un día del área que ocupa ese enclave, para contribuir a desarrollar la economía de la provincia y del país.

Llamó la atención acerca de que sigue siendo cárcel del mundo y centro internacional de torturas a personas, atadas con cadenas y nunca juzgadas.

Entre otros detalles reveladores insistió en que desde esa base imperial se apoyó a la aviación batistiana contra los rebeldes de la Sierra Maestra y se organizaron y apoyaron bandas contrarrevolucionarias, además del asesinato de Ramón López Peña y Luis Ramírez López.

Autor de más de 20 títulos, entre ellos Los ecos de La Demajagua, El eco de las voces y Mambisas del Alto Oriente, el también integrante del ejecutivo de la Unión de Historiadores de Cuba y miembro correspondiente de la Academia de la Historia abundó que en esa instalación imperial, donde radicó el segundo puerto en importancia en el mundo durante la Segunda Guerra Mundial, se hace lo que no se permite realizar dentro de Estados Unidos, por sus propias leyes.

Sánchez Guerra recordó que el dictador Batista visitó en dos oportunidades ese enclave —en 1936 como Jefe del Ejército y en 1955 como Presidente de facto—, porque tenía allí turbios negocios, como los vinculados con la prostitución, compartidos con el coronel Del Río Chaviano, quien se encargaba de dialogar con el almirante estadounidense jefe de la base y, de paso, recoger sus sucias ganancias y las del «noble y puro» presidente del 10 de marzo de 1952.

«Esto es solo una pincelada sobre la verdadera entraña del tirano que algunos recalcitrantes y obtusos en Miami presentan hoy como uno de los mejores presidentes que ha tenido Cuba, cuando en verdad fue un ladrón, inmoral, corrupto, vendido a los yanquis, encubridor de delitos, jefe de torturadores y pistoleros, un esbirro y un asesino».

El Historiador afirmó que la resistencia anticolonial y antianexionista —primero criolla y luego cubana— en esa hermosa porción de tierra y mar, tiene cerca de cinco siglos.

Explicó que Colón celebró la belleza de la Bahía de Guantánamo y que el Almirantazgo británico, en 1741, quiso convertirla en su base naval, época en que desembarcó allí a 7 000 militares —entre ellos un regimiento de las Trece Colonias inglesas—, al azotar un ciclón su sede en Kingston, Jamaica.

«Por la actitud digna del cacique Guamá, su esposa y sus hombres y mujeres; después la de mambises como los generales Pedro A. Pérez, (Periquito), y Silvino Sánchez Figueras, y otros patriotas y mujeres mambisas; y más tarde la valiente conducta del entonces Comandante Raúl Castro Ruz, que hizo prisionero a un nutrido grupo de marines yanquis, podemos decir que no olvidaremos nunca a los jóvenes custodios cubanos asesinados por los yanquis allí, las humillaciones a nuestras mujeres y familias, podemos afirmar que ser guantanamero es una categoría cultural cubana y universal».

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