Antonio Moltó, presidente de la UPEC, entregó a Eusebio Leal un reconocimiento por la labor de la Oficina del Historiador. Autor: Jorge Camarero Leiva Publicado: 21/09/2017 | 06:23 pm
La necesidad de sincronizar el discurso con las nuevas generaciones fue fundamentada por el Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, en el espacio de debate Catalejo, de la delegación ramal de la prensa escrita de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
Tras señalar que veía pocos rostros jóvenes entre los asistentes al encuentro, se distanció de quienes relegan en base a la edad, a partir de la concepción de que la juventud es sinónimo de inmadurez o falta de preparación. Apuntó que los jóvenes no vivieron otras etapas, por lo cual parten de los referentes de sus circunstancias, lo que implica entonces atraerlos con las ideas.
Al abundar en el tema, subrayó que el subdesarrollo genera la falta de memoria histórica, por lo que esta debe ser cultivada sin saturaciones. De lo que se trata, indicó, valorando el papel de la escuela cubana y del insustituible rol de la familia, es de crear más discípulos que alumnos, para que los más nuevos puedan valorar y seguir la obra a partir de las convicciones.
En esta línea de enamorar a los jóvenes valoró que para acercarlos a la historia deben evitarse las solemnidades extremas y apostar por humanizar, bajar a los héroes de los pedestales, acercarlos con humildad y mostrarlos como las personas que fueron, sin simplificaciones.
Para ilustrar su afirmación, ejemplificó con los hermanos Saíz Montes de Oca, jóvenes pinareños que desde un pueblito apartado y pequeño supieron dejar un legado tan imperecedero, sobre todo por la educación y la influencia familiar que recibieron.
Leal también abordó la urgencia de rescatar la conciencia cívica y ciudadana, y estimular la repulsa social contra el vandalismo que afecta espacios comunes muy emblemáticos, en aras de preservar las obras y monumentos conservados en medio de tan difíciles circunstancias económicas para el país.
Luego de resaltar la forma en que se conserva la memoria e identidad de importantes ciudades del país, como Camagüey, Santiago de Cuba, Guantánamo, entre otras, donde es apreciable el respeto y la veneración ciudadanas, lamentó que en la capital no existe igual actitud en todos sus habitantes.
Consideró que La Habana ha perdido mucho de su identidad, a pesar de ser una ciudad con cientos de años de historia, de tradición y cultura. Añadió que en la prensa hay falta de noticias para alentar a las autoridades y el Gobierno, para respetar y cuidar lo que se ha hecho, pues cada obra cuesta un gran esfuerzo y cuantiosos recursos.
Dijo que hay muchas personas deliberantes en las diversas instituciones y otras que no deliberan nunca, convirtiendo las reuniones en acto sacro en que nadie es capaz de levantarse y decir que no está de acuerdo con lo planteado.
Al final del encuentro —que estuvo antecedido por la inauguración de la exposición Me dicen Cuba, de varios fotógrafos de los medios nacionales de la prensa escrita, entre ellos colegas de Juventud Rebelde—, Antonio Moltó Martorell, presidente de la UPEC, entregó al Historiador de la Ciudad de La Habana la reproducción de una obra de arte, en reconocimiento del gremio a su labor.