Al curso de Preparación psicofísica para el parto deben asistir las embarazadas entre las 29 y 36 semanas junto a su pareja o el familiar acompañante. Autor: Ana María Domínguez Cruz Publicado: 21/09/2017 | 06:21 pm
Gustavo Castro se ha imaginado el «gran momento» una y otra vez, pero sabe que cuando ocurra no podrá luego describirlo. «Quiero tener a Teresa en mis brazos justo cuando llegue a este mundo; quiero vivir esa emoción, que es inmensa, como si fuera yo el que diera a luz, y estar ahí, al lado de su madre, apoyándola, felices por tener esa hija bella que todavía no conocemos pero que esperamos con ansiedad».
Yuany Calderón sonríe, porque ansía que el mes de noviembre se esfume, para que al fin llegue la fecha fijada y pueda cargar a su niña. «No pensé tener hijos por ahora, pero Gustavo me convenció, y por eso estamos juntos aprendiendo todo lo que tiene que ver con el embarazo, el parto y el posparto para desempeñarnos como buenos padres. Son tantos los disparates que escuchamos y en los que las personas creen sin saber, que vale la pena asistir a las clases y aprender».
Afortunadamente, Kaleb tendrá la misma suerte de Teresa, porque a Yunier Hernández le interesa no perderse ningún momento importante en la vida de su hijo «y lo mejor es estar desde los nueve meses antes al tanto de toda su gestación, ayudar a mi esposa y abrirle los brazos a Kaleb cuando llore por primera vez».
Maibelkys Solís ya vivió la experiencia, acompañando a su hermana en el parto hace cuatro años. «Y como no disfruté yo de esa vivencia con mi hija, quiero contar en este con la mano fuerte de Yunier, y manejar juntos la situación como se presente. Muchos de mi familia quieren estar conmigo, pero pensamos que madre y padre deben estar juntos en uno de los momentos más felices de sus vidas».
Minutos después de conversar con esta reportera, regresan a las clases del curso de Preparación psicofísica para el parto con la enfermera obstetra Verónica Small Williams, en el Hospital Ginecobstétrico Eusebio Hernández, conocido como Maternidad Obrera. Desde el 2004 ella comparte todo su saber con las futuras madres y los padres y familiares que, además de aprender lo concerniente a esa etapa única, anhelan acompañarlas en ese mágico momento.
Beneficios de una compañía
Antes de 1959 en Cuba la atención al embarazo, parto, puerperio y al recién nacido era escasa y además limitada. Desde 1953, y con el doctor Álvarez Lajonchere como uno de sus fundadores, se registró la experiencia de la Psicoprofilaxis tradicional, dirigida al sector privado, con énfasis en el parto sin dolor.
Sin embargo, no es hasta el triunfo de la Revolución cuando comenzaron a garantizarse los mismos derechos, condiciones, trato y oportunidades a mujeres y hombres, y esta metodología de atención se extendió a la población de mujeres embarazadas, gracias al desempeño de las enfermeras obstetras, quienes asumieron las clases teórico-prácticas de la preparación psicofísica para el parto.
En 1992 la Federación de Mujeres Cubanas propuso al Ministerio de Salud Pública el Programa de Maternidad y Paternidad Responsables, para perfeccionar los pasos destinados a la preparación de la mujer para el embarazo, parto, nacimiento y crianza del bebé con la participación de la familia (esposo o familiares más cercanos afectivamente), que posibilitaran una experiencia placentera de la maternidad y la paternidad, lo que favorecería la relación madre, padre, hijo o hija, y repercutiría en el desarrollo psicomotor e intelectual del bebé.
El Programa propuesto y aprobado, en el que intervienen otras entidades como el Centro Nacional de Educación Sexual, debe desarrollarse desde la Atención Primaria, donde la embarazada recibe asistencia desde las primeras semanas de la gestación, y se extiende luego a otros niveles de atención médica.
Esta preparación incluye la información relativa a las principales características del primer, segundo y tercer trimestres del embarazo en relación con el crecimiento y desarrollo embrionario y fetal, la higiene, nutrición y cuidado de la embarazada, cambios emocionales durante el embarazo, rol de padre, hermanita o hermanito y otros familiares, estimulación prenatal, preparación para la lactancia materna y los ejercicios de la preparación psicofísica para el parto.
También se le brindan opciones a la madre que contribuyan a su comodidad y tranquilidad durante el trabajo de parto y con la participación del padre del bebé o familiar, así como los cuidados inmediatos del recién nacido, cuidados del puerperio, estimulación al desarrollo del bebé, métodos anticonceptivos y temas relacionados con la preparación para la vida.
La aplicación de las actividades dirigidas a desarrollar una maternidad y paternidad responsables permiten a la mujer y a su pareja estar conscientes de los procesos que están viviendo y que participen preparados, de forma protagónica y activa en los diferentes momentos de la maternidad, paternidad, crianza y educación de sus hijos e hijas.
Small Williams destaca que para lograr un embarazo con las mejores condiciones de salud y bienestar, se hace necesario brindar una atención integral. «Durante el período del embarazo, del parto y espera del nacimiento del bebé se experimentan generalmente una serie de sentimientos, inseguridades, emociones, temores y preocupaciones en la mujer, su pareja y demás familiares, que deben ser atendidas. Se deben vivir esas etapas con placer y felicidad, y para ello trabajamos en un ambiente amable, de confianza e intercambio abierto y positivo, que brinde seguridad».
Es un derecho de la mujer, reflejado en el Programa, contar con un acompañante durante el proceso del parto, si así lo desea. Su pareja o alguna otra persona seleccionada por ella debe participar también en el curso de preparación, y en el momento del parto debe recibir la ropa adecuada para permanecer en el salón, donde no debe obstaculizar el desempeño de los médicos y enfermeras para no ocasionar contratiempos».
Puntualiza Small Williams que desde 2004 hasta 2014 más de 18 500 embarazadas han participado en el curso en la institución donde labora, en el cual se insiste en la humanización del parto, y la mayoría de ellas ha acudido con un acompañante.
«No siempre es la pareja quien acompaña a la futura madre, y es lamentable porque la madre o cualquier otro familiar, por lo general, se deja dominar por los sentimientos y el hombre le transmite más seguridad y confianza a la mujer, según hemos comprobado a partir de nuestra experiencia».
No obstante, Casandra Rodríguez hará todo lo posible para no dejar que los nervios la dominen y brindarle seguridad a su hija Claudia Valle. «El padre de Valeria no estará en ese momento, pero yo la apoyaré y contribuiré, a partir de todo lo que he aprendido, a facilitarle el trabajo de parto».
El curso de preparación tiene un contenido muy amplio, y a él deben asistir las embarazadas entre las 29 y 36 semanas. «El programa contempla un conjunto de ejercicios físicos, técnicas de relajación, respiración y contenidos educativos que servirán de apoyo y orientación para que la mujer gestante, el padre del bebé y los familiares participen activa y positivamente durante el proceso del embarazo, parto, puerperio y en la atención al recién nacido».
El acompañamiento en el parto eleva el ánimo de la madre por el apoyo emocional y afectivo que recibe y le da fuerzas para enfrentar ese momento sin rendirse y pedir una cesárea innecesaria, acota la especialista.
Constató esta reportera que a Small Williams le sobra la paciencia y explica al detalle, responde preguntas y promueve el debate colectivo. «No siempre se divulga la existencia del curso, y no en todos los hospitales maternos del país se han creado las condiciones para impartirlo y luego permitir la presencia del acompañante en el parto. Sin dudas, ello va en detrimento del logro de una mayor participación de la pareja o la familia en esa etapa de la vida de la mujer, hacia donde se dirigen muchas de las acciones del Sistema de Salud cubano».
Involucrar más a los hombres y promover su participación en la toma de decisiones concernientes a los derechos sexuales y reproductivos sigue siendo un tema pendiente en las políticas de salud, afirma el doctor Roberto Álvarez Fumero, jefe del Departamento Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública, quien insiste en que es vital ofrecerles también a ellos la educación y orientación sexual correspondientes para que protejan su vida y la de su familia.
No solo en la etapa feliz del embarazo, el momento del parto y las vivencias posparto debe el hombre acompañar a su pareja, disfrutando además de los beneficios que ello entraña, sino también en decisiones fatales como puede ser la interrupción de un embarazo, agrega el especialista en Pediatría.
«El hombre que también acompañe a su pareja durante un legrado o una regulación menstrual, seguramente asumirá a partir de ese momento una conducta más responsable en lo que respecta a la prevención de un embarazo no planificado y deseará participar de esa bella experiencia cuando ocurra en el momento de su vida que lo desee».
Es en el goce de ese derecho-deber, reflexiona, que se reconoce la necesidad de vivir la paternidad de manera más cercana e implicada, considerándose tan importante como la maternidad, para alcanzar en niñas y niños desde los primeros meses el adecuado desarrollo, físico, intelectual, afectivo y moral.