Los trabajadores del Jardín de los Helechos se proponen, con la ayuda de otros especialistas, reconstruir este lugar en un año. Autor: Eduardo Pinto Sánchez Publicado: 21/09/2017 | 05:27 pm
SANTIAGO DE CUBA.— El vegetal más antiguo de Cuba, el helecho más pequeño del mundo, y uno de los ecosistemas más bellos que manos humanas hayan construido, pueden encontrarse a medio camino entre la ciudad de Santiago de Cuba y el poblado del Caney, en un templo de la naturaleza que Manuel García Caluff creó, junto a un pequeño grupo de personas, en una parcela que era propiedad familiar.
Pero después del paso de Sandy por esta provincia, el Jardín de los Helechos de Santiago de Cuba no es el mismo. Desde el 25 de octubre muestra una imagen diferente a la que, por más de 35 años, han contemplado cubanos y extranjeros en este lugar que alberga más de mil especies de plantas tropicales.
Cuando el huracán azotó el oriente de Cuba, Manuel se encontraba como invitado en el Show Internacional de las Orquídeas en Estados Unidos: «Todo el drama lo viví desde allá. Seguí en tiempo real por Internet todo el paso del meteoro y presentí lo que iba a pasar; este es un lugar sensible, con árboles de más de cien años. Fue a través de la directora del Jardín Botánico Nacional que tuve noticias de todo lo que había sucedido aquí», confesó a este diario.
El Jardín cuenta con un clima húmedo y fresco, con una temperatura promedio anual de 25 grados Celsius, una humedad relativa que oscila entre 70 y 90 por ciento y una pluviosidad proporcionada principalmente por la cercanía de la cordillera de la Gran Piedra y su acción como punto de confluencia de los vientos alisios húmedos del nordeste con los vientos cálidos y secos del sur.
Este Jardín hoy padece por la caída de árboles centenarios que custodiaban con su sombra a helechos, orquídeas, bromelias, platicerios, malangas, violetas africanas, cactus y otras plantas.
García Caluff destacó que, asombrosamente, sobrevivieron las especies que estaban debajo de los arbustos, que se cayeron por los efectos de Sandy, e impidieron que el viento arrasara con los helechos, por lo que menos del cinco por ciento de los ejemplares fueron dañados.
«Lo más difícil será restablecer la ecología del jardín y recuperar el ambiente propicio que durante más de 30 años favoreció que en este lugar convivieran más de 360 especies de helechos —la mayor colección de licófitos de América Latina—, así como 51 especies endémicas, 48 amenazadas y varias plantas fósiles vivientes».
Una de las desventajas que tiene ahora este espacio, según el también investigador adjunto del Citma, es la cercanía del período de sequía, pero asegura que las plantas son muy sabias y están diseñadas para soportar cosas peores y, aunque algunas pueden perder las hojas o morir, confía en una pronta recuperación.
«Nosotros sufrimos graves afectaciones en el Jardín y en el inmueble, aproximadamente el 60 por ciento del techo fue afectado, un árbol destruyó el comedor de los trabajadores, y la cocina y los almacenes fueron muy dañados», refiere.
Desde hace varias jornadas laboran en este lugar trabajadores y especialistas del Jardín Botánico, de la Oficina del Conservador de la Ciudad, y del Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (Bioeco), perteneciente a la Academia de Ciencias de Cuba.
Solo ocho trabajadores: cuatro dedicados a la investigación y cuatro jardineros, han construido un museo natural de especies cubanas, que cada año recibe entre 6 000 y 10 000 visitantes, es sitio de referencia entre las instituciones similares en el país y goza de prestigio internacional.
«La naturaleza es sabia, y las plantas se adaptan a disímiles situaciones y, con la ayuda de todos, en un año reconstruiremos el Jardín de los Helechos, para que este sitio continúe formando parte del patrimonio santiaguero y de la identidad de los habitantes de esta tierra», afirmó García Caluff.