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Su Santidad Benedicto XVI condecora a la Viergen de la Caridad del Cobre con La Rosa de Oro. Autor: Tomada de la TV Publicado: 21/09/2017 | 05:18 pm
Hasta el cielo quiso bendecir la Santa Misa del Papa Benedicto XVI en la plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba. Todos los congregados en esa explanada se dieron la mano y se abrazaron en señal de paz bajo una lluvia inesperada, que comenzó a caer con la oración del Padre Nuestro.
Luego de recibir las ofrendas del vino y el pan y pronunciar las pertinentes oraciones en latín, Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, clamó por la bendición y aceptación de las ofrendas ante el Señor.
Seguidamente, la plegaria eucarística entonada por todos antecedió a las palabras del Santo Padre de agradecimiento. Su Santidad incitó al canto en colectivo de las alabanzas al Señor, con su Himno.
Los concelebrantes participaron junto a Su Santidad en el ofrecimiento al Señor del pan y el vino, de tal manera que puedan ser cuerpo y sangre del Hijo amado, quien lo ofreció ante él durante la celebración de la última cena.
El Santo Padre mostró el pan consagrado al pueblo, lo depositó sobre la patena y le mostró su adoración. Luego, Su Santidad mostró el cáliz a los feligreses congregados en la plaza, lo depositó sobre el corporal y le mostró adoración igualmente.
Todos los concelebrantes junto a Su Santidad le clamaron al Señor la bendición y gracia que solo él puede darles al recibir el cuerpo y la sangre de Jesucristo ante el altar.
Su Santidad tomó la patena y la elevó; el Diácono tomó el cáliz, y junto al resto de los concelebrantes, cantó animosamente en latín.
Fieles a la recomendación del Señor, el Santo Padre incita a los asistentes a la celebración y el rezo del Padre Nuestro.
Seguidamente, le clama a Jesucristo, el que vive y reina por los siglos de los siglos, que nos conceda la paz y la unión.
