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Vivir la historia de la cirugía

La doctora Viviana Pérez podría contar la tradición de esta especialidad médica en el país tras el triunfo revolucionario, pues trasciende como su primera graduada después de 1959

Autor:

Hugo García

VARADERO, Matanzas.— La doctora Viviana Pérez Porra pasará a la historia de la Medicina cubana como la primera cirujana graduada de esa especialidad después del triunfo de la Revolución.

Aunque nació en La Habana, reitera que se siente cubana porque ha recorrido todo el país en labores de comisiones de servicio y porque su padre era camagüeyano y su madre pinareña.

—¿Cómo recuerda aquella época en la que se formó como profesional de la salud?

—Con mucho cariño. Me gradué en 1967 de cirujana en la Universidad de La Habana. Se trata de una especialidad dura, a la que hay que dedicarle muchas energías. Y nos somete a un constante estrés…, porque la vida de un ser humano está en tu manos.

«La escuela de Medicina estaba en la calle 25, yo era secretaria de la UJC, y tuve una carrera con muchas vivencias, tanto políticas como de la carrera. En ese tiempo hubo un éxodo masivo de profesores y cuando estaba en segundo año seleccionaron a los mejores expedientes, porque abrieron Preclínica, y tuvimos que ir de profesores.

«Me asignaron Anatomía, porque era la alumna ayudante de esa asignatura. Desde ese entonces fui profesora y me sentí responsable de la formación médica en Cuba.

«Ahora veo con mucho agrado y orgullo que casi todos los profesores actuales y cirujanos brillantes fueron mis alumnos. Ese es el pago que nos da la Revolución, poder ver la formación académica de los profesionales para que le sirvan al pueblo».

—¿Tuvo tropiezos?

—Sí, pues anteriormente las mujeres no eran cirujanas. Existían muchos complejos y había que romper paradigmas porque era una especialidad de hombres. Una vez dentro, todos me ayudaron. Conté con excelentes profesores como Llorens, Gutiérrez y otros a quienes les debo mi formación. También le debo mi preparación ideológica a las FAR, porque desde 1961 pertenezco a ellas.

«Ahora son decenas las cirujanas graduadas. Me siento bien, estamos juntas y nos alegramos de que ser mujer ya no constituya un obstáculo para ser cirujana . Ya se forman igual que en otra carrera».

—¿Qué vivencias atesora de sus misiones en el exterior?

—Mis viajes al exterior han sido por misiones internacionalistas. Como médico fui a Angola y Etiopía. Tengo recuerdos agradables y tristes a la vez. No es fácil que te lleguen tus hermanos cubanos heridos, graves. Allí no solo hice cirugía general, sino oftalmología, maxilofacial, angiología, ortopedia…

—¿Cómo valora el nivel científico de la cirugía cubana?

—Te afirmo que la cirugía cubana está al nivel del primer mundo, independientemente de que sufrimos el flagelo del bloqueo, que si no lo tuviéramos avanzáramos más, pues impide que lleguen adelantos científicos, y hasta a veces tenemos que hacer de «tripas corazón» para salvar a un paciente al que le faltan, por ejemplo, los sueros citostáticos.

Actualmente esta especialista, fundadora de la Operación Milagro, labora en el Hospital Militar Carlos J. Finlay, en Marianao. Allí se desempeña como cirujana, profesora y atiende el convenio Cuba-Venezuela, que «es una obra muy linda», como nos dice con la iluminación de los que alimentan grandes obras humanas.

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