Cuba cuenta con 253 áreas protegidas identificadas —la mayoría de significación local y 91 de carácter nacional—, cuyo propósito es lograr una eficiente conservación de la naturaleza y los valores y recursos histórico-culturales asociados.
Maritza García, directora del Centro Nacional de Áreas Protegidas, informó a la AIN que la preservación de las zonas bajo protección contribuye a regular el clima, a la captación del agua y la fijación del carbono al suelo, y a proteger las cuencas y las costas.
Agregó que también ayudan a conservar la biodiversidad, controlar la sedimentación, fijar energía solar para la producción de biomasa, ejercer control biológico y constituir hábitat para criaderos y refugio de especies.
Según la especialista, estas áreas ocupan una superficie cercana al 20 por ciento del territorio cubano y desde el punto de vista socioeconómico producen alimentos y nutrientes, recursos genéticos, medicinales y ornamentales, materias primas y agua.
Por su importancia estas zonas están clasificadas, además, como Regiones Especiales de Desarrollo Sostenible, Reserva Natural, Parque Nacional, Reserva Ecológica, Elemento Natural Destacado y Refugio de Fauna.
La relación contempla, asimismo, Reserva Florística Manejada, Paisaje Natural Protegido y Área Protegida de Recursos Manejados.
Un estudio de las comisiones de Energía y Medio Ambiente y de Atención a los Servicios, del Parlamento cubano, recomendó la actualización del marco legal del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, para garantizar su sostenibilidad financiera y adecuado funcionamiento.
El Parque Nacional Pico Cristal, en Holguín, fue la primera área protegida en ser aprobada en Cuba.