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Contó con la participación de reporteros, investigadores sociales y estudiantes de Periodismo, quienes repensaron críticamente la labor diaria
Hurgar en las rutinas productivas de nuestro quehacer periodístico para repensarnos críticamente, «sin triunfalismos y sin desánimos», fue punto de partida del II Taller anual de Periodismo Alma Joven, celebrado este miércoles bajo el auspicio de la octogenaria revista Alma Máter, de la Casa Editora Abril.
El evento sesionó en tres comisiones: El consumo cultural entre los jóvenes; Los esteriotipos; y Los debates de hoy: ante los medios tradicionales y los medios alternativos.
Entre las ideas conclusivas destacaron la necesidad de reflejar en nuestros medios de comunicación la diversidad cultural de la juventud; de eliminar la imagen estereotipada con que algunos medios miran a los jóvenes y viceversa; y evadir la crítica superficial para diseñar a fondo el periodismo que verdaderamente le hace falta a nuestra sociedad.
El evento también sirvió de escenario para entregar los premios del concurso Alma Joven para profesionales de la prensa y estudiantes universitarios. En el primer apartado se llevó los lauros el reportaje ¿Un macho menos macho?, publicado en Juventud Rebelde por un grupo de periodistas de diversos medios.
En la categoría para estudiantes ganaron los reportajes La imagen del Che: ¿en la etiqueta floja?, de Leidi Torres, de la Universidad Central Martha Abreu (Villa Clara); El otro lado del Alma Máter, de un colectivo de autores de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana; y la crónica Réquiem por la amistad en tiempos de sida, de Glenda Boza (Universidad de Camagüey).
«Nos mueve la realidad», fue el eslogan este año del taller Alma Joven, que nació con el propósito de, como dice su convocatoria, «instaurar una cultura del debate sobre los sentidos y rumbos de una práctica comunicativa más dinámica y abierta al intercambio con el público juvenil, desde el ejercicio periodístico, acorde con los nuevos tiempos, sus contextos y códigos».
