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La expedición 50 eneros llegó este martes a lo más alto de Cuba. A pesar de que algunos expedicionarios habían ascendido anteriormente el Pico Turquino, la experiencia de subir por la ruta de Santiago resultó un desafío.
Se trata de 12 kilómetros de senderos en las faldas de las lomas La Mariposa, El Caldero, El Cuba y el Turquino, con la peculiaridad de que solo ascienden y ello demanda de los escaladores un esfuerzo constante. Hubo muy poco tiempo para deleitarse con la esplendidez de la sierra, pues pasamos toda la mañana y la tarde subiendo y bajando y animándonos a dar el paso siguiente, ora con lentitud, ora con agilidad, pero siempre con tenacidad.
El encuentro con Martí resultó muy emotivo. Subir lomas hermana hombres, y también obró ese mágico propósito la tertulia que junto al Apóstol, sostuvieron los 39 expedicionarios que llegaron a la cima.
Una de ellas expresó que había pisado este sitio en agosto del 2006, en ocasión del cumpleaños 80 de Fidel, y que ahora volvía justo el día en que su abuela cumplía 80 años.
Y mientras otros contaban sus vivencias quizá todos mirábamos atrás, y nos preguntábamos: ¿Y cómo fue en la alborada de la Revolución, cuando la Sierra Maestra, virginal casi, abrió sus puertas a miles de jóvenes que fueron Cinco Picos?
Mención aparte merecen los héroes anónimos de la escalada, los guías del Parque Nacional Turquino: Enidio Martínez, Pedro Reyes, y en especial Felino Barceira. Sin ellos nuestro esfuerzo habría quedado en la quimera.
Y como esta aventura nació preñada de humor criollo escogemos una pincelada para ejemplificarlo. Quizá el chiste más ocurrente de la jornada fue el de un expedicionario de Remedios, quien aguijoneado por los rigores del ascenso exclamó: «Estas escalinatas nos sacan el “alma mater”».
