Jóvenes que alternaron su labor como profesores de Computación en escuelas primarias de Ciudad de La Habana y los estudios de Ingeniería Informática en sedes universitarias municipales recibirán próximamente sus títulos de graduados
Ser profesor de Computación de una escuela primaria y al mismo tiempo realizar estudios de Ingeniería Informática en la Sede Universitaria Municipal (SUM) requiere de una gran dosis de abnegación.
En el curso escolar 2001-2002 un grupo de muchachos de los preuniversitarios se formaron de manera emergente como profesores de Computación en la Escuela Eduardo García Delgado, de la capital. El Ministerio de Educación y el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (ISPJAE) fueron los máximos responsables de aquella preparación.
Luego, como opción de continuidad de estudios, un grupo de ellos escogió la Ingeniería Informática, que por primera vez se comenzó a impartir en las SUM. Fue un reto para la universidad, pero ahora se cuenta con los primeros cien graduados.
Dalila Pérez Aguiar se desempeña como profesora de Computación de la escuela primaria Juan Ronda, del capitalino municipio de Boyeros. Allí imparte clases a nueve grupos de entre cuarto y sexto grados. «He tenido que sacrificarme bastante, porque la práctica laboral no se corresponde con la carrera», apuntó.
«Lo más difícil fue dividir el tiempo entre las responsabilidades en la escuela y los estudios en la SUM, porque las exigencias son las mismas que para un estudiante de curso regular, y los resultados tenían que ser satisfactorios en ambos sentidos».
Yoelys Ronda Amador, vicedecana de Universalización de la Facultad de Informática de la CUJAE, apuesta por la calidad de los graduados. —¿Te sientes preparada como ingeniera?
—Ahora pienso hacer otros estudios vinculados a la programación, que es hacia donde pienso encaminarme.
«Creo que lo fundamental está dado en que el nivel alcanzado por nosotros en la SUM es el mismo que el que recibe un estudiante de la CUJAE en curso regular. El problema está en la práctica laboral; eso queda ahora por nosotros».
Alberto Rodríguez Nodarse, profesor de Computación de la escuela primaria Pedro Domingo Muriño, de Marianao, coincide con Dalila en que la práctica laboral es el eslabón más débil del proceso.
«A mí me gusta mucho ser maestro, y también la Ingeniería Informática constituyó siempre mi sueño. Por eso los sacrificios no me dolieron, porque hacía con amor ambas cosas.
«Ahora que terminé la carrera, dedicaré más tiempo a la escuela, a los niños, y también como apoyo al proceso docente en general y a los otros maestros.
«En mi centro escolar hay una sede pedagógica, por eso el laboratorio de computación está igualmente en función de esos profesores en formación, y también de varios maestrantes que se sirven del mismo para sus estudios y tesis.
«Sin embargo, los niños son indudablemente los que más disfrutan de esos servicios; son los más beneficiados por ese plan y se motivan mucho con las nuevas tecnologías, las clases, los talleres, las diferentes actividades que organizamos para ellos».
Desde pequeño Leandro Hernández Pereda sabía que sería ingeniero. Por eso la oportunidad se abrió ante sus ojos cuando solo tenía 17 años, y no tuvo dudas en tomar el camino de profesor de Computación para luego llegar a la informática.
«Era muy joven y con muchas responsabilidades. Pero todo salió bien. Mis tutores, mis familiares y los profesores me ayudaron con la fuerte carga, y el final llegó, victorioso», recuerda.
Gustavo Cobreiro, rector de la CUJAE.
Reto que se multiplicaComo un hecho trascendental para la Educación Superior cubana y la materialización de un sueño de Fidel, calificó Gustavo Cobreiro, rector de la CUJAE, la primera graduación de ingenieros informáticos en las SUM de la capital.
«Es una modalidad de estudios que demanda mucho esfuerzo por parte de los estudiantes, y también constituyó un desafío para nuestra universidad, que tuvo la responsabilidad de montar el plan de estudios y buscar, preparar y categorizar a los profesores a tiempo parcial.
«La CUJAE —apuntó el rector— no solo tiene la responsabilidad de formar nuevos cuadros para el proceso de desarrollo que enfrenta el país, sino que debe asumir la superación de aquellos que están hoy en la producción, y prepararlos para los cambios tecnológicos.
«Esta graduación es un premio al esfuerzo de esos estudiantes, que fueron capaces de llevar por una parte la dedicación y entrega que significa el magisterio, con el esfuerzo intelectual que implica estudiar una carrera como la Ingeniería Informática».
Yoelys Ronda Amador, vicedecana de Universalización de la Facultad de Informática de la CUJAE, asegura que la carrera tuvo que prepararse para enfrentar este nuevo modo de enseñanza.
«El estudiante que entra a una SUM tiene que saber que es un modelo de estudios diferente al tradicional, al que conoce incluso de niveles precedentes, como el preuniversitario. Eso presupone un reto muy grande, esforzarse, comprometerse y sacrificarse.
«Se trata de un modelo semipresencial. El estudiante tiene un CD con todas las asignaturas de la carrera, los libros de texto, y recibe por parte del profesor y el tutor las orientaciones para prepararse de manera individual.
«El profesor es entonces un orientador, no imparte conferencias, y para eso también hay que preparar adecuadamente al docente».
Yoelys, graduada de Ingeniería Informática en 1999, profesora auxiliar de la CUJAE y máster en Informática Aplicada, apuesta por la calidad de estos graduados: «Porque ese estudiante no está solo, ni tampoco su profesor, que recibe orientación metodológica de la sede central.
«Los exámenes se preparan en la CUJAE, y aunque se califican en la SUM, el profesor viene a muestrear esa calificación, porque la sede no es un ente aparte, que está allá, en el municipio, sino que está siendo guiada constantemente por la universidad.
«Los profesores de la sede central tienen la responsabilidad de preparar a los de la SUM, que tampoco son improvisados; son profesionales que se han categorizado para realizar esa labor.
—¿El éxito de este nuevo modelo está en la dedicación del estudiante?
—Hay de todo. Es verdad que el sacrificio del joven es muy alto, pero el profesor tiene que prepararse, porque nuestros docentes universitarios están acostumbrados a un modelo presencial, llegar al aula y dictar una conferencia, y eso no es lo que se persigue.
—En los ámbitos académicos se afirma que un profesional solo prueba su competitividad en la práctica.
—En el trabajo se hacen ingenieros, es cierto, pero estamos apostando por una calidad alta de las materias que estamos impartiendo.
«Ahora, con la discusión de las tesis, se ha podido constatar que la calidad de este graduado es similar al del curso regular diurno, que era uno de los objetivos que nos trazamos cuando organizamos esta modalidad de estudios».
—¿Cómo puede ingresar un joven interesado en la carrera de Ingeniería Informática en la SUM?
—Una vía es a través de los Programas de la Revolución, y hay organismos que tienen asignaciones de plazas. Para este curso que termina, y para el próximo que comenzará en septiembre, tuvimos cien plazas por curso para trabajadores, a las cuales se accedió mediante un examen de ingreso de Matemática y luego se hizo un escalafón para otorgar la entrada a la carrera.
En estos momentos la CUJAE tiene 3 000 estudiantes de Informática en las SUM y 600 de Ingeniería Industrial. En total esa universidad tiene hoy una matrícula de 12 000 alumnos, y graduará el próximo día 16 de julio a más de mil ingenieros y arquitectos.