En un primer plano, a la izquierda, está la trituradora, equipo por donde comienza el procesamiento de los residuos orgánicos para producir el biogás. Al fondo, lo que será la Sala de Control. Ni las altas temperaturas ni el intensísimo calor de estos días le roban tiempo a los ingenieros, técnicos y obreros de la Unidad Provincial Presupuestada de Higiene de Ciudad de La Habana, responsables de la primera planta piloto de producción de biogás a gran escala, que Cuba levanta en áreas cercanas a esta entidad y al archiconocido Vertedero Calle 100 —el mayor sitio de disposición final de los residuos sólidos urbanos a cielo abierto del territorio y del país.
Mientras Saborit, un experimentado soldador y mecánico, sella con maestría de orfebre una de las tapas del tanque colector de 50 metros cúbicos de la futura planta, otros dos hombres hacen lo suyo en lo que será la Sala de Control Automatizado de todo el proceso. Hay un gran ajetreo a pie de obra. El compromiso es concluir el próximo 1ro. de julio. Parece posible. De febrero a la fecha, momento en que se inició la obra los constructores, que no son otros que los propios trabajadores de la Unidad de Higiene y entre ellos los futuros operarios de la Planta, no han perdido ni un minuto. Fueron capacitados para hacer estas labores y reina una gran motivación en el colectivo. De tal suerte, usted los ve también haciendo las pruebas de agua en el digestor, una mole de hierro de mil metros cúbicos de capacidad, o preparando la mezcla para los cimientos de la cerca perimetral o de la garita para el custodio.
Alejandro Fernández, vicedirector técnico de Higiene. Solo después de sudar con ellos y llenarse de polvo hasta las pestañas se comprende el entusiasmo que desborda a Alejandro Fernández Colomina, vicedirector técnico de Higiene de la entidad, responsabilizado con la ejecución y la puesta en marcha de la «primera planta piloto de producción de biogás de Cuba para generar electricidad, una planta que va a procesar diariamente entre 70 y 80 metros cúbicos de residuos sólidos orgánicos o, lo que es igual, 15 o 20 toneladas de estos desperdicios, para alimentar un grupo electrógeno que instalaremos aquí mismo y que generará entre 60 y 70 kilowatts/hora».
A Ale —como le dicen dentro y fuera de la Unidad— y al resto del equipo los tiene de un lado para otro la idea de que Cuba se inserte cada vez más en el mundo del tratamiento sostenible de los desechos sólidos que se generan en las ciudades, pero, sobre todo, la posibilidad de «descongestionar otro poco el Vertedero Calle 100, adonde va el 80 por ciento de la basura que se genera en Ciudad de La Habana, del cual el 60 por ciento son residuos orgánicos; la oportunidad de aportar otro granito a la Revolución Energética que implementa el país, así como de dar otro paso en la protección del medio ambiente y el mejoramiento de la calidad de vida de las personas que viven en los barrios y municipios cercanos al depósito».
Otra razón en la que Alejandro cifra sus esperanzas reside en que «tendremos electricidad a partir del biogás, una fuente de energía alternativa que no es nueva para Cuba ni para el mundo, aunque en los últimos tiempos gana adeptos y su uso es cada vez más diverso. Ello nos hace pensar que esta planta piloto nos permitirá, como país, investigar, explorar, comprobar en el terreno todo lo relacionado con el diseño, la construcción, el mantenimiento de plantas grandes como esta y, por consiguiente, la producción de biogás».
Según la amplia bibliografía existente sobre el tema, se llama biogás a la mezcla constituida por metano CH4, en una proporción que oscila entre un 50 por ciento a un 70 por ciento y dióxido de carbono, que contiene pequeñas proporciones de otros gases como hidrógeno, nitrógeno y sulfuro de hidrógeno.
El biogás es un gas combustible que se genera en medios naturales o en dispositivos específicos, por las reacciones de biodegradación de la materia orgánica, mediante la acción de microorganismos (bacterias metanogénicas, etcétera), y otros factores, en ausencia de aire (esto es, en un ambiente anaeróbico). Cuando la materia orgánica se descompone en ausencia de oxígeno, actúa este tipo de bacterias, generando biogás.
Este gas tiene como promedio un poder calorífico de entre 4 500 a 5 600 kilocalorías por metro cúbico. Se puede utilizar para producir energía eléctrica mediante turbinas o plantas generadoras a gas, en hornos, estufas, secadores, calderas, u otros sistemas de combustión, debidamente adaptados para tal efecto.
Un proyecto internacionalMientras Saborit hace lo suyo en el tanque colector, otros ponen a punto el digestor (derecha) y el tanque de hidrólisis (izquierda), elementos vitales para el funcionamiento de la planta. Es la primera vez que Cuba ejecuta un proyecto de este tipo, explica Alejandro. Surgió con la asistencia de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y el Ministerio para la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica (MINVEC). Comunales es el principal beneficiario.
La tecnología de la planta es alemana. Muy moderna. En China está instalada, razón por la cual personal nuestro viajó a la hermana nación para capacitarse y entrenarse in situ. También fue estudiada durante un año en nuestros laboratorios, realizándose las pruebas pertinentes para comprobar la obtención de biogás a partir de los residuos que se generan en nuestro país y de algunas mezclas.
Una vez que la planta comience a operar, precisa Alejandro, las materias orgánicas serán objeto de una clasificación visual en el área de recepción a fin de evitar que metales pesados, vidrios o plásticos lleguen a la trituradora, lo cual dañaría la cuchilla. Una vez triturados van directamente al tanque colector, después a un tanque de hidrólisis donde permanecerán entre 24 y 36 horas.
De este pasarían al digestor, donde ocurre la fermentación anaeróbica y, como resultado de un proceso de retención, se produce el biogás para luego filtrarlo en la torre de sulfuración y, de ahí, pasa a alimentar de manera directa el grupo electrógeno que generará energía eléctrica que se utilizará en nuestra propia unidad, sus talleres, su bomba de combustible, áreas de oficinas.
Ese es, en pocas palabras, el ciclo de producción del biogás hasta ser convertido en electricidad, precisa el responsable de la construcción de la planta piloto. A su vez, como subproducto vamos a obtener un fertilizante nitrogenado y un lodo —que él mismo va a ser estabilizado en el compost (abono orgánico), luego de una semana. Ambos pueden ser materia orgánica factible de emplear en la agricultura.
Alejandro sabe que con esta planta no se resuelven los problemas de contaminación del vertedero, pero no duda al afirmar que «sí tendrá un efecto positivo en su reducción; es otra vía más en la búsqueda de soluciones que permitan un manejo integral de los desechos sólidos. Menos gas metano y dióxido de carbono irán a la atmósfera. Un poco de menos de basura irá al vertedero».
Manejo integralLa participación multisectorial en la investigación y la propuesta de soluciones, así como la integración y la cooperación no han faltado en este proyecto. Por eso, no nos sorprendió encontrarnos a técnicos chinos sudando la gota gorda en el montaje de la Planta de Biogás. Experiencia y laboriosidad a toda prueba e intercambio permanente para que la planta sea un hecho.
El Vertedero Calle 100 tiene más de 30 años de explotación. Es un basurero de 104 hectáreas cuadradas que están conectadas con el suelo, el aire, el agua, la vida de cientos de miles de personas residentes en una buena parte de los municipios de Ciudad de La Habana, razón por la cual, a principios del pasado año el país comenzó a dar los primeros pasos para tratar de minimizar los impactos contaminantes de este depósito.
Para ello, la Dirección Provincial de Comunales de Ciudad de La Habana ha venido trabajando en coordinación con otras entidades de carácter científico del país y del territorio, como son el Centro de Investigaciones Científicas (CENIC), el Polo Científico, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y su Delegación Provincial, entre otros.
La capital produce diariamente unas 3 000 toneladas de residuos sólidos. Por tanto, todo lo que se haga para que no sean vertidas a cielo abierto es de importancia capital. En el caso de lo que asimilará la Planta piloto podría parecer que no es una cifra importante, si tenemos en cuenta que de esas 3 000 toneladas, el 60 por ciento son residuos sólidos orgánicos, pero sí lo es. La planta procesará entre 70 y 80 metros cúbicos de esa basura, y una tonelada genera entre 30 y 40 metros cúbicos de gas metano. Serían entonces unos 800 metros cúbicos de metano que no irían directamente a la atmósfera. Y en esa relación, sí constituye una medida significativa.
Una vez que la planta comience se realizarán algunas pruebas con el procesamiento de los residuos de los agromercados, los domésticos y los de las áreas verdes, que son muy difíciles de digerir, así como los de la venta de flores, que también realiza Comunales en toda la ciudad.