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Una exposición moderada al sol compensa el riesgo de cáncer de piel para las personas que tienen deficiencia de vitamina D, especialmente aquellas que viven en latitudes más frías, según un estudio del Brookhaven National Laboratory del Departamento de Energía, en Upton, Nueva York, el Instituto para la Investigación del Cáncer de Oslo y la Universidad de Oslo.
La investigación descubrió que los niveles de vitamina D, calculados en base a la exposición a los rayos solares, correspondían a mejores tasas de supervivencia para las víctimas de cáncer, ya que las personas que viven en las latitudes más cálidas del Sur, con niveles de vitamina D más altos, tenían mucha menos probabilidad de morir debido a esa enfermedad que las de las latitudes del Norte.
Según el biofísico Richard Setlow, uno de los autores del pesquisaje, la vitamina D, al ser producida por la piel a partir de los rayos ultravioleta, tiene un poderoso efecto protector demostrado contra cánceres internos, como los de seno y de colon.
Esta conclusión entra en conflicto con los mensajes públicos de salud sobre los peligros de exponerse mucho tiempo a los rayos del Sol, debido al riesgo de desarrollar el potencialmente mortífero melanoma o cáncer de piel.
Aunque el estudio no analiza la cuestión de cómo la vitamina D protege contra el cáncer, investigaciones previas sugieren que desalienta la reproducción celular fuera de control.
No obstante, tampoco hay que «solearse» demasiado, en parte porque el exceso puede ser perjudicial, y también porque pasar tiempo al sol no es la única manera de aumentar los niveles de vitamina D. La gente puede incrementar las fuentes de esta vitamina en su dieta, con alimentos como el aceite de hígado de bacalao o la leche, o ingerir suplementos vitamínicos.
