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C.D: Quisiera que hablase acerca de formas que existen para mejorar el rendimiento durante una relación sexual. Como usted sabe, nosotros los adolescentes tenemos más deseos, más vigor, pero quizá carezcamos de la experiencia de un adulto. Mi edad es 16 años.
No hay formas-fórmulas porque no existe ser humano, ni relación de pareja estándar. Cada quien tiene que descubrir su mundo interior y emplear los recursos necesarios para enlazarse a otra persona especial, compleja y diferente del modo más placentero posible.
Es difícil. No venimos al mundo con un programa que diga qué hacer para que la vida resulte más fácil. Queda a cada uno la responsabilidad de inventar sus mejores modos de vivir, sin dañar a terceros que no están solo para gratificarnos. No tienen todo lo que aspiramos y también demandan lo que les falta y suponen que les podemos dar. Pero igualmente resultan vitales.
No sé de tus deseos y vigor, como tampoco de tu experiencia particular. No nos precisas qué entiendes por rendimiento, pero podemos afirmar que si tu atención se centra en él, este se afectará más. Relacionarse con alguien en la intimidad erótica no es tan simple como pudiera ser un acto productivo. El resultado no es previsible, no está sujeto a nuestra voluntad. Por eso para experimentar placer es mejor centrarse en la vivencia y respetar las condiciones que nuestro cuerpo y subjetividad nos imponen.
Es iluso pensar que basta con edad y experiencia para sentirnos mejor al intimar. Es necesario combinar práctica, vivencia y análisis, para evaluar cómo nos va mejor y dar riendas creativas a nuestra imaginación y espontaneidad cada vez que sea necesario.
Aunque el vigor te impulse con bríos al encuentro amoroso, no es aconsejable descuidar la elección de los brazos que te cobijarán. No con cualquiera, ni en cualquier circunstancia, la piel destila deseos y la mente creatividad.
