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CIEGO DE ÁVILA.— La pérdida de valores. El tema volvió, pero no como el cuento de la Buena Pipa. Algunos dirán: «¿Hasta cuándo?», por lo reiterativo y hasta por la vocación por el sermón que en ocasiones se exhibe en los debates sobre esta problemática.
Sin embargo —y por suerte para todos— la tendencia al «teque» no apareció en la Asamblea de Balance de la UJC del municipio de Ciego de Ávila.
Ya sea por la valentía, la pasión o la madurez de lo planteado, el caso es que «la muela» quedó atrás y lo que permaneció fue un debate en el que se evidenció que si los comités de base de la organización deciden enfrentar el conflicto de los valores, entonces deben poner su funcionamiento apegado a la realidad.
«Los debates dentro de nuestras estructuras de base tienen que estar a tono con lo que sucede en la vida cotidiana del país. No puede ocurrir que de puertas para afuera esté ocurriendo una cosa y dentro del comité de base estemos preocupados nada más que por hacer la reunión ordinaria, entregar el acta y despachar la cotización», aseveró Ernesto Corvo, miembro del Comité Nacional de la Juventud.
Por ejemplo, ¿cómo encarar el hecho, polémico y contundente, de una familia de trabajadores, que le pide al hijo que vaya al Servi a comprar el pomo de aceite para la comida y allí se encuentra con elementos que disfrutan a manos llenas, como no lo puede hacer su familia?; ¿qué hará la Juventud Comunista para que prevalezca el ejemplo del matrimonio trabajador y no el del lumpen?
Es una pelea difícil contra los demonios, pero no imposible de ganar y más si aparta la visión obtusa de entender los valores como una especie de penicilina, que se inyecta en el paciente y listo. Los valores forman parte de un entramado social complejo, vibran y se colorean junto con él, y no se podrán transmitir si los que intentan hacerlo no actúan con dinamismo.
Eugenio Rodríguez Ortega, presidente municipal de la FEU, lo apuntaba: «Si queremos transmitir honradez, honestidad y patriotismo, los militantes de la Juventud tenemos que ser los primeros valientes y no dar discursos para acomodar a la presidencia de una asamblea. Los comités de base deben salir de la inercia, hay que generar actividades. Hay muchos estudiantes —incluso, militantes—, que desconocen la historia de Cuba y no se puede ser patriota si no se conoce».
También se encuentra el hecho de que los fenómenos de indisciplina o falta de seriedad han estado a la vista, incluso en el mismo radio de acción del comité de base, y este los analiza solo cuando explotan las situaciones.
«Tenemos que alejar la improvisación y dejar de pensar que con reuniones ordinarias podemos solucionar la falta de valores en la juventud», dijo Stalin Machado González, secretario general en la ESBU José Martí. «Hay que tomarlos de la mano, involucrarlos junto con nosotros. Los jóvenes no pueden andar por un lado y la UJC por otro, pensando en reuniones. La Juventud Comunista no está para vivir encerrada en cuatro paredes. Su vida está en la calle, junto a los jóvenes».
