Santa Clara.— Lo distintivo de los constructores villaclareños, comparándolos con sus homólogos del resto del país, radica en que con iguales recursos edifican más obras.
El cómo de ese difícil empeño de evitar el despilfarro o la sustracción, y «exprimir» los recursos, se basa en la eficiencia, según revelan algunos indicadores.
Por ejemplo, utilizaron 324 kilogramos de cemento por metro cúbico de hormigón, además de reducir el consumo de acero en un seis por ciento, como consecuencia de su mejor control.
Solamente usaron 101 toneladas de combustible convencional —gasolina, diésel y el equivalente en energía eléctrica— por un millón de pesos producidos.
Esos resultados clasifican entre los primeros del sector de la construcción en el país. Y valga un solo ejemplo de lo que concretamente significaron: la disminución del empleo de cemento por metro cúbico de hormigón significó un ahorro de 420 toneladas.
Según Eladio González, director del Grupo Empresarial de la Construcción en Villa Clara, la reducción de los consumos se concretó gracias a las medidas de control aplicadas y al uso de los recursos de acuerdo con las normas.
Un baluarte para evitar el gasto indebido resultó el parqueo, tras concluir la faena laboral, de equipos automotores, el acercamiento de la extracción de rocoso a las obras en ejecución, e impedir la circulación de los transportes de carga vacíos.
SIN SORPRESASUn hecho trascendente que respalda la eficiencia estriba en que el MICONS en la provincia cuenta con doce empresas en perfeccionamiento empresarial, y las tres que completan el total de sus fuerzas están en fase de concluir el proceso de implantación de ese sistema.
Sobre la calidad de su labor basta indicar que doce entidades aplican sistemas de calidad ISO 9000-2001, explicó Javier Garciandía, director económico del Grupo Empresarial de la Construcción en el territorio.
Así, el trabajo realizado por los constructores villaclareños en el primer semestre clasifica como el mejor en más de diez años.
Ejecutaron obras con un valor aproximado de 90 millones de pesos, un 52 por ciento de incremento en comparación con igual período de 2006, y una utilidad de más de tres millones de pesos.
Vale destacar, entre las obras terminadas en el territorio, una fábrica de viguetas para elementos de techo, 118 viviendas destinadas a médicos; la clínica de Estomatología de la localidad de la Esperanza, la primera etapa del policlínico de Sagua la Grande, la ampliación del aeropuerto Abel Santamaría, de Santa Clara, incluido el mejoramiento de viales y la aplicación de 42 000 toneladas de asfalto.
Otro dato bastaría para revelar la sostenida estabilidad de los constructores en la provincia: durante una década se han mantenido en los primeros cinco lugares de la Emulación Nacional por el 26 de Julio. Este año conquistaron el segundo.
¿Quién puede dudar entonces de su eficacia? No se trata de que hayan logrado la perfección... Pero progresan.