Ana María Ibarra. Foto: Roberto Suárez «Aunque el dengue en Cuba se encuentre bajo control, si no hay una movilización popular permanente para prevenir los focos del mosquito transmisor, pudiera resurgir un evento epidemiológico», sostiene la máster en Salud ambiental Ana María Ibarra Sala, jefa de investigaciones del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (INHEM).
Ana María es también responsable del trabajo de participación comunitaria y de comunicación social para el control del Aedes en el INHEM, una institución que se interesa por el control de los vectores dentro de un ambiente determinado, y estudia el dengue desde un ángulo social, evaluando la respuesta de la población al fenómeno, y desarrollando los proyectos que favorecen la participación comunitaria como un enfoque preventivo.
«La lucha contra el Aedes aegypti no ha terminado. La ofensiva contra el vector tiene que ser sistemática, por ello emprendemos ahora una lucha por la sostenibilidad».
Y lo que paradójicamente muchos consideran como un «tecoso» mensaje, es la esencia de una cuestión trascendental para el país.
—¿Qué significa «sostenibilidad» en la lucha antivectorial?
—En esta nueva etapa contra el Aedes es necesario realizar esfuerzos conjuntos y sostenidos. Para evitar un evento epidemiológico intervienen varios factores, entre ellos la voluntad política del gobierno para resolver los problemas de salud, la coordinación entre los distintos sectores de la economía, el reforzamiento de la legislación sanitaria y la participación activa, responsable y directa de la comunidad para lograr un cambio en el comportamiento de sus miembros.
«La participación de la población es decisiva en este momento y en el futuro para sostener el avance logrado en la campaña antidengue, y para mantener el saneamiento ambiental del lugar donde vivimos.
«Esta participación implica que las personas asuman una parte importante de la responsabilidad por su salud y la de sus familiares. Y en cooperación con otros agentes sanitarios (médicos y enfermeras, entre otros) formulen sus planes o estrategias para asumir un estilo de vida más sano con relación al saneamiento ambiental. Todo deterioro del ambiente y de los hábitos higiénicos tiene consecuencias perjudiciales».
—¿Cuáles son las acciones fundamentales que se deben desarrollar en esta etapa?
—Se debe fortalecer el trabajo en la campaña, que consiste básicamente en detectar, destruir y evitar los posibles focos. Hay que controlar al mosquito en su fase acuática, que es la fase donde más se puede prevenir y es también la menos costosa y dañina al medio ambiente.
«Si ocurre un alza de mosquitos adultos es porque pasó toda su fase acuática, y ello indica que no ejercimos las medidas necesarias para evitarlo. Esto es un ciclo, puedo matar al Aedes en su estado adulto con la fumigación, pero si no elimino al que se está formando, no valdrían los esfuerzos y necesitaríamos mayores recursos con una repercusión también mayor en nuestra economía. No podemos obviar que somos un país bloqueado y las implicaciones que esto tiene.
«No tenemos que llegar a un evento agresivo como lo es la fumigación, si con menos recursos se puede controlar. El dengue es fundamentalmente un problema de saneamiento doméstico. Con poco o ningún gasto, los miembros de cada familia pueden eliminar fácilmente el problema con medios físicos y sin utilizar productos químicos. Lo difícil es encontrar maneras de transferir a la comunidad la responsabilidad, la capacidad y la motivación para prevenir y controlar el dengue.
«Debemos tomar medidas básicas de saneamiento, ejercer la prevención y control, y lograr la participación consciente y organizada de la población».
—¿Qué medidas deben aplicar los servicios sanitarios y la comunidad para lograr el saneamiento adecuado?
—La primera disposición en todo programa de trabajo de higiene es la eliminación de aquellos factores más importantes en la transmisión de enfermedades. Por ello debemos encaminar nuestras acciones principalmente al control del agua, de excretas, residuales, basura, vectores, viviendas, locales y alimentos.
«Las acciones de saneamiento ambiental se dirigen, principalmente, a la eliminación de criaderos en dos áreas específicas: donde se almacena agua y en los residuales.
«Cuando el suministro de agua potable no existe, es irregular o de baja frecuencia; es común el almacenamiento de la misma en tanques, barriles u otros recipientes. En todos pueden reproducirse grandes cantidades de mosquitos.
«Las personas se preocupan por hermetizar solamente el agua para tomar, pero la que se utiliza para las demás labores domésticas casi nunca la tapan, o en la acción de abrir y cerrar el recipiente le quiebran los bordes, y por el menor resquicio se cuela el mosquito para poner sus huevos.
«Por un problema biológico tiene que poner sus huevos, y hasta hace puestas selectivas. En grandes depósitos pone más, pero los pone en cualquier lugar donde se almacene agua de forma voluntaria por necesidad de la población o de forma fortuita por las lluvias. Estamos ante una especie que se ha adaptado al hombre y este, por negligencia, lo propicia.
«Además de estar tapados herméticamente los depósitos, se debe renovar su contenido cada 48 horas si es posible, y hay que añadirle al agua el gramaje adecuado de abate, que se puede conservar hasta dos meses en el recipiente y no daña la salud de las personas.
«Si la recolección de basuras es también irregular o de baja calidad, la acumulación de materiales inservibles en los patios y terrenos baldíos como latas, jabas plásticas, botellas y neumáticos, entre otros, tiene como consecuencia una mayor reproducción del mosquito.
«Por estas razones insistimos en la realización del autofocal para eliminar los criaderos tanto en las casas como en los centros de trabajo».
—¿Con qué periodicidad debe realizarse el autofocal?
—Esta autoinspección, en la que se conocen los posibles sitios donde pone el Aedes aegypti sus crías, debe hacerse a razón de una vez por semana. Es un proceso que no debería durar más de 30 minutos.
«Es importante insistir en la realización del autofocal para romper el ciclo vital del mosquito, por lo que no debe exceder los siete días.
«Si se eliminan o reducen los ambientes propicios para la proliferación de larvas, se aminorará la densidad de hembras vectores a un nivel por debajo del cual no puede ocurrir la transmisión epidémica del virus.
«Se comprobó que de entre el 30 y el 40 por ciento de los huevos pueden salir mosquitos hembras con el virus incorporado. Hay una fase de transmisión del virus del dengue de cualquiera de sus cuatro serotipos a través de los ovarios de la hembra que nació infestada».
—¿Según los estudios aplicados, qué valoración tienen de la lucha contra el vector?
—En noviembre del año pasado aplicamos una encuesta en zonas de baja y alta infestación. Realizamos un estudio transversal donde nos preocupamos por los conocimientos, actitudes y prácticas de las comunidades seleccionadas.
«La investigación arrojó que en las manzanas donde había mayor cantidad de focos existía gran desconocimiento, o no tenían una actitud favorable a la protección ni las prácticas higiénico-sanitarias adecuadas.
«Muchas personas botaban el abate porque creían que podía ser perjudicial a su salud. Y este es el único larvicida químico que está permitido utilizar con la dosis correcta por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Otros se oponían a que los campañistas entraran a sus casas.
«También existen muchos hogares en los que vive una pareja de ancianos, o ancianos solos, o que viven con niños pequeños, que por su misma edad no pueden asumir una serie de prácticas. Existen también quienes se oponen a la fumigación por razones de salud. Tampoco podemos olvidar los problemas acumulados en las redes de agua y alcantarillado, entre otros».
—¿Ante estas problemáticas qué medidas se han adoptado?
—El país está haciendo grandes esfuerzos por rehabilitar las redes de acueducto, por facilitar a largo plazo recursos a la población para resolver los problemas con los depósitos y los salideros en el hogar, entre otros.
«Además de las personas que trabajan en la campaña, se está capacitando a otras para ser promotores de salud y evitar así el desconocimiento. Este esfuerzo se combina con toda la campaña comunicacional que se realizará por cinco, diez y 20 años.
«Queremos dar un salto de calidad. Pretendemos que cada campañista atienda un área específica, que conozca a su población y viceversa. Así el trabajo educativo y preventivo será más eficaz.
«El campañista tiene que pasar obligatoriamente por las casas una vez cada 11 días. Pero la población tiene que ser exigente con ellos, no puede permitir que solo le pidan el papel donde se reflejan las visitas y ya. Después debe pasar el jefe de brigada y el control de calidad en el 33 por ciento de las viviendas de la manzana. Por último está dispuesto que pase el recontrol municipal revisando el trabajo precedente en una muestra aleatoria.
«Esta etapa de sostenibilidad no tiene una fecha límite para su culminación, porque cada día los riesgos serán mayores. Si aumenta el calentamiento global van a ser muchas más las zonas donde el Aedes aegypti habitará. Las personas deben tomar mayor conciencia del peligro que representa este mosquito, ya que aproximadamente el 40 por ciento de la población mundial se encuentra en riesgo de padecer dengue.
¿Como realizar el autofocal?
Se debe hacer una vez por semana
• Mantener los depósitos de agua tapados, cepillarlos en su interior con frecuencia semanal y colocarlos boca abajo si no están en uso.
• Cambiar diariamente el agua de los bebederos de animales y cepillarlos una vez por semana.
• Las gomas de auto y de bicicleta que no sirvan, colocarlas bajo techo, rellenarlas, o enterrarlas.
• Sembrar las plantas en tierra.
• Fregar y cambiar el agua de flores y vasos espirituales en días alternos.
• Fregar las bandejas de los refrigeradores y aires acondicionados.
• Mantener los tanques herméticamente tapados y cepillarles el tercio superior semanalmente.
• Mantener pomos, botellas y otros recipientes tapados, boca abajo, y preferiblemente bajo techo.
• Aplastar y perforar las latas de metal una vez vacías cuando se van a botar.
• Romper las bandejas en que vienen algunos alimentos antes de botarlas.
• Sacar la basura todos los días y botarla dentro de los tanques de basura públicos.
• Barrer y restregar con algún instrumento los huecos con agua existentes.
• Conservar el abate en los recipientes con agua hasta dos meses.
• Facilitar la fumigación, cuando sea necesaria y vigilar su calidad.