La tecla del duende
Marzo nos trajo el Día de la Mujer y una lectora me reprochó que no les dedicáramos la sección a las damas de Cuba y el mundo. Pero todos los días son de las mujeres, como todos son también de las madres. Por eso les comparto esta publicación de Ana Ferrás Bello, desde Las Tunas, aunque no esté cerca aún el Día de las Madres.
El destino de una madre es esperar a los hijos. Esperándolos durante el embarazo, esperando a la vuelta de la guardería. Esperando a la salida de la escuela. Esperándolos cuando comienzan sus vidas, en la vuelta a casa después de una fiesta. Los espera cuando vuelven del trabajo para que encuentren siempre una sopa caliente. Los espera con amor, con ansias, a veces con rabia que se le pasa cuando los ve y puede abrazarlos.
Asegúrate de que tu madre no tenga que esperar más. Visítala, ámala, abraza a la que te amó como nadie más lo hará. No la hagas esperar, ella espera por ti. Envejece su cuerpo, pero nunca su corazón.
Que tu destino como hijo, como hija, sea esperar por ella, como lo ha hecho desde que te llevó en su vientre.
Este sábado habrá cita ocurrente en la ciudad de Holguín, desde las diez de la mañana, homenajeando a la mujer y evocando los 145 años de la Protesta de Baraguá. Ya se anuncian el grupo Improntu, la solista Lidia Calunga y la soprano Iris Calzada Arena, para matizar la Feria del Libro.
También el sábado 18, pero desde las 2:30 de la tarde, la Casa de la Décima en Las Tunas recibirá a los duendes que habitan la capital cubana de la escultura. Habrá sorpresas musicales y ya se anuncia al escritor Juan Carlos García Guridi, presidente de la Uneac en Mayabeque.
La cita de los ocurrentes en la capital tuvo la presencia de Luis Manuel Molina, destacado músico cubano, que interpretó varias piezas junto a su esposa, Lupe Martínez. Molina es guitarrista concertista, compositor, arreglista, director musical, locutor y realizador de programas, y ya se alista para acompañarnos en Guaracabulla, este año... Muy pronto contaremos.
Todo lo que soy y espero ser se lo debo al ángel de mi madre. Abraham Lincoln.
