La tecla del duende
Irene cedió las tres primeras letras de su nombre. Lucía, la otra abuela, no quiso ser menos. Y así nació Ireluc, hace… hace unos años. La edad de las mujeres no se divulga, pero no paso por alto que un día como hoy nació aquella bebita preciosa, luego niña de leyes y hoy mujer en toda la extensión de la palabra. Para ella es la columna de este jueves, como regalo de letras que trasciende una jornada.
La conocí en Venezuela, hace poco más de siete años. Llevaba una de aquellas franelas rojas que portábamos, orgullosos. El trabajo nos convirtió en grandes amigos. Desafiamos la rutina en más de una ocasión y la belleza colmó nuestras obras, cuando más necesaria era su presencia, junto a la utilidad.
Culminó mi colaboración, pero no se olvidan los cumpleaños, ni las arepas, ni los poemas pendientes. Los proyectos postergados viven, las obras no envejecen si perduran. Me cuentan que habrá rencuentro. Lo creo.
Reverberan de rojo tus calles a menudo / en guerra de la vida por la vida en tus manos: / lo que cuenta la prensa no lo vi cuando estuve / transitando la huella de los Libertadores. // Hay canales que mienten, hay mentiras canales,// pero vives pendiente del amor por los tuyos / Venezuela persiste con la luz que recuerdo: / la que seleccionamos los que amamos tu reino. Jefferson Caldas
Cuenta Arminda que el primer encuentro teclero de 2019 en tierras del Yayabo resultó mágico. Asistieron 36 personas, leyeron algunas de nuestras columnas, abordaron diversos temas, hubo brindis y se definieron los participantes en la tertulia capitalina del 16 de febrero. Ya «cocinan» su encuentro de marzo, dedicado a la mujer y rodeadas de flores, pero ya les contaremos más y quizá… ¿quién sabe? Probablemente para entonces caiga un asalto de amor junto a ellas. Arriba la ternura, pues.
Este sábado 9, a las tres de la tarde, la tertulia de los tuneros se adelanta una semana, respecto a la cita habitual. Como tema principal estará el amor, ese dueño de febrero, que siempre quiere ir más allá en el tiempo. Será en la Casa de la Décima, pero algunos estarán atentos al desempeño de los Leñadores en el béisbol del Caribe.
Cuando tú te pongas vieja, cuando yo me ponga viejo, nos quedarán los labios y el silencio. Andrés Eloy Blanco
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