La tecla del duende
El año aún huele a nuevo, como regalo de tiempo colocado en nuestras manos. Nuevo es también el conductor de este espacio; entra un duende por otro, como en los buenos equipos de béisbol, donde el propósito es ganar y no importa quién conecta el batazo. Ganaremos todos los arrimados al empeño de ocurrencias y duendes, como acontece desde el 15 de febrero de 2001. Y todas las conexiones llevarán atados hilos invisibles, que enlazarán las almas de un lector o lectora que recién nos descubra, con los tradicionales seguidores del espacio.
Es un tiempo nuevo, pero somos continuidad de lo vivido. Y en cada soplo de futuro, habrá sonrisas y alegrías del pasado. Así arranca este año, que propongo iniciar cocinando…
Antes de colocarnos el delantal para nuestra receta, marquemos 2019 en nuestro teléfono. ¿No le contestan? Respóndase usted. Para comunicarnos con el año, utilizamos los dos primeros números y los dos últimos, pero no en orden. La primera indicación es ordenar nuestros números, nuestros ingredientes, para estas 365 jornadas.
Tome entonces 12 meses frescos: siete de 31 días, cuatro de 30 y uno de 28. Deben limpiarse bien de remordimiento y violencia, antes de rociarlos con optimismo y bondad.
Ponga usted el ritmo de preparación para mezclar los meses, sazonándolos con buen humor, salud y paz. Coloque la mezcla a descansar, porque un año sin descanso no nos queda bien. Después le añade amor, 12 cucharadas soperas rebosadas, y distribúyalas bien sobre toda la masa. Cuesta trabajo, pero un año sin trabajo no sabe igual.
Cocínese sin presión, a fuego lento. Cuando comience a hervir, retírelo de la cocción. Antes de servir, añádale otras 12 cucharadas soperas de amor, bien rebosadas. Y póngale amistad en almíbar, alrededor de todo el recipiente.
Sírvalo caliente, tenga buen provecho y compártalo, que así sabe mejor. (Versión de Receta, publicado por Guillermo Cabrera Álvarez, el 5 de junio de 2003).
Dice el buen amigo Viera, matemático ilustre, que este año puede expresarse como: 9*8*7*(6-5)*4+3*(2-1). Yo confío plenamente en sus cálculos; de cualquier manera, repasemos las «combinadas» y saquemos bien nuestras cuentas para 2019.
Toda la historia humana atestigua que la felicidad del hombre —¡pecador hambriento!— desde que Eva comió la manzana, depende mucho de la comida. Lord Byron
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