Los que soñamos por la oreja
No sé con exactitud de quién es la idea de que los poetas son aquellos creadores que en algún recodo del camino de la historia perdieron la guitarra, el laúd o cualquier otro instrumento musical. Lo que sí tengo claro es que muchos bardos se han vinculado a cómplices que, desde la música, han tenido como mira la búsqueda de la belleza por medio del arte sonoro.
Buen ejemplo en tal sentido lo representa la figura de Víctor Casaus, rebautizado entre sus amistades como Victoriano. La vocación ecuménica que él profesa en su quehacer lo ha llevado a transitar sin distingos por los caminos de hacer cine, tanto documental como de ficción; escribir textos en ámbitos como el del testimonio, el periodismo y la poesía, o a asumir tareas de dirección de una institución como el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, pero totalmente alejado de la postura del clásico «cuadro» o funcionario, siempre apegado a los programas del entramado burocrático del culturalismo oficial y oficioso.
En ese ir y venir por los senderos de nuestra cultura, Casaus ha disfrutado de la fortuna de ver musicalizados algunos de sus poemas por gente tan prestigiosa como Silvio Rodríguez, Vicente y Santiago Feliú, Augusto Blanca, Ivette Letusé o Federico Pecchia, por mencionar solo unos nombres.
Por lo anterior, no es sorpresa que el 16 de febrero, a las 7:00 p.m., la sala Che Guevara de la Casa de las Américas se vista de gala para que recibamos en este recinto una propuesta como la del recital Amar sin papeles, en el que un libro y un disco se unen en singular alquimia de fraternidad, gracias a la voluntad y el accionar conjunto del poeta Víctor Casaus y de la cantautora andaluza Lucía Sócam. No es primera vez que ellos hacen algo así. Ya en octubre de 2014, diez ciudades españolas acogieron la gira que bajo este título Víctor y Lucía dedicaron a Juan Gelman y a los hermanos cubanos que por entonces permanecían presos en cárceles estadounidenses.
En el caso de la Sócam (España, 1986) es una cantautora que en 2005 graba su primer DVD en directo, titulado Hoy puede ser el gran momento. Luego vendría su primer disco, denominado Contraste. En 2010 Utopía Producciones le pone en el mercado el CD-libro Verdades escondidas. Su último fonograma, Viejos tiempos, nuevos tiempos, llevado a cabo en colaboración con el poeta Juan José Téllez, fue editado por Atrapasueños. En febrero de 2014, en su segunda visita a La Habana, la cantautora registra un cuarto disco, Con las mismas ganas de revolución.
En fecha reciente, con suma pasión Sócam ha puesto música a poemas de Casaus, con lo cual tales textos se engrandecen al emprender otro camino para conseguir el objetivo de comunicar y transmitir ideas sobre el amor, hablar de los problemas de la gente común y reflexionar acerca de nuestro mundo, como suelen hacer poetas y trovadores.
Títulos como Todos los días del mundo, En el fondo, En poco más de un segundo, Declaración de principios de finales de siglo, Tocata mayor, Otro poema de amor… desfilan a lo largo de un fonograma que ya cuenta con un par de ediciones internacionales. Son textos que de inicio fueron concebidos por Víctor Casaus como poemas y que ahora Lucía Sócam nos los trae en forma de canciones, armadas con el acompañamiento de la guitarra, ejecutada unas veces con arpegios, en ocasiones con riffs, pero en cada caso a partir de la estética trovadoresca, tan querida por los cubanos desde que el santiaguero Pepe Sánchez iniciase esta tradición entre nosotros, allá por fines del siglo XIX.
Así pues, a quienes gusten tanto de la poesía como de la tradición del arte trovadoresco, les recomiendo asistir el martes 16, a las 7:00 p.m., a la Casa de las Américas, para disfrutar del recital propuesto por Víctor Casaus y Lucía Sócam como parte del programa del Centro Pablo en la Feria Internacional del Libro de La Habana, una función que corrobora el hecho de que la canción sigue siendo palabra «cantada» que se materializa conjuntamente en la voz humana y en la música, muestra de la actual poesía oral, en este caso poesía para ser escuchada, aunque en sus orígenes se concibiese solo para ser leída.