Frente al espejo
«Me siento conmovida con el trabajo que realizan los investigadores María Mercedes Sánchez y Enrique Cirules sobre los cubanos que pelearon contra el fascismo en la Guerra Civil Española. Soy sobrina de un combatiente que murió muy joven en dicho país, llamado Juan José Díaz Santos, matancero, al cual solo conocí en fotos y por los pasajes que me contaba mi papá, su hermano, de cuando eran pequeños (Expedientes de gloria, Luis Hernández Serrano, 1ro. de mayo). Me ha resultado muy interesante y valioso este reportaje. Desearía que continuara enriqueciéndose y sacara a la luz más sobre la labor y el coraje de aquellos jóvenes que en su época dieron el paso de solidaridad con el mundo. Gracias a los investigadores y a JR por esta publicación». (Caridad Díaz Barreto, Matanzas)
«Elio: Lo felicito por tan brillante trabajo (Nuestro Stevenson, Elio Menéndez, 31 de mayo). Sin dudas, este hecho en el camino de tan ilustre representante de nuestro deporte revolucionario no podía pasarse por alto. Creo no ser el único en sentir la mayor admiración por el campeón de campeones, no solo por sus resultados deportivos sino por su modestia y su amor profundo al deporte revolucionario, a su pueblo y a la Revolución. Muchas felicidades, campeón». (Lachy)
«Muy importante que se lance una nueva alerta sobre la precaria situación que padecen animales domésticos y de trabajo, siendo estos últimos “víctimas de maltrato y sobreexplotación”, como se reseña en el artículo Insensato aguijoneo, del suplemento científico-técnico En Red (Patricia Cáceres y Abdul Nasser Thabet, 22 de mayo).
«Gracias a JR se alertó y combatió la “carnicería” entre perros de pelea… Ahora la denuncia es sobre otros animales, las bestias de carga, a las que muchos de sus propietarios maltratan. En Cuba existió la Sociedad Protectora de Animales, pero mucho antes, hace 82 años, en 1929, en el Reglamento de Tráfico para la Ciudad de Baracoa (...) se aborda la prohibición total de maltratos, abusos, aguijoneo, etc… Es necesario que la justicia se ocupe, sin más dilación, de esos desmanes». (Oscar Montoto Mayor)
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