Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

«Llevamos años abordando el maltrato en los organismos, entidades, empresas, unidades de servicios... pero muchas medidas contra los incumplidores no pasan de una amonestación (Así sufrimos, José Alejandro Rodríguez, Acuse de Recibo, 10 de enero). Menos aún le sucede a quienes se dedican a preparar al personal que atiende público, así como a quienes les corresponde comprobar y exigir el desempeño de estos.

«El maltrato está entronizado como otros malos vicios. Por ello se impone una cruzada —no una campaña— de todos, como la que estamos desarrollando por las buenas costumbres, la educación formal, los valores. Está demostrado que nivel educacional, ese que tanto hemos elevado en nuestro pueblo, no es sinónimo de buenos modales ni de buen comportamiento. La voluntad, mejor aún vocación, de servir como quisiéramos que nos lo hicieran a nosotros está muy lejos de nuestra cultura.

«Sobran ejemplos de personas que siendo analfabetas son ejemplo de comportamiento, respeto, caballerosidad, solidaridad, entrega y altruismo. Ningún otro pueblo del planeta, por su tradición humanista, paradigmas y las enseñanzas de la Revolución, cuenta con más condiciones para, además de ser muy culto, ser ejemplo de comportamiento individual y colectivo. Sigamos luchando por la utilidad de la virtud y por ser cada día mejores ciudadanos». (Frank)

«Me emociona mucho leer sus historias, conocer de nuestra patria, del andar por la vida de todos los cubanos, de dónde venimos, por la vida que transitamos, conocer aún más profundamente nuestra identidad, nuestra cultura, nuestras raíces (Fiesta en La Habana Colonial, Ciro Bianchi Ross, página de Lectura, 10 de enero)… En fin, toda nuestra vida desde que comenzó. Me encanta la manera tan amena y divertida con la que usted relata las historias. Las disfruto plenamente, y me hacen sentir más orgullosamente cubana. No cambie nunca, mi querido amigo. Siga deleitándonos con estas maravillosas anécdotas que encierran toda una vida, !la nuestra!, después que llegó Colón». (Graciela Pena)