Frente al espejo
Una favorable acogida ha tenido el comentario ¡Manos pa’arriba, mi gente! (Yoelvis Lázaro Moreno Fernández, estudiante de Periodismo, 27 de noviembre), que alertó sobre los riesgos de que la vulgaridad y la chabacanería se entronicen en espacios públicos dedicados a la recreación, especialmente de jóvenes.
Más que la referencia a un problema circunstancial, ese trabajo dejaba abierta la pregunta de si no existen criterios generales para moderar qué música se escucha en discotecas, círculos recreativos, pistas de baile, etcétera, o si existen y no se aplican. El siguiente criterio aporta más en ese sentido:
«Quiero opinar acerca de la manera en que se presenta la diversión en algunos centros nocturnos. Me alegró el trabajo que leí, en el cual el autor se mostraba en desacuerdo con la falta de elaboración artística en los guiones de animadores, DJ y otros que pueden dirigirse al público.
«Esa falta puede notarse en el uso de un lenguaje que provoca el doble sentido, dirigido a poner el sexo en primer plano de las relaciones, como acompañante facilista, y la definición de la mujer como valor de uso sexual, dejando para los hombres el valor del dinero que hayan cargado en sus bolsillos o las prendas de sus manos.
«Creo que esa situación se produce porque no se utiliza de manera adecuada el conocimiento acumulado en el país hasta la base, por la irresponsabilidad de algunas empresas e instituciones vinculadas al uso del tiempo libre, que dejan en “letra muerta” varias disposiciones legales que regulan esas actividades.
«He observado este fenómeno con cierto rigor metodológico en algunos momentos y en eso se basan mis opiniones. Esperemos que desde la investigación social se emprendan acciones que ayuden a la transformación del problema y que las empresas e instituciones implicadas asuman su responsabilidad. Gracias por darme la oportunidad de opinar». (Mirardo Martín, licenciado en Sociología y profesor de la Escuela de Trabajadores Sociales de Cojímar)
«Leí los artículos Esa gente equivocada* y La insoportable levedad de aparentar**, y luego me encontré con el mismo tema en el trabajo Dime de qué presumes (columna Frente al Espejo, 16 de noviembre). Ello me ha motivado a escribirles y entrar en esa polémica que tanta falta hace sobre el problema en cuestión.
«El fenómeno que se trata en los citados artículos se percibe muy bien en mi ciudad —vivo en Cárdenas— y en Varadero, donde trabajo.
«Soy un joven de 25 años. Fui maestro primario durante un quinquenio, estudié posteriormente la carrera de Derecho —me gradué en el 2007— y actualmente trabajo en Aguas Varadero.
«Como a todo joven, me gusta lucir bien en el vestir —aunque no me aferro a las modas ni me convierto en su esclavo— y, como es lógico, también me gusta divertirme. De vez en cuando voy a la Casa de la Música de Varadero, acogedor lugar donde tienes la posibilidad de encontrarte con excelentes músicos así como con muy buenos “intérpretes” de la ostentación.
«En ocasiones he escuchado a algunos jóvenes preguntarse: ¿y para qué yo estoy estudiando una carrera universitaria?, ¿para qué yo estudié en la Universidad?
«Esas personas que gustan de resaltar lo que tienen, al final presentan alguna carencia mucho más importante que todos esos bienes. Me reconforta saber que diariamente soy útil, que trato con mi trabajo de dar solución al problema que aqueja a alguien, en vez de estar “faranduleando” o inventando no sé qué para mantener el modo de vida que llevan esos idólatras del mercado.
«Lamento que haya adolescentes y jóvenes que tengan a esos “especuladores” como ídolos, y que sueñen con llevar su modo de vida.
«La psicología del adolescente y de algunos jóvenes es muy vulnerable ante este fenómeno y debemos pensar cómo dirigir la atención de este grupo de individuos hacia comportamientos y modos de vida acordes a la sociedad en la que vivimos y por la cual luchamos para que sea la más justa. En ese sentido es que debemos trabajar todos». (Yarián Quintana)
«Estimado Luis Sexto: He leído su Coloquiando titulado Discrepancias y flores (viernes 28 de noviembre). Sobre el lector que le escribió, no se incomode porque solo quiere que usted escriba lo que él presumiblemente no tiene el valor de decir. Creo igual que usted que no hace falta dar nombres para poner un tema en la mesa del debate. En cada uno de sus artículos usted reflexiona de una manera valiente y comprometida sobre los múltiples y complejos problemas que nos están afectando a todos en mayor o menor grado. Lo felicito por su dedicación de periodista honesto». (Néstor Silva)
Y a propósito de varios artículos que hemos publicado siguiendo la actuación de nuestros trebejistas en la arena internacional, y en los cuales se han sopesado los pro y los contra que hoy encara la práctica del ajedrez en Cuba, continuamos recibiendo criterios de los lectores sobre este aspecto:
«Compañero Luis López Viera: Soy un aficionado al ajedrez. En mi provincia, Granma, especialmente en el municipio de Bayamo, ese deporte es la última carta de la baraja por los siguientes motivos: ya no se realizan torneos ni existen los topes entre escuelas como se realizaban antes; no se efectúan las competencias municipales; se ha perdido el torneo Carlos Manuel de Céspedes que antes se celebraba; y solo en contadas ocasiones se hacen los topes entre escuelas primarias.
«¿Es posible que en estas condiciones el ajedrez avance y que se pueda encontrar algún talento?». (Manuel Salgado Santiesteban)
*Alina Perera, Yailin Orta, Sara Cotarelo, Nelly Osorio, Elayna Espina, Luis Raúl Vázquez, Calixto N. Llanes y ADÁN
**Alina Perera, Yailin Orta, Yahily Hernández, Luis López, Roberto Díaz, Calixto N. Llanes, Franklin Reyes, LAZ y Yoelvis Moreno Fernández, estudiante de Periodismo