Acuse de recibo
Pasan los años y siguen llegando denuncias sobre indisciplinas sonoras a altos niveles de contaminación, prueba de que aún las impunes agresiones indiscriminadas a los oídos siguen siendo asignaturas pendientes en nuestra sociedad.
María Adela Herrera Lazo, residente en calle Libertad 515, altos, entre Avenida de las Flores y calle 7, en el reparto Vista Hermosa, de la ciudad de Ciego de Ávila, cuenta que los vecinos contiguos a la Plaza del Indercito, de esa urbe, sufren desde las 6:30 o 7:00 de la tarde hasta las 4:00 de la madrugada los excesos de una nueva actividad nocturna allí, a solo dos cuadras de la selva sonora del llamado Recinto Ferial.
«Me pregunto, afirma, qué organismo ha realizado el correspondiente diagnóstico para autorizar dos actividades nocturnas a dos cuadras de distancia una de la otra, y convertir las noches y madrugadas en un infierno sonoro».
Refiere que ha presentado su queja a los gobiernos municipal y provincial, a la Dirección Municipal de Cultura y en el periódico local Invasor, sin que se vislumbre solución alguna al respecto.
«No estoy pidiendo la suspensión de dichas actividades, pues estoy consciente de la necesidad de brindar recreación a los distintos grupos etarios de nuestra sociedad, señala; solo que se respeten los decibeles permisibles al oído humano y los horarios de inicio y terminación establecidos.
«Qué persona puede soportar de ocho a nueve horas de música continua a altos decibeles perturbando el sueño necesario. Yo no pago 600 pesos para entrar a esa actividad a escuchar música chabacana ni a ingerir bebidas alcohólicas. Por eso me pregunto hasta cuándo la inercia, la tolerancia, la indolencia y el irespeto al derecho ajeno van a estar desactivados de las personas que, se supone, sean las que deben dar solución a esta situación», concluye.
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