Acuse de recibo
Pedro Manuel Padrón Cruz, quien reside en Madame Curie, edificio 5, apto. 8, entre A y Valvey, en el reparto Previsora de la ciudad de Camagüey, es suscriptor del periódico Granma hace más de 40 años, y expone en su carta las serias dificultades que enfrenta para recibir esa publicación.
Manifiesta que en la capital agramontina hay dificultades con los carteros, y los suscriptores, sin ese servicio por las plazas desocupadas, no tienen siquiera el derecho de pagar la cuota mensual hasta que no aparezca alguien que desee hacer ese trabajo.
Pero la situación se agrava aún más, porque tampoco pueden los suscriptores buscar su periódico en el correo, o ningún otro sitio, como tradicionalmente se hacía en años anteriores. Resultado: de hecho pierden la oportunidad de recibir el periódico.
«¿Cómo se puede entender esa medida, alerta, que perjudica la difusión de la información y de las ideas revolucionarias? Esta situación en la unidad de base del correo se ha tratado con Alfredo, quien dice ser el administrador; y con Arnaldo, quien es el jefe de Alfredo.
«Por último, se ha planteado a la Dirección Provincial de Correos de Cuba, y la solución que me dieron es que alquilara un apartado, cuyo costo es de 50 pesos mensuales, más el costo del periódico. Qué solución más fácil para un problema, cuando años atrás se podía buscar en un local que había para eso. Hay que buscarle solución a los problemas rápido y que no perjudiquen a la población», concluye.
En medio de tantas dificultades y asperezas cotidianas, el esmero es un bálsamo que podría, al menos, suavizar tantas carencias, si se generalizara. Una muestra es lo que excribe René Garay Santana desde la ciudad de Santa Clara.
Resulta que a finales del 2024 le prestaron servicios estomátológicos en el Departamento Dental y de Cirugía Máxilofacial del hospital Arnaldo Milián de esa ciudad. Y subraya la esmerada atención que le brindó la doctora Yolemy Portal en largas y agotadoras jornadas, a pesar del cúmulo de pacientes que aguardaban por su asistencia.
«Allí hay un gran colectivo de trabajo que presta servicios de referencia
a sus pacientes. No los conozco por nombre a todos, pero puedo mencionar a la doctora María, a Midiala, al doctor Márquez, a Sarahí, entre otros trabajadores con exquisita sensibilidad humana y un amor a toda prueba para con sus pacientes».
Por otra parte, refiere que el 8 de enero pasado fue con su mamá, que es una anciana, a la oficina del Carné de Identidad Santa Clara 2, aledaña a la Quinta Unidad de la PNR, para realizar trámites referentes a su documento de identificación. E igualmente fue atendido de una forma encantadora por parte de sus trabajadoras.
«A pesar de haber llegado tardíamente, se esmeraron con verdadera profesionalidad, dice. Y cuál no sería mi sorpresa, que observando el avanzado estado de longevidad de mi madre, hasta el transporte de regreso a nuestro lugar de residencia fue gestionado por ellas.
«Esto me dejó gratamente impresionado, no esperaba tanta generosidad y sensibilidad humanas. No puedo dejar de mencionar sus nombres: María Elena, Caridad, Yolanda y Yamilé. Esta es una de las cosas que nos hace ser una Patria grande: esos trabajadores, a pesar de estar atravesando múltiples dificultades desde el punto de vista económico, con carencias de todo tipo, se sobreponen y laboran con mucho empeño», concluye.
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