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¿A quién acudir?

El pasado 28 de septiembre, desde el edificio de calle M, No. 107, entre 13 y 15, municipio habanero de Plaza de la Revolución, Jorge Vidal Sánchez contó aquí que hace muchos años Aguas de La Habana les quitó a los residentes en ese inmueble la entrada de agua que tenían por gravedad por la calle Línea, para favorecer las oficinas de Palmares, colindantes con ellos pared con pared.

Vidal señalaba que desde junio pasado no les entra ni gota de agua, al tiempo que ven desbordarse el vital líquido al lado. Por ello, recurrieron al delegado del Poder Popular, a Aguas de La Habana y al Partido, entre otros.

«Vivimos en un edificio fantasma, haciendo una maestría de gorgojos», ironizaba él. Aquí solo vino una muchacha, Kenia, a quien en el momento de la crisis de agua le soltaron la papa caliente. Ella mucho se interesó, y hasta nos ayudó con alguna que otra pipa. Después fue sustituida.

«Perdóneme el tono, pero he quedado sin recursos sicológicos para envolver lo que siento. Yo debo ir a mi hospital a trabajar cada día, y después tengo que cargar agua, bañarme y lavar mi ropa en casa de amigos que sí tienen agua. Lo más triste es que esto sucede por irresponsabilidad y mal trabajo»,  decía.

Jorge volvió a escribir este 14 de octubre para agradecer la publicación de su queja, y también para explicar que el delegado del Poder Popular «se ha fajado varias veces para que esto se resuelva». Antes del huracán Milton, dice, entró dos días un poquito de agua, y parece que volvieron a cerrar la llave. A Palmares se le desborda su cisterna. Los vecinos de enfrente son nuestra fuente de abasto, pues su cisterna siempre tiene agua, comenta. «¿A quién acudir entonces?, ¿quién se sensibiliza?», concluye.

Juntas que no juntan

Evelio León Díaz (calle 470, No. 305, Guanabo, La Habana del Este, La Habana) refería aquí el 2 de julio de 2023 que en los sitios web de compraventa se encontraban muchas personas localizando juntas para aquellos refrigeradores Haier que se distribuyeron  como parte de la Revolución Energética en 2006. Y los precios que situaban los que las poseen eran de infarto: ¡hasta 17 000 pesos!

«Ni idea tengo si este es o no un precio abusivo, manifestaba, pero esos Haier se distribuyeron a través del programa de ahorro energético. El milagro sería que aún tuvieran aceptables sus juntas.

Y aludía al seguimiento estatal que debe tener tal programa, ya que muchas familias tienen hoy juntas inservibles.

«Por favor, sabemos cómo andan las finanzas del país, pero creo que hay que buscar solución».

Evelio denunció también el 2 de julio de 2023 cómo la playa de Guanabo iba perdiendo metros de arena por la erosión, y destacaba la importancia de fomentar más pasarelas de acceso para la protección de las dunas.

Defendía el criterio de que la protección de la costa, incluida en la Tarea Vida, no es solo de interés local, municipal o provincial, es de interés nacional. Son cuestiones que debemos pensar como país. Y, para ser consecuentes, tales inversiones no debieran decidirse por el municipio o provincia, sino por un presupuesto nacional del Citma.

«Debemos obrar con celeridad, expresaba. La naturaleza no da muchas treguas, y tal vez nos demos cuenta cuando sea demasiado tarde. Desgraciadamente el crecimiento del nivel del mar no podrá detenerse, pero todo lo que hagamos por proteger nuestras costas mitigará los efectos adversos o al menos demorarán más en producirse», concluía.

Y en una segunda carta a Acuse de Recibo, recién recibida, enfatiza en que, al parecer, no ha habido mucha preocupación por la situación de Guanabo, pues «ya las pasarelas que requerían mantenimiento casi no existen», concluye.

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