Acuse de recibo
Luis Rodríguez Turtos (calle Antonio Maceo no. 122, Yara, provincia de Granma) relata que el pasado mes de julio se celebró una audiencia en el Tribunal Municipal, en la cual la madre de su hijo de cinco años estuvo de acuerdo con que él como padre quedaba con la guarda y cuidado del pequeño, y ella podía ir a verlo cuando quisiera, y los fines de semana alternos, sin poder llevárselo para Las Tunas, donde ella vive.
No viene al caso la razón por la cual se falló a favor del padre, pero sucedió que el pasado 5 de agosto el Presidente del Tribunal se reunió con ambos padres, pues Luis había solicitado que ella fuera requerida por incumplimiento de algunos documentos que en la audiencia se le pidieron que tenía que entregar y no había cumplido.
Allí, refiere, se le exigió a Luis que tenía que cumplir con lo estipulado en el fallo, y que si incumplía era sancionado. Y a la madre se le orientó que no podía llevar al niño para Las Tunas, palabras dichas por el Presidente del Tribunal Municipal.
«Ese día, precisa, le tocaba a la madre tener al niño. Y cuando voy a recogerlo esta se lo había llevado para Las Tunas. Hace tres meses de ese incidente y todavía el Tribunal Municipal no ha resuelto la situación.
«Tengo la documentación legal de guarda y cuidado de mi hijo y no tengo al niño. La madre ha incumplido con lo estipulado por el Tribunal Municipal y no ha pasado nada».
Roberto Santiesteban Álvarez (calle 27 no. 721, apto. 12, Vedado, La Habana) relata que hace más de dos semanas compró en la unidad comercial de Línea y 4, en ese municipio, cuatro litros de pintura, por valor de 800 pesos.
El 12 de noviembre adquirió otros cuatro litros, y ya le costaron mil pesos. Le preguntó al dependiente el porqué de la diferencia en tan poco tiempo, y este, de manera muy respetuosa, le respondió que «todo ha aumentado».
«¿Cómo es posible que en tan poco tiempo hayan decidido aumentar el precio?, pregunta. ¿Acaso cuando se pone un producto en venta realmente se han hecho todos los análisis de costos?», concluye.
El escritor y cronista musical Rafael Lam sigue enviando sus inquietudes ciudadanas como fiel colaborador de esta columna. Esta vez alerta sobre el desmesurado vicio de fumar y el exceso de ruido en las instalaciones deportivas.
«El deporte está reñido con el humo y el ruido. El Estado cubano gasta millones en la Salud Pública, algo que desperdiciamos desde el momento en que se permite el humo despiadado en las instalaciones deportivas.
«En ciertos momentos, el Estadio Latinoamericano de noche se veía como una pira ardiendo, en el que miles encendían su cigarros y el humo nublaba casi todo el terreno. ¿Qué ejemplo íbamos a dar a nuestros niños, que esperaban por esa consigna “Mente sana en cuerpo sano”?
«En una de las series nacionales, en el Estadio Latinoamericano, Alberto Juantorena me confesó: “No estoy de acuerdo con que se permita fumar en los estadios”. También conversé el asunto con el funcionario Jorge Fuentes. Escribí al Director del Latinoamericano y me contestó que no existe ley que prohíba fumar en los estadios.
«El otro asunto es el del ruido ensordecedor que emiten las trompetas y fanfarrias. Eddy Martin y Héctor Rodríguez se quejaban constantemente de que ese ruido atronador les importunaba la narración.
«Finalmente, mis hijos y yo optamos por dejar de visitar el Latinoamericano por no poder encontrar eso que tanto necesitamos: Mente sana en cuerpo sano. No respetar a los demás también es un grado de incultura que debemos vencer a toda costa», concluye Lam.