Acuse de recibo
Reclaman desde la ciudad de Matanzas cinco especialistas en Medicina General Integral, fundadoras del Programa del Médico de la Familia: las doctoras Edelys Pons Barrera, Lilian Juana Ramírez Vasconcelos, Ana Margarita Rodríguez Castillo, Carmen Elena Portela Rodríguez y Tania Sánchez Alonso. Lo hacen tras haber recurrido durante años a varias instancias, aún con la esperanza de que se dé finalmente una solución a su problema.
Acumulan más de 34 años como médicas en las mismas comunidades a las que llegaron recién graduadas, y han vivido y trabajado en los mismos consultorios desde entonces. Y cuando se acercan a la jubilación, les preocupa la situación con las viviendas que han habitado por tres décadas, en las que han crecido sus hijos, y cuya propiedad no se la pueden adjudicar, por haber sido declaradas esas instalaciones como consultorios Tipo 1: Necesarios.
Acotan que durante la Reorganización y compactación en la atención primaria de salud, se aprobó la Resolución 431, según la cual, por la ejemplaridad y currículum, se les otorgaría a los médicos como viviendas los consultorios Tipo 2: No necesarios. Y a ellas no les dieron la posibilidad de beneficiarse, al no aplicarse correctamente la metodología de la misma en la provincia. Sí se entregaron consultorios a trabajadores de Salud, directivos y personal administrativo, en coordinación con los directores provincial y municipal de Salud entonces.
Reclamaron sus derechos en las diferentes instancias: el sindicato, las direcciones municipal y provincial de Salud y el Gobierno. Contactaron con Atención a la población del Ministerio de Salud Pública, con expediente 3 de 2015. Se comunicaron con el director provincial de Salud para que analizara la situación. Y nunca les dieron respuesta.
Entonces, acudieron a Fiscalía provincial y denunciaron el proceso, que no les dieron derecho a optar por vivienda a partir de esa resolución. En 2015 la Fiscalía falló a favor suyo, y se hicieron requerimientos a Salud para que revisara el asunto. Y tampoco les dieron una solución.
Fueron atendidas por un Grupo de Trabajo, que le comunicó el caso al Ministerio de Salud Pública. Después del Minsap les dijeron que no, que hasta el momento no había solución. Que todos los consultorios que se iban a dar en ese momento eran los Tipo 2. Y no les ofrecieron otra alternativa.
«Médicos de la familia que cumplieron misión internacionalista, pudieron mejorar su situación económica y comprarse una casa, señalan. A muchos les asignaron viviendas. Y quienes habitábamos una añadida a un consultorio no entramos en ese proceso, por la simple lógica de tener un techo; aunque tuvimos que asumir el trabajo de aquellos que fueron a misiones en el exterior.
“¿Por qué retomar esto ahora? No es solo porque vemos más cerca nuestra jubilación. Conocimos que la Dirección Provincial de Salud inició en 2021 un proceso de legalización de propiedades de consultorios Tipo 2, para la cual tampoco nos tuvieron en cuenta.
«Solicitamos una entrevista con la miembro del Buró provincial del Partido que atiende Salud. Ella nos facilitó una entrevista con el recién nombrado Director Provincial de Salud, quien nos oyó, pero tampoco nos pudo dar una solución. Quedó en dar respuesta en diez días y nada hasta ahora».
En este proceso, dicen, fueron otorgadas viviendas a médicos, directivos y funcionarios de Salud. Muchos no acumulan el tiempo que ellas han dedicado a atender sus pacientes. No cuestionan tal decisión, pero afirman que tienen el derecho a saber qué va a pasar. Arguyen que en los dos últimos años, con la COVID-19, se puso de manifiesto como nunca antes la importancia del Programa del Médico de la Familia.
«En nosotras recayó durante todo este tiempo la detección y atención de los casos, y el proceso de vacunación. Para quienes llevamos más de 30 años en la misma comunidad fue más fácil. Solo tuvimos que hacer lo que hacemos siempre. Al llegar a la jubilación tenemos derecho a descansar. Hemos dedicado una vida a atender la salud de nuestro pueblo, una de las conquistas del socialismo. Y lo seguiremos haciendo. Confiamos en que la Revolución ofrecerá una solución adecuada. ¿Dónde viviremos una vez jubiladas si no tenemos otra vivienda?», concluyen.