Acuse de recibo
Mildres Monier (Calle 9, No. 132 ½, Veguita de Galo, Santiago de Cuba) relata que el 10 de junio de 2020 su hijo envió tres paquetes desde Miami, de los cuales les entregaron dos en julio de 2021 por medio de Cubapack, después de múltiples reclamaciones.
Y aún a estas alturas, no han recibido el tercero, con número 3721, a nombre de su esposo, Alberto Mesa Monier, quien hizo muchas reclamaciones y se comunicaba con la gerente comercial Yudisnaidi, al teléfono 52871924. Y lamentablemente falleció a causa de la Covid-19 en mayo de ese año.
Precisa Mildred que desde octubre de 2021 ella ha reclamado por mensajes y una llamada que la gerente le solicitó. «En estos momentos, dice, no cogen ningún telefono en Cubapack y tampoco me han entregado el paquete. Ese número fue eliminado, por tanto no hay comunicación.Ya se aproxima a los dos años. ¿Hasta cuándo habrá que esperar?».
Bárbara Muñoz Planchat (Herrera 261, entre Reforma y Guasabacoa, Luyanó, Diez de Octubre, La Habana) cuenta que desde el 24 de noviembre de 2021 está esperando un bulto con medicamentos enviados desde España que le urgen.
Ella conoce que el paquete se encuentra hace mes y medio en Cambio Internacional del Grupo Empresarial Correos de Cuba, en Vento y Camagüey. Y desesperada clama por su agilización, pues en él vienen medicamentos para su nieta, que presenta displasia pulmonar.
En el bulto también hay medicamentos para la madre de la muchachita, convaleciente de la
Covid-19, que está muy decaída y débil. Y para la propia Bárbara, que padece la enfermedad de Drusen, padecimiento de la vista, junto con cataratas y otras afecciones más.
A propósito de estos dos casos de hoy, y muchos otros que quedan pendientes, vale insistir en que el Primer Ministro, Manuel Marrero, ha seguido de cerca el problema del abarrotamiento acumulado de envíos por medio de las empresas que en Cuba tienen como objeto social la recepción y distribución de la paquetería que llega desde otros lugares del mundo.
Y esos envíos se han incrementado exponencialmente con la pandemia y el reforzamiento del bloqueo estadounidense.
La alta dirección del país ha insistido en la necesidad de seguir depurando esos inventarios, por razones humanitarias y de alta sensibilidad popular. Asunto que se ha complicado en estos casi dos años, y ya muestra una agilización, pero que requiere soluciones sistémicas y más rigor y orden desde mucho antes.
La última muestra fue la reunión el pasado viernes del vice primer ministro Jorge Luis Tapia con los directivos y representantes de esas entidades. El encuentro evidenció que, aunque han ido quedando atrás las etapas más complejas, el número de quejas de la población aumentó en tiempos recientes, lo que indica que las medidas adoptadas son todavía insuficientes.
Tapia señaló que la mera queja de un destinatario debe preocupar porque la calidad en la atención a las personas es lo más valioso, y no hacen falta cursos ni seminarios para entender el valor de corresponder a las demandas de los ciudadanos. «Este es un tema de todos los días», sentenció.
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