Acuse de recibo
Ya era bastante que el 31 de octubre pasado, al hacer el balance de esta sección en el primer semestre de 2021, revelara que solo se recibieron el 48 por ciento de respuestas a las quejas y planteamientos publicados aquí en ese período. «Cuando más se necesitan, menos respuestas», así titulamos, porque nunca fue tan bajo el cumplimiento de ese deber institucional para con nuestros remitentes reclamantes.
Y esperábamos que al siguiente día, y los sucesivos en la pasada semana, se registrara ese aluvión de llamadas telefónicas o correos electrónicos desde organismos, instituciones y entidades, como ha sido habitual cada vez que hacemos un corte y reflejamos a los incumplidores. Esperábamos una reacción mayor de quienes se veían señalados en la ausencia de rendir cuentas ante tantos dramas y problemas ciudadanos.
Si fue notoriamente bajo el nivel de atención institucional de las quejas en el pasado primer semestre, más desconcertante es que tantos deudores de respuestas no solo se desentiendan de esos deberes constitucionales, sino que muchos de ellos tampoco se hayan sentido aludidos y preocupados por averiguar lo que se les imputa.
Hasta ahora, solo se han comunicado siete entidades con el equipo de Atención a Lectores, que me auxilia en esta columna, ya sea para conocer o aclarar sobre incumplimientos u otras precisiones: Banco Metropolitano, Gobierno municipal de Martí, en la provincia de Matanzas; Ministerio de Trabajo y Seguridad Social e Instituto Nacional de Seguridad Social, Dirección general de Transporte de La Habana; Delegación provincial de la Agricultura en Pinar del Río; Agricultura Pinar del Río y Gobierno provincial de Villa Clara.
Y cuando usted revisa la tabla revelada, constata que hay 62 quejas sin responder, pormenorizadas por organismos y entidades. Esos deudores mayoritarios, exceptuando quienes ya se comunicaron con Acuse de Recibo, ¿aún ni siquiera se han enterado de que incumplieron con el deber de rendir cuentas ante los ciudadanos aquejados ante esta sección y ante la opinión pública?
Ana Delia Jiménez Hurtado y Héctor Francisco Valdés Ruiz (Curazao 60, altos, Habana Vieja, La Habana) son un matrimonio de avanzada edad que se contagió con la Covid-19 en octubre pasado, con morbilidades muy peligrosas para esa enfermedad.
Cuentan en su carta que estuvieron ingresados 17 días: primero en el hospital Seguro Benéfico Jurídico, del municipio de Cerro, y posteriormente en el Julio Trigo, de Arroyo Naranjo, en este último la mayor parte del tiempo.
«De acuerdo con los tratamientos que recibimos, la cantidad de medicamentos, el suministro de oxígeno, y los malestares que experimentamos, afirman, nos dimos cuenta lo muy enfermos que estuvimos.
«En nuestro caso —y del resto de los pacientes allí ingresados— pusieron a nuestra disposición los protocolos más avanzados, medios técnicos sofisticados y la mejor alimentación.
«Sin embargo, queremos resaltar que lo que nunca olvidaremos de esta etapa de nuestras vidas —y queremos reconocer— es el extraordinario tratamiento humano que recibimos. La atención, los cuidados, el amor y el desvelo con que fuimos tratados por los médicos y todo el personal. Siempre lo llevaremos en nuestros corazones. También reconocemos que el éxito con nosotros —y tantos miles de pacientes— se relaciona con las vacunas que nos inyectaron en el policlínico.
«Algunos de los médicos que nos trataron y recordamos agradecidos —y con la mención a ellos lo hacemos extensivo a todo el personal de ambos hospitales—: Naylet Castro Basart, Itsuen Hernández Sobrino, Amado Díaz de la Fe y Tahimí Cardoso Suárez del CIREN. Muchas gracias por atendernos», concluyen los veteranos.