Acuse de recibo
El impago y atraso de los pagos a los artistas adscritos a la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos Adolfo Guzmán fue denunciado aquí, el pasado 13 de marzo, por Rogelio Rivas Sánchez, cantante asociado a esa entidad.
«Mes tras mes, apuntaba, o no nos pagan, pagan incompleto, pagan tarde o pagan fuera de término y fecha. Incumplen contratos de trabajo y todas las normas, partiendo de la primera, que el salario de los trabajadores se respeta por sobre todas las cosas».
Alegaba que nunca se dio explicación, ni se hizo reunión para tratar el tema. Mes tras mes tenían que tocar la puerta de la Dirección para reclamar lo que es un derecho. Se quejaban a la Dirección de la empresa y otras instancias, pero no había solución al problema.
La última noticia que tuvo Rogelio cuando me escribió —y lo supo en los pasillos de la Empresa— es que esta había sido intervenida por la Dirección de Cultura de La Habana y su director y subdirector removidos del cargo.
«Prácticamente me acabo de entrevistar con la nueva Directora, decía, y me ratifica que está trabajando en revertir la situación, y que hay una comisión investigando. Yo creo que esto hay que denunciarlo públicamente, para que termine y nunca vuelva a suceder en otro centro de trabajo.
«¿Cómo pueden estar los trabajadores sufriendo esta situación —pronto hace ya casi un año— y que no haya una autoridad mayor que nos proteja y le ponga con prontitud efectiva fin a este abuso? ¿Por qué los trabajadores tenemos que pagar las consecuencias por malos manejos de la administración? Porque estamos hablando del sustento».
Para colmo, afirmaba él, en esa empresa hacía tiempo no existía organización sindical, ni nadie que los representara ante tamañas arbitrariedades.
Al respecto, responde Mayra Lassale Noval, directora provincial de Cultura en La Habana, que en dicha empresa ha habido inestabilidad en el Consejo de Dirección y en el trabajo de otros funcionarios, por lo cual se han tomado medidas disciplinarias con los implicados, incluida la separación definitiva de cuadros y funcionarios.
«Dentro de las irregularidades detectadas por las diferentes visitas y auditorías realizadas, precisa, se encontraron excesos de gastos, lo cual se pudo constatar en la mala negociación de los porcentajes por debajo de las obligaciones de pago de seguridad social, que, junto a la falta de organización y control, hicieron que la Empresa disminuyera sensiblemente su liquidez, provocando que en determinados momentos se realizaran cortes del pago a los artistas, por malas decisiones financieras».
Añade que a partir de los problemas presentados, la Dirección Provincial de Cultura decidió analizar nuevamente las dificultades, tomando las medidas administrativas correspondientes con la Dirección. Esto provocó la descapitalización de la Empresa.
Y aunque hoy existe una nueva dirección en funciones, refiere, la recuperación será paulatina, para lo cual cuentan con la cooperación de los trabajadores.
Asegura Mayra en su carta —fechada el 7 de abril y recibida el 12 de mayo en nuestra Redacción— que Rogelio había cobrado el 23 de marzo 2 565 CUP, correspondientes a tres facturas debidamente comprobadas; y se procesaba para el cobro de abril el pago de las aún pendientes.
Informa que en esos momentos el Sindicato Nacional y el Provincial de Cultura reorganizaban todas las secciones sindicales y el Buró, con una respuesta positiva de artistas y trabajadores.
Agradezco la respuesta, aunque lo más importante y saludable sería analizar a carta cabal cuán débiles y vulnerables eran los controles económicos y financieros, tanto internos como los de niveles superiores, al punto de generar ese panorama de distorsiones y vulnerabilidades.
Tal desastre, que tantas connotaciones morales y desaliento sembraron en los trabajadores, pudo haberse evitado a tiempo. Porque ahora, con esta carta de respuesta y todo, ya el mal estaba consumado, y lo que se hizo fue la autopsia de un cadáver. Habrá que trabajar mucho en la Adolfo Guzmán, para recuperar la confianza de sus trabajadores.