Acuse de recibo
Han faltado soluciones definitivas al problema de los «faltantes» en el pollo que se adquiere subsidiado, por la libreta de abastecimientos. Un problema que afecta a los consumidores, y quién sabe a quién «beneficia».
El 2 de octubre de 2014, Jorge Luis Vinent denunciaba desde el barrio habanero de Luyanó que en la Unidad Comercial 147 de Melones, esquina a Arango, el «pollo por pescado» correspondiente a agosto llegó con mucho hielo y en el despacho no alcanzó para todos. En septiembre sucedió lo mismo con el «pollo de población», la cuota mensual básica, por el excesivo hielo que cubría las cajas del producto. En ambas ocasiones los afectados fueron inscritos en una lista de espera para hacerles justicia en lo adelante. Una lista que no se sabe cuándo se liquida.
Precisa Vinent que el carnicero le hizo fotos al producto para su reclamación. La orientación es pesar las cajas cuando llega el mismo. Paradójicamente, señala, los envases que contienen el pollo congelado tienen plasmado por fuera el peso de 15 kilogramos (33,07 libras); y cuando se pesan las cajas, reflejan 35, 36 y hasta 37 libras.
En respuesta enviada el 8 de diciembre de 2014, reconoce Enrique González Posada, director de la Empresa Provincial de Comercio de La Habana, que es cierto lo narrado por Vinent. Y significa que en la Circular 1 de 2011 se precisa cómo deben realizarse las reclamaciones ante faltantes de pollo, «debido a que se está consciente de que existen problemas con el pesaje, tamaño y el exceso de hielo».
Informa también que todos los meses están confrontando problemas con el pollo, debido a la cantidad de hielo que contienen las cajas. Y refiere que la Empresa Provincial de Comercio de La Habana demandó ante el Tribunal Provincial Popular al suministrador, la Empresa Cárnica Habana.
En la demanda, acota, se exige que la abastecedora acepte concertar con las 15 unidades básicas de Comercio en la capital; que suministre los productos con la calidad requerida, según las normas cubanas (peso, nivel de congelación con que se compra al proveedor extranjero, con un peso neto, y con la merma establecida), y que se notifique en la factura la cantidad de cajas.
Agradezco la respuesta. Solo pido que, como ha habido tanto «hielo» informativo con el asunto del hielo perturbador y engañoso en el pollo, la Empresa Provincial de Comercio de La Habana nos dé, al final del proceso judicial, una información de sus resultados.
Hay que acabar de romper el «hielo» con esa capa congelada donde se diluyen las responsabilidades y deberes para con el consumidor, provenga de donde provenga. Eso no da más.
Desde la comunidad La Campanita, en el municipio cienfueguero de Cumanayagua, escriben los pobladores Osleida González, Yudelkis Carrazana, Guadalupe Abreus, Ennoe Milanés y Frank Martínez.
Ellos cuentan que desde 2009, que ubicaron un Grupo Electrógeno a solo 50 metros de sus viviendas, la vida se ha hecho insoportable para los residentes, por los altos decibeles de ruido, los gases y las altas temperaturas que el mismo genera.
Los pobladores han enviado cartas al centro de Higiene y Epidemiología y al Citma, a más de que lo han reiterado en las asambleas de rendición de cuentas del delegado por más de cinco años. Aunque la Empresa Eléctrica ha realizado algunas acciones para disminuir el efecto, no se soluciona.
«Tenemos personas asmáticas —advierten—, con problemas graves de audición y estrés prolongado, entre otras enfermedades. El consultorio médico y la escuela están cerca del grupo electrógeno, que afecta el proceso docente educativo. Y en la atención al paciente en ocasiones ni se escuchan los signos vitales cuando la doctora realiza el diagnóstico».
En julio de 2013 se hizo un estudio ambiental solicitado por la Empresa Eléctrica. Y arrojó que a las nueve de la noche había 85-95 decibeles en las salas de las casas, con solo seis equipos funcionado, de los 11 que tiene el Grupo.
Hoy —afirman— hay grietas en las paredes de las casas, y las cortinas están negras producto del humo que desprende el Grupo. Sabemos que estos grupos son una solución enegética en nuestro país, pero creemos necesario se continúen realizando acciones para disminuir el efecto negativo que este causa.