Acuse de recibo
Desde el Caserío Zayas, sin número, allá en Batabanó, Mayabeque, llega hoy la caligrafía pequeña de Edgar Pérez Pérez. No viene a hablar solo de sí mismo este mayabequense, sino de un problema que afecta a varias familias en su barrio.
Sucede que en el asentamiento rural donde reside, ubicado en terrenos de una cooperativa, 18 viviendas, entre ellas las del remitente, se encuentran conectadas a un único metro contador, relata Edgar. El asunto —agrega— no parte de una indisciplina, pues fue una solución que instrumentó la propia Organización Básica Eléctrica (OBE) en Batabanó, y algunas de las casas llevan más de 35 años de construidas.
Pero al parecer la situación del servicio eléctrico y las interacciones humanas derivadas de esta conexión múltiple, se han tornado particularmente complejas en los últimos tiempos.
Narra el remitente que «de 7:00 a.m. hasta las 9:00 p.m., el voltaje es muy bajo; los refrigeradores en ese horario hay que desconectarlos, las lámparas de 20 Watt no encienden, las ollas arroceras dejan el arroz medio crudo, los televisores no se pueden encender… prácticamente carecemos de fluido eléctrico en nuestros hogares».
Y nadie —se duele el lector— repone las pérdidas de equipos electrodomésticos que acortan notablemente su vida útil en esas circunstancias.
Otra dificultad que los atenaza en el caserío es el pago de la corriente. «Porque llega un solo recibo, esto se divide entre las 18 casas a partes iguales, los que consumen menos se ven afectados y los derrochadores se benefician… No existe una política de ahorro porque el vecino paga lo que otro consumió».
Datos adicionales que se brindan en la carta permiten reparar en otros aspectos que también están afectando el servicio eléctrico en el Caserío Zayas. El lector mayabequense también señala, por ejemplo, que los postes del tendido están casi podridos, con riesgo de caerse, y los cables, viejos y deteriorados, se encuentran a unos tres metros de altura, lo cual constituye un peligro notable.
«En varias ocasiones nos hemos quejado aquí en el municipio y no hemos recibido una solución (...). Todos los años nos prometen algo nuevo y nunca se ha visto el cumplimiento de dichas promesas», afirma el remitente.
Y uno, tras leer su misiva se pregunta: ¿Acaso en décadas no se ha podido lograr que estas casas tengan un metro contador independiente? ¿Cuáles son los argumentos que justifican la dilación? ¿Es demasiado costoso levantar el tendido y evitar tantos riesgos?
Como muchas de las cartas que recalan aquí tienen que ver con la asignatura pendiente de eliminar demoras en los trámites de Vivienda, resulta un acto de elemental honradez reconocer a quienes ponen su empeño desde las distintas entidades relacionadas con estas gestiones para que sean más ágiles y la vida sea más llevadera.
Con ese afán escribe José Guzmán Barreto Hernández (calle Víctor Ramos No. 69-B, entre Maceo y Vantroy, Guisa, Granma). Quiere honrar José Guzmán a la Dirección de Justicia de su municipio, especialmente a la trabajadora Yeri Leydis Couto Espinosa, por su agilidad y amabilidad en pro de resolver toda la documentación en la compraventa de una casa.
«Todos sabemos la cantidad de documentos y sellos que lleva esa operación. Esa compañera, con una sonrisa a flor de labios, atiende a un salón lleno de personas esperando su turno; el teléfono sonando y ella con su sonrisa y buen trato.
«En nuestro país existen personas que no conocen las palabras “Buenos días”, “Siéntese, por favor”…, y hay otras que solo ven las manchas del Sol. Por eso quiero reconocer la actitud de esta compañera y de la directora de la dependencia, Sirelda Correa Barzaga y su secretaria», finaliza el granmense.